Cenicienta ahora es mendocina
"Como el espectáculo se produjo dentro del Plan Federal del Teatro Cervantes, sólo se vio en Buenos Aires un fin de semana. Pero tuvimos suerte y el jurado de los premios Teatro del Mundo nos vino a ver, y les gustó el trabajo." Andrés Bazzalo, autor y director, se muestra muy contento con el reciente éxito de Cenicienta, el musical infantil , que acaba de ser distinguido por el premio citado, como el mejor espectáculo para niños de la temporada que concluye, al que se le agregó el Premio Especial del Jurado.
"Este año me llamaron y me dieron a elegir entre una obra para chicos en Mendoza y una para adultos en Puerto Madryn. Elegí la de chicos, pensando en Cenicienta , una obra que había resultado muy bien acá y en Córdoba", explica.
"Cuando en el Cervantes me dijeron: «Seguro decís que no a un espectáculo para chicos porque hace mucho que no hacés infantiles», pensé: «¿Qué les puedo decir?». Porque a mí me gusta trabajar para el público infantil Y bueno, les dije: «Esto irá a salas grandes, Cenicienta puede ser un espectáculo grande, con coreografías. Pero lo que les pido es tener el mismo rango que otro director invitado para espectáculos para adultos. Lo hago con esa condición. Con que voy a tener iluminador, con que voy a tener todo, el mismo rango y también el mismo cachet. No quiero ser la cenicienta del proyecto, por estar haciendo algo para los chicos». Y así fue", recuerda el director.
Haciendo un poco de historia, Bazzalo recuerda que Cenicienta, el musical infantil , se estrenó en 1997 con Florencia Peña en el Centro Cultural Recoleta, y después pasó por las dos temporadas siguientes al teatro Metropolitan, acompañada por Diego Ramos y Noralih Gago, entre otros. "Para entonces -comenta-, me sentía más cómodo y seguro con el espectáculo. Fueron temporadas exitosas, a sala llena, y era para seguir. Pero Florencia se casó y cambiaron sus planes. Posteriormente se hizo una temporada en el Auditorio de San Isidro, con Julia Calvo como intérprete."
Pero la historia de Cenicienta continuó. "La Comedia Cordobesa me convocó, y pensé en esta obra. La hicimos. El Teatro Real en Córdoba se llenaba, y después se realizaron muchas giras. Por eso, cuando se dio la posibilidad de llevarla a Mendoza no dudé, y pude reunir un excelente elenco mendocino. Esa fue la tercera versión, porque siempre reajusto las obras, les cambio lo que creo necesario, reformulo escenografía y vestuario. La música de Angel Mahler es muy linda, y la historia es también alegre, reidera y romántica... muy púber", reconoce Bazzalo.
La fuerza de los clásicos
Sonriente, asegura que le gustaría mucho que no fuera la puesta final de esta historia: "Por supuesto, me encantaría volver a hacerla, y creo que el Cervantes podría pensarlo, porque tenemos toda la escenografía y el vestuario, que son del teatro".
El director reflexiona sobre el estilo arquetípico de la historia. "Da posibilidad de que se vean situaciones familiares, cada vez más frecuentes en las familias modernas y abiertas. Se pueden elaborar y hacer catarsis, con la relación con los hermanastros, la competencia, ese entendimiento de los padres donde quedo afuera." A su vez, afirma que "los clásicos tienen un nombre conocido, una historia que todos sabemos, eso que es un atractivo para los padres, una garantía. En medio de una profusa cartelera como la de Buenos Aires, es muy difícil que la gente se decida por una obra de autor".
El teatro para niños
Para Bazzalo, hacer teatro para niños significa un compromiso y, a la vez, una oportunidad enormemente gratificante. Su trayectoria lo rubrica. Y él insiste: "Me gusta mucho hacer teatro para los chicos. No lo hago con mayor frecuencia porque es muy costoso, lleva mucho tiempo recuperar la inversión. Pero la experiencia es maravillosa, la devolución que hacen los niños es muy gratificante. Tan espontánea que te llena. Al mismo tiempo, esto significa enfrentarse a un público tan exigente que tenés que ser el mejor de los actores.
El respeto por el público menudo es contundente: "Por ejemplo, hacer un espectáculo para 500 chicos significa, si uno no es un chanta, trabajar por la atención y el interés de esos 500 chicos que van cambiando con los años".
Bazzalo es también autor (entre otras obras que siempre "anduvieron bien", como él dice) de La Hormiga Tomasa (un clásico que recorre el país aunque a veces él no se entere), Un día de Pesca (que dirigió en Córdoba en dos versiones, una femenina y otra masculina y que también sale de gira el día menos pensado), En un lugar de la Mancha (escenas entre el Quijote y Sancho, que se fueron ajustando a varias nuevas formulaciones) y el recientemente premiado Cenicienta, el musical infantil . "He hecho espectáculos que a lo mejor pareciera que están en cartel un año, pero, en realidad, seguimos estando por años en giras y funciones en escuelas, en escenarios a veces hostiles, en lugares sin amplificación, sin micrófono, cantando a capella . He reformulado muchas veces esas obras, buscando que los chicos las perciban de la mejor manera posible", dice con emocionada convicción.
"El espectáculo hecho así es tan esforzado que uno aprende a recibir y valorizar la respuesta de la platea. Siempre teniendo en cuenta la atención del pibe, es decir, que no empiece a moverse, a toser, saber que algo pasa y buscar dónde está la falla. A mí se me ha hecho carne y la llevo al espectáculo de adultos: pero se lo debo al teatro para chicos. Nada para mí es más maravillosamente gratificante y siempre me ha permitido una conexión más profunda con el público", concluye con firmeza.
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