En fotos: la "nueva normalidad" de los espectáculos parece ciencia ficción

La "nueva normalidad" en las disciplinas artísticas en vivo en tiempos de coronavirus aportan imágenes casi del orden de la ciencia ficción. Las fotos de un auditorio de Merlo, San Luis, en donde se realizó una experiencia de "auto circo"; la distribución del patio de butacas en la mítica sala Berliner Ensemble, de la capital germana; o la de un concierto de hip hop en una pista de carreras en Eslovaquia son parte de una especie de nuevo orden dentro del desorden general que ha generado la pandemia.

Asientos separados, distanciamiento entre espectadores, pasillos de circulación con dirección única, mascarillas o tapabocas de todas las formas y colores, programas de mano que ya no van de mano en mano y mayor consumo de gel antibacterial que champagne para la experiencias operísticas son parte de estos nuevos usos y costumbres mientras que en nuestro país el protocolo de las salas comerciales (desde el Gran Rex al Paseo La Plaza y siguen los nombres) propone que los únicos actores, músicos o bailarines que podrían acercarse a menos de 1,5 metros en escenario son los convivientes.

En tren de situaciones impensables en otros tiempos, anoche se produjo la reapertura de los Teatros del Canal, de Madrid. Fue con El amor brujo, de Israel Galván, espectáculo que forma parte del programa Madrid en danza, sala pionera en puesta en práctica de los protocolos para reabrir los teatros en la capital española, como lo señalaba una nota publica en LA NACION la semana pasada. Los 227 espectadores (la tercera parte del aforo de la Sala Roja) luego pasar por estrictas medidas de seguridad para entrar al teatro se toparon en la platea con maniquíes vestidos con camisetas del teatro y rodeados de plantas como estrategia para delimitar el distanciamiento entre el público. "Había que crear un poco de amor, para dar calidez y alegría a esos controles de seguridad. La sensación de regresar al teatro no puede ser traumática", había comentado Blanca Li, la directora artística de la sala, al diario El País, de España. La reseña de hoy publicada por el mismo medio español analiza sin metáfora alguna esta especie de instalación. "La muy errática decoración interior de la Sala Roja con siniestros maniquíes y matojos, ideada por Blanca Li como directora artística del teatro sede, solapó agresivamente al propio protagonista, Israel Galván y al acto de baile que proponía", afirma el periódico.

Las fotos sobre esta nueva realidad global en lo que hace al consumo de espectáculos de danza, teatro, música, ópera, circo y hasta el modo de ver cine marcan un antes y un después insospechado hace unos meses.