Vanguardia para el final de siglo
Hace dos décadas que, con su banda, desafía el establishment del mercado rockero
Luego de veinte años de carrera con base en Nueva York, Kim Gordon dice que ellos, los Sonic Youth, podían darse el gusto de sacar un álbum con el nombre de la ciudad. Efectivamente, el último trabajo de la banda que supo mezclar el gusto por el rock y el pop con una decidida vocación de vanguardia se llama "NYC Ghosts & Flowers".
"Nueva York es una ciudad con mucha historia en la experimentación sonora. Y sentimos que ya no tenía por qué sonar a clisé que usemos ese título, sobre todo porque ahora no vivimos allí, nos mudamos con Thurston a un lugar más tranquilo -dice Gordon, pareja de Moore desde hace años-. Creo que el nombre comenzó además con una broma: en una entrevista nos preguntaban sobre el álbum cuando todavía no estaba grabado; no teníamos mucho que contar y dijimos, sólo para embromar, que nuestro disco siguiente se iba a vender exclusivamente en la ciudad de Nueva York." El homenaje, si es que puede tomárselo así, no está mal. Allá fue donde Sonic Youth dio sus primeros pasos, cuando apenas despuntaban los ochenta y el movimiento "no wave" se agitaba en los bares de la ciudad. Su contacto con la vanguardia era de amplio espectro; Gordon, antes de decidirse por la música, había estudiado y trabajado en el campo de las artes visuales. "Empecé en la música bastante tarde, a los 28 años. Pero está bien, es la gran tradición de grandes como Patti Smith y Debbie Harry", dice sonriendo Kim Gordon, que habla casi en un susurro y sin embargo impone su personalidad y sus puntos de vista, tanto en la conversación como en la música.
Sonic Youth es la banda que ha sido capaz, por ejemplo, de hacer un tema de 19 minutos, "The diamond scene" -cuando ya no vivimos tiempos de rock sinfónico e impera el formato radiable-, en el que combinaron textos de "Alicia en el país de las maravillas" con distorsiones, ruidos, feedbacks y demás experimentaciones sonoras. Sin embargo, a pesar de esta búsqueda constante, el grupo se ha mantenido en un formato tradicional: guitarras, bajo, batería. El rock en su más minimalista expresión. "Es cierto, absolutamente, aunque también hemos usado sintetizadores en varios discos. Pero la idea ha sido básicamente tratar de explorar en los aspectos más básicos del rock y trabajar desde esas limitaciones, empujando los límites. Preferimos eso a introducir nuevas tecnologías".
Para la grabación de "NYC ghosts & flowers" volvieron a encontrarse con limitaciones, esta vez concretas y reales. En julio de 1999, durante una gira, les robaron una camioneta con todos los equipos. "De algunos hicimos una réplica, pero Thurston se puso a buscar viejas guitarras, equipos y efectos que no había usado por muchos años y estaban olvidados por allí. Estuvo bien, porque nuestros instrumentos conocidos, los que nos robaron, los conocíamos bien y nos sentíamos cómodos con ellos, y que nos faltase esa comodidad resultó también un desafío."
No sólo musicalmente mantienen una actitud inquieta. También han introducido en sus letras, como influencia más o menos directa, a filósofos como los franceses Deleuze y Guattari y a iconos de la cultura popular, como Madonna y, en su último disco, referencias a los poetas y escritores de la beat generation. "Nos interesan mucho las ideas sobre nuestra cultura, sobre cómo es vivir en un mundo consumista, y a la vez intentar preservarte como individuo. Especialmente en los Estados Unidos de hoy, donde la gente no piensa demasiado porque está muy cómoda. No se da cuenta de lo que sucede en este tipo de sociedad, con valores tan materialistas y con una MTV diciéndoles a los chicos qué música es la que tienen que escuchar."
Por eso mismo, comenta, cuando se habla de Sonic Youth como una gran influencia para las bandas del llamado rock indie, cree que esto tiene que ver más con su actitud que con lo estrictamente musical. "Creo que les mostramos que sí se puede hacer la música que uno quiere."
Sonic Youth comenzó su carrera editando en sellos independientes, pero a fines de los ochenta firmó contrato con un sello importante. "Queríamos ver cómo sonaba nuestra música al disponer de un buen presupuesto para grabar, con las horas de estudio necesarias. Y estuvo bien. Ahora el mainstream se ha puesto muy conservador, más incluso que en los años ochenta, sobre todo porque no venden tantos discos como quisieran y entonces van a lo seguro. La industria discográfica nunca ha sido una gran máquina de hacer plata, como las películas, pero hubo un momento grandioso para ellos, con la salida de los CD, cuando todo el mundo renovó su discoteca. Lo que les interesa hoy es lo que vende: el rap, las bandas de sonido y productos como Britney Spears. Pero está también la Internet, que ha devuelto la idea de la independencia, y los sellos no tienen ni idea de cómo lidiar con ella, están asustados", sonríe, sarcástica. SYR, su sello discográfico, los ayuda a mantener el equilibrio entre la industria y el arte. "Al tener nuestro propio estudio, hacemos más música que la que podríamos editar comercialmente. Son cosas muy experimentales que no tendría sentido meterlas en la gran máquina de la industria. Además, está muy bueno sacar música al mundo sólo por placer."
Por último, y cuando ya parte para la prueba de sonido, la cronista le pregunta a la artista si su condición femenina le ha traído dificultades en el mundo de la música. "Supongo que ha sido tan difícil en la industria discográfica como en cualquier otra área donde las mujeres nos movemos. Todavía hay muchos preconceptos, todos esos clichés de cómo se supone que debe ser una mujer y cómo tenés que lucir. Incluso no se usan las mismas palabras: si una mujer es fuerte en su manera de expresión, dirán que está enojada, que es dura. Hasta sucede en revistas como Rolling Stone, que comenzó siendo, en los sesenta, un espacio para las culturas alternativas. Sin embargo, mirá ahora, a cada rato hay tapas de chicas sexys bien estereotipadas. Y luego sacan notas sobre las mujeres y el rock y cómo han cambiado las cosas. Puras tonterías."
Primavera alternativa y tormentosa
Con una importante asistencia de público se realizó anteayer el festival Primavera Alternativa, en el Club Hípico Argentino, que contó con la celebrada presentación de Sonic Youth como cierre de la jornada, que comenzó a las 15 con casi 30 grados de temperatura y terminó pasadas las dos de la mañana, con una tormenta de piedras, lluvia y viento.
También actuó Sean Lennon, el hijo del mítico John, que mostró un repertorio monótono, entre la balada (en la que su voz se asemeja a la de su padre) y canciones rockeras con un fuerte costado grunge, aunque sin la energía de ese movimiento.
Lo de Sonic Youth fue mucho más desafiante. Delante de una pantalla donde se proyectó durante todo el show un filmación con cámara fija en una esquina de Nueva York, el grupo, oriundo de esa ciudad, demostró por qué se mantiene, después de veinte años de intensa carrera, en la vanguardia de la experimentación con elementos netamente rockeros:con dos (y a veces tres) guitarras, bajo y batería, la banda ofrece una música tan intensa como desafiante, con mucha distorsión y sonidos casi industriales.
También participaron del show María Gabriela Epumer (cuya banda se resistió a dejar el escenario antes de que subiera Charly García para hacer el último tema), Leo García, Los Cafres, Jaime Sin Tierra, Audioperú, Los Tipitos y un listado que sigue con más de diez nombres, más una feria muy años noventas y varios DJ. Una fiesta de los 90.
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