TSO une con espíritu lúdico a los performers con los espectadores
El Teatro Sanitario de Operaciones sigue siendo exponente único de su trabajo físico en escena e impacta, desde hace años, con sus trabajos Costumbres argentinas y Mantúa

Es mucha la gente que le tiene fobia a lo que vulgarmente se denomina "teatro interactivo". Quizá los espectáculos del Teatro Sanitario de Operaciones no sean para ellos. Aunque, como dice el lugar común, probar no cuesta nada... La propuesta de este grupo, que tiene ya más de veinte años de trayectoria, está apoyada en una certeza: un hecho artístico es un punto de encuentro, un diálogo, un momento de intercambio entre los hacedores y los espectadores, ambos igualmente necesarios. A tono con esa premisa, las obras del TSO se plantean un acercamiento físico al público, siempre con un espíritu lúdico. Eso queda bien reflejado en Costumbres argentinas, un remix de performances en un espacio no convencional que remite a las particularidades de la idiosincrasia de los argentinos y que concluye con una experiencia de baile en que la participación del espectador, ese infierno tan temido, no es para nada comprometedora. Tiene entrada libre y gratuita todos los sábados, a las 20.30 en Defensa 219. Previo brindis con ginebra, medio centenar de personas se suman semanalmente a una propuesta que se corre visiblemente de los cánones teatrales más transitados.
También continúa en cartel Mantúa, una versión onírica y desmelenada de Romeo y Julieta de Shakespeare, que el TSO estrenó allá por 2001 y hoy se puede ver los sábados, en el Centro Cultural IMPA (Querandíes 4290), una fábrica recuperada del barrio de Almagro en la que también se organizan charlas y talleres de formación (tela y trapecio, kung fu, flamenco, tango, literatura, fileteado). "Somos uno de los elencos estables del lugar -cuenta Quique López, uno de los fundadores del TSO-. Llegamos en 2002 y estuvimos hasta 2005, cuando hubo un conflicto que derivó en el cierre temporario del lugar y del bachillerato popular que funcionaba ahí. En 2008 volvió a abrir y nos sumamos. Habíamos estado trabajando en el Konex, y para la vuelta al IMPA preparamos la performance escénica Kotidiana y nos involucramos como gestores de la nueva etapa del centro cultural".
En Mantúa -que arrancó la temporada porteña en marzo y seguirá por lo menos hasta octubre- hay texto, imagen y un importante despliegue escénico en el que el espectador puede vibrar palmo a palmo, dada la proximidad de un elenco que asume con mucha convicción la demanda física de un espectáculo eficaz e intenso. Estrenada también en Mendoza, Rosario, Jujuy y Ushuaia, la obra responde a los parámetros sobre los que el TSO investiga desde hace años: "Una referencia es el teatro de la imagen, que te propone una cantidad de flashes sin ninguna lógica argumental, un conjunto de sensaciones o impactos, de cuadros aislados que admiten una interpretación libre. La diferencia es que nosotros intentamos aunar esas ideas en un argumento que les dé sustento, en este caso inspirados en un clásico de Shakespeare", explica López.

En las búsquedas artísticas del TSO también hay huellas de lo que se conoce como teatro performático y happening teatral. Producciones escénicas en las que el cuerpo pasa de ser representado a ser presentado, en suma. Trabajos de artistas como Tadeusz Kantor y Joseph Beuys, del movimiento interdisciplinario Fluxus (del que fue parte activa Yoko Ono) y del accionismo vienés ("ir desde el cuerpo hasta el límite para poder regresar desde el límite a un cuerpo transformado", como apunta Jackie Miller en su libro El cuerpo en el Teatro Sanitario de Operaciones) son antecedentes explícitos, en una línea que han cultivado compañías como la catalana La Fura dels Baus y aquí, en la Argentina, De la Guarda y Fuerza Bruta, con unas condiciones de producción más ventajosas. "Nosotros tenemos menos recursos de producción, pero no necesitamos tanto. Más que espectacularidad, buscamos que nuestros trabajos sean coherentes, que aquello que la gente está viendo tenga una narrativa. Así se arma la teatralidad que trabajamos. Hay mucho teatro de impacto visual que desatiende bastante la dramaturgia", asegura López.
EL TSO empezó oficiando de soporte de bandas de rock en Dr. Jekyll, el local de Belgrano que antes había sido Prix D'ami. La primera presentación fue en 1996, en la previa de un show de Babasónicos. "En aquella época habían aparecido con fuerza La Fura y acá La Organización Negra, que trabajaban un teatro del alto impacto. Nosotros buscamos algo más sintético", recuerda López.
En 1998, el TSO llamó la atención con Aparecido, una intervención urbana realizada en el impresionante puente de hierro que se inauguró en 1914 sobre el Riachuelo en el barrio de La Boca. Después estrenó la performance Zamarra, en el Centro Cultural Recoleta, y viajó a España con ese mismo trabajo. El estreno de Mantúa, en 2001, se hizo en Cemento, para cultivar la idea de llevar los montajes a lugares no tradicionales. Recién en 2005, con producción de Lino Patalano, llegó la primera obra que partió de un guion, Piedad, presentada en la sala Villa Villa del Recoleta. Y luego las colaboraciones en vistosos espectáculos de danza aérea con Julio Bocca y Elenora Cassano.

Ahora, el grupo planifica una versión de Antígona, la famosa tragedia de Sófocles, que se estrenará el año que viene en el IMPA, y prepara para el próximo Día de la Primavera una puesta con visuales y música que se llevará a cabo en la terraza del Museo de la Ciudad (Defensa 223). Mientras tanto, algunos de sus integrantes siguen con las clases en el IMPA, definido por López como "un lugar de pertenencia". La gente del TSO valora el espacio de esa fábrica enorme por su diseño arquitectónico, pero también por su impronta ideológica: "Hace poco unos italianos estuvieron filmando ocho días en el lugar para un documental que rescata esta experiencia política tan singular. Yo soy parte de la cooperativa -revela Quique- y la verdad es que es un orgullo. Porque se generan puestos de trabajo y se fomentan valores muy importantes. En IMPA encontrás un arco ideológico amplio, pero de lo que no hay dudas es de su perfil alternativo".
Mantúa
Sábados, a las 21.30.
IMPA, Querandíes 4290 (15-5-116-5475)
Entradas anticipadas, $250.
Costumbres argentinas
Viernes, a las 20.30.
Defensa 219
Actividad gratuita con inscripción previa, incluye una consumición. Edad sugerida: mayores de 15 años. Capacidad hasta 60 personas.
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