
De la Guarda vuela a casa
Repone, con cambios, "Villa Villa", el show con el que se consagró en los Estados Unidos

Vuelve De la Guarda. Con ganas de llevarse todo por delante, con ganas de volver a ser locales luego de triunfar en las competitivas tierras del Norte.
Vuelve De la Guarda luego de haber sumado a su delirio de sensaciones constantes que atacan desde las alturas a gente como Madonna, Michael Jackson, Leonardo DiCaprio o el mismísimo Mick Jagger.
Y en este retorno, el próximo jueves desembarcarán otra vez en el Centro Cultural Recoleta, como lo hicieron el 1º de septiembre de 1995, cuando estrenaron “Período Villa Villa”. En aquel momento armaron una carpa que debía lidiar con las inclemencias del tiempo, pero que, a fuerza de energía, se bancó lo que viniera. Y lo que vino después fue una historia de reconocimiento de una dimensión superior a la que obtuvo el grupo en la tierra que lo vio nacer.
Y, como se trata de un retorno con cierto dejo de nostalgia, De la Guarda vuelve a copar el Patio del Tanque, pero en otras condiciones de producción. Porque los chicos (ahora con la madurez de los treinta y pico) crecieron, tanto que en estos años se convirtieron en el grupo argentino con mayor inserción en las extrañas aguas del mundo del entretenimiento.
Y como la carpa ya no iba, llegaron a un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y construyeron una sala polifuncional con todos los chiches. Una sala que hoy será presentada por las autoridades porteñas con moños y todas esas cosas de los anuncios oficiales. Una sala que, como no podía ser de otro modo, se llamará Villa Villa. “Es muy copado que en vez de ponerle el nombre de un prócer tenga el título de una obra”, reconoce Pichón Baldinu, uno de los directores de De la Guarda junto a Diqui James. Un nombre que quedó establecido en la primera reunión del grupo con las autoridades de Cultura porteña y la prensa a fines de enero. Una reunión con maquetas en mano para la foto.
Hoy, la foto es la realidad y el retorno de “Período Villa Villa” (ahora “Villa Villa) que se convirtió en la mejor carta de presentación de este grupo cuyos fundadores mamaron la influencia de La Fura dels Baus reconvirtiéndola en La Organización Negra, uno de los grupos clave de las nuevas tendencias escénicas de los ochenta. Pero esa misma denominación ya es una historia escrita en hojas amarrillentas que reflejan el paso del tiempo.
–¿El público local va a ver el mismo espectáculo?
–No, va a ver un “Villa Villa” con escenas nuevas, música nueva. En vez de 9 actores habrá 14, el espacio va a estar más activado y hasta será un poco más largo.
Y para redoblar la apuesta, le agregaron un final que estrenaron hace un mes para el tercer aniversario de “Villa Villa” en Nueva York.
El show, cuyo montaje costó 450 mil pesos, promete profundizar el espíritu dance que definió y voló la cabeza a muchos. “Lo dance es fundamental porque tiene que ver con lo festivo. Hoy lo electrónico, ese lenguaje casi abstracto, llega mucho más a lo popular, lo conecta con esas fiestas callejeras.”
Casi una paradoja para este grupo cuyo colectivo madre, La Negra, nació haciendo intervenciones urbanas a pocas cuadras del Centro Cultural Recoleta. Epoca en la que aprovechaban la luz roja de los semáforos para sorprender a los peatones que paseaban por ahí. Toda una paradoja de estos tiempos en los cuales el espacio público parece ajeno, privatizado y hasta inseguro.
Y aunque tengan ganas de volver a la calle, ahora construyeron esa gran caja escénica. Una sala que el grupo solventó económicamente y que quedará bajo su administración durante un año y medio. Luego, la caja pasará a manos del Centro Cultural Recoleta. Una sala de 28 metros de largo, 14 de ancho y 12 de altura y con capacidad para 700 espectadores. Una caja completamente acustizada e insonorizada con paredes de 60 a 80 centímetros de ancho. Es decir, el único espacio de su tipo en la oferta de salas porteñas siempre tan amantes de los espacios tradicionales, preparadas para albergar espectáculos tradicionales, y para un público mayoritariamente tradicional. Dicho de otro modo: justamente lo que a estos chicos no les va.
Gran inversión
En esta movida, De la Guarda invirtió 250 mil pesos para su construcción y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –en concepto de camarines, baños para el público, tendido eléctrico, rampas y sala de reunión– invirtió unos 100 mil pesos.
“Nos gustaría que este lugar fuera ideal para artistas plásticos, directores de teatro, músicos”, se entusiasma Baldinu. Pero no se anima a dar nombres porque toda sus energías están puestas en esta reposición con sabor a estreno, con sabor a revancha. “Queremos volver a ser locales. Queremos dejar de ser visitantes. Antes éramos los under que se colgaban, hoy el entorno nos presta atención. Pero llevó su tiempo todo eso y ahora queremos hacer algo mucho más masivo.” Entre los planes también figuran el de hacer una gira por Europa, que comenzaría en Amsterdam, y otra por América latina. “Sería fantástico”, sigue soñando Baldinu.
–¿Cómo se preserva la mística grupal con esta realidad casi globalizada?
–Cuando firmamos contrato con los norteamericanos entendimos cómo hacer que “Villa Villa” continuara más allá de nosotros. Había que hacer de eso un espectáculo rentable, que pudiera descansar en otros. Todo eso fue un aprendizaje. Hubo que llamar a otra gente para que hiciera lo que nosotros hacemos acá. Hubo que responder a una cadena de mandos, permisos, etcétera. Eso hizo que viéramos “Villa Villa” de una manera más crítica. Entonces tuvimos que explicar el principio de por qué actuamos de esa manera, por qué nos metemos entre el público sin ser payasos, por qué estamos colgados sin hacer una espectáculo circense. Todo eso fue armando la mística.
–¿Te fue complicado el paso de poner el cuerpo a transmitir en palabras lo que le pasaba a tu cuerpo?
–El costo más doloroso fue superar el propio prejuicio de hacer una cadena de De la Guarda como si estuviéramos haciendo chorizos. Ese punto nos asustaba hasta que entendimos que la única manera de zafar de eso pasaba por nosotros. Cuando tenés un productor en el extranjero que no va a correr los riesgos que este show requiere, estás en malas manos. De todos modos, teniendo un equipo que entiende la mística del show se lo preserva y sale impecable, como la primera vez que lo estrenamos acá. Sale con la premisa de estremecer cada noche al nuevo espectador.
La ansiedad lo puede. Tanto que quizás hasta se calce el arnés y en alguna oportunidad se trepe al sinfín de emociones que propone el espectáculo ya visto por un millón de espectadores. “Dan ganas de subirse porque te cargás de una buena energía”, apunta.
Para el armado de este nuevo elenco de “Villa Villa”, el quinto, hace unos meses convocaron a un casting local. Cuando se enteraron de que 1100 personas querían sumarse al tren de “Villa Villa”, la nueva los shokeó. “Yo creo que hay un hambre artístico enorme”, apunta en alto en el ensayo. Esa hambre es la que a partir del próximo jueves pondrán en juego esta banda de teatro, estos desaforados de la escena local que dieron el salto a los grandes escenarios del mundo, y que vuelven al patio que los vio nacer. Casi la historia de un tango, pero con otra base rítmica y “al palo”, como les gusta decir.
No tan populares
- En el momento en que la Secretaría de Cultura hizo público el acuerdo con De la Guarda, su titular, Jorge Telerman, solicitó al grupo que una vez por semana ofreciera una función a precios populares. Parece ser que el pedido no prosperó, ya que para ver el espectáculo habrá que desembolsar 25 pesos y los miércoles, el día popular, unos 15. Es decir, un precio bastante lejano a los 5 pesos que salen las entradas populares del Complejo Teatral de Buenos Aires, que, como el Centro Cultural Recoleta, depende de la Secretaría de Cultura.
Los números del show
- 250 mil pesos
Le costó al grupo construir la sala
Tiene 28 metros de largo, 14 de ancho y 12 de altura.
- 450 mil pesos
Costo del montaje
Para el cual vinieron 6 actores (de orientales a neozelandeses, pasando por europeos) que intervinieron en los otros elencos.
- 40 actores y técnicos
Al servicio del espectáculo
Los 14 actores utilizan 4 motores construidos por el grupo, 20 arneses y 4 kilómetros de soga para permanecer colgados durante 45 minutos.
- 100 mil pesos
La inversión por parte del Estado
Esa cifra incluye el tendido de una red eléctrica, camarines y el acceso.
- 1 millón de personas
Ya vieron la obra
Un público globalizado que presenció “Villa Villa” en la Argentina, Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Alemania, Canadá, Yugoslavia y Brasil.
- 70 minutos
Dura la puesta
Durante los cuales se utilizan 700 globos, 1000 unidades de cotillón, 15 kilos de papel picado, 1 kilo de bolitas de tergopol y 3 máquinas de humo.