Juntos podemos lograrlo: la odisea de Robertito Funes Ugarte para ver al Presidente

Como cada noche en Juntos podemos lograrlo, Roberto Funes Ugarte aporta un toque de distensión recorriendo las calles de Buenos Aires. El presentador devenido en movilero, de guantes, barbijo, anteojos y micrófono con protección, el viernes recorrió Vicente López, en busca de alguna historia que contar.

Como ya sucedió en otras ocasiones, Funes partió en un colectivo rumbo a Zona Norte entrevistando a los pasajeros, la mayoría de ellos profesionales de la salud que volvían a su casa. Ya en Olivos decidió bajarse, y su siguiente objetivo fue la gente de limpieza del partido, los vecinos que lo saludaban desde las ventanas y los móviles de policía.

Irreverente, simpático y siempre verborrágico, Robertito es una bocanada de aire fresco en un programa que no siempre tiene la posibilidad de escapar de la dura realidad de la pandemia de coronavirus. Atento a eso, Santiago del Moro desde el estudio comenzó a arengarlo más y más, dándole una nueva misión: hacer las pocas cuadras que lo separaban de la Residencia de Olivos, y conseguir un saludo del Presidente, o aunque sea un merecido vaso de agua después de la corrida.

Jadeante, el movilero llegó a la entrada de la Quinta de Olivos, sobre la calle Villate. Pero a pesar de sus ruegos, no logró la ansiada bienvenida de Alberto Fernández. De todos modos, la odisea para lograrlo fue un momento muy divertido, que incluso llevó a extender la duración del programa dada la buena acogida del segmento. Hubo, es cierto, un porcentaje de televidentes que se quejaron porque en su atropello, Robertito quebró en más de una ocasión el protocolo de seguridad relacionado con el distanciamiento social y la prevención.

Sin embargo, a juzgar por la incitación constante de Del Moro a que vaya por más, y las carcajadas de Nancy Pazos (la única que tímidamente en cierto momento señaló la contravención), María Julia Oliván y el resto de los panelistas, no es de extrañar que este momento televisivo se vuelva habitual.