
1908: los Podestá y el sistema Bonomi
En su indispensable Historia del teatro argentino, desde los rituales hasta 1930 (Corregidor, 2002), la investigadora Beatriz Seibel informa que el 24 de abril de 1908 se estrenó, en el teatro Moderno (antes Rivadavia), Las de Barranco , originalmente escrita por Gregorio de Laferrère en forma de monólogo al servicio de la actriz cómica más famosa de entonces, Orfilia Rico. Esta es, por supuesto, la protagonista, y en el elenco figura, como debutante, un adolescente de 16 años, Jenaro Serrano (que en adelante preferirá llamarse Enrique). Aunque no era exactamente un debutante, ya que Serrano (1892-1964) había actuado, a los 8 años, en el Circo Anselmi, siempre como hijo de los gauchos perseguidos, tan frecuentados por el repertorio de la época. Estudió después en el Conservatorio Lavardén y, andando los años, con su talento de comediante, llegó a componer un personaje insustituible en el cine argentino de los años 30 en adelante, el porteño maduro, enfático y algo fanfarrón.
* * *
En 1908, la numerosa familia de los fundadores del teatro argentino, los Podestá, atravesó variadas circunstancias, de signos opuestos. José, creador del payaso Pepino el 88, y el sufrido Juan Moreira , es prácticamente despedido de su sala predilecta, el Apolo, pues el empresario Giovanetti no quiere seguir amparándolo a pura pérdida, y se marcha con los suyos al Comedia. En cambio, su hermano menor, Pablo, reconocido como actor trágico por excelencia, estuvo actuando con éxito en el Marconi, de la calle Rivadavia, teatro que ofrecía a sus espectadores un alivio para el agobiante verano porteño. En sus programas de enero de 1908 se presenta como "el teatro más fresco de Buenos Aires: ventilador subterráneo a base de hielo, sistema Bonomi". No debe de quedar ya, lamentablemente, ningún sobreviviente de ese público para que nos cuente de qué se trataba y cuán eficaz resultaría.
Mientras tanto, Pablo venía de Montevideo, donde había homenajeado a su colega Orfilia Rico con una función extraordinaria de beneficio, dedicada "al Presidente de la República y su distinguida familia". Pero el actor se preparaba para un desafío mayúsculo. El 4 de diciembre de 1908 presenta la versión local, por José Eneas Riú, de Muerte civil , la tragedia de Paolo Giacometti que el público porteño había aplaudido con delirio en las interpretaciones, mundialmente famosas, de los grandes actores italianos: los dos Ermete, Zacconi y Novelli; y Salvini, Rossi, Grasso El diario El País considera que la obra ya está envejecida, pero dice: "Esperamos, sin embargo, con interés la interpretación de Pablo, que, a juzgar por el aplauso unánime que le mereció a la prensa uruguaya, ha de ser eximia". Y parece que así fue, nomás. Tras la escena final, donde el protagonista se suicida con estricnina, el público enloqueció de entusiasmo: "En la platea, los sombreros se agitaban por encima de las cabezas, mientras desde los palcos las damas arrojaban flores al escenario y atronaban los bravos las galerías y el paraíso. La concurrencia, sin abandonar la sala, siguió vivando a Pablo durante casi diez minutos, prodigándole la mayor manifestación de simpatía de que hasta la fecha había sido objeto el popular actor". Tan popular que, en tiempos en que la crítica siempre anteponía el "señor" o "señora" al nombre del intérprete, a él se lo llama, sencillamente, Pablo.
* * *
Pablo tuvo tiempo también para casarse. Su compañera, Herminia Mancini, lo había dejado, y él se enamoró de una actriz de su elenco, muy joven: Olinda Bozán. Pese a la oposición de la madre de ésta, el casamiento se efectuó y duró un mes apenas. Olinda abandonó la compañía y años después recordó: "Tenía un carácter terrible. Yo había querido casarme, en realidad, con los personajes que ese hombre creaba y no con él".
1- 2
Christian Petersen fue trasladado a Buenos Aires y ya se encuentra en el Hospital Alemán
3¿Cuándo se estrena el capítulo 8 de ‘Stranger Things 5’? Fechas y horarios del último episodio de la serie en Netflix
- 4
Leo Sbaraglia: su debut en el Cervantes, el costo de interpretar a Menem y las exigencias de Almodóvar


