Meghan Markle anunció que vuelve a Instagram y reveló todo sobre el antiguo control de la corona británica a sus redes

Con la misma actitud de su recordado personaje Rachel Zane en Suits, Meghan Markle está de vuelta con todo. O al menos así parece ser tras el estreno de su podcast Archetypes, al que luego le seguirá un documental en Netflix.

Pero más allá de estos dos proyectos millonarios, la duquesa de Sussex manifestó estar impaciente por algo más: su regreso oficial a Instagram.

Así lo hizo saber durante una entrevista con el sitio The Cut, en donde habló acerca de cómo la corona británica llegó a controlar el contenido de sus publicaciones en redes sociales. Una razón más para -en sus palabras- haber huido del Reino Unido para refugiarse en Canadá durante unos meses.

En la extensa conversación que tuvo con la revista, Markle no solo no dio muestras de sentirse intimidada por la corona británica, sino que también repasó su nueva y feliz vida junto a Harry, Archie y Lilibet en Estados Unidos.

Así, habló de hitos como la compra de una mansión de $14,65 millones de dólares en Montecito, donde hoy viven en familia; de los nuevos amigos que hizo el príncipe tras unirse a un equipo de polo en Santa Bárbara, y de Archewell, la empresa que la pareja creó para manejar todos sus asuntos financieros luego de haber renunciado a sus deberes con la corona británica.

Antes del anuncio de su compromiso con Harry, Meghan administraba sus propias redes sociales, y tenía un blog en The Tig, donde compartía parte de su estilo de vida, moda, recetas, yoga, salida con amigos e incluso hasta a su mascota, un beagle llamado Guy.

Pero todo cambió en 2017, y aquella faceta de blogger, donde además publicó fotos de incitativas humanitarias, como aquel viaje a Ruanda, desaparecieron de Internet. Fue gracias a sus fanáticos, que hoy circulan algunas imágenes de aquella antigua vida de influencer.

En efecto, cuando se confirmó la boda, Meghan tuvo que olvidarse de su perfil en The Tig, de su cuenta en Instagram -donde llegó a sumar más de tres millones de seguidores-, e incluso la libertad de administrar su propio correo electrónico. “Fue un gran ajuste pasar de ese tipo de autonomía a una vida diferente”, expresó la duquesa, quien luego añadió que su amor por Harry fue lo más importante.

Con un futuro que parecía planificado hasta el mínimo detalle, a Meghan se le permitió unirse a Harry, Kate y William en una cuenta preexistente en Instagram, @KensingtonRoyal, y sobre la que no tenía ningún tipo de control.

“Literalmente, existe una estructura por la cual si uno quiere publicar la foto de un hijo, como miembro de la familia, primero debe dársela a la Royal Rota”, manifestó en relación a ese sistema de acreditación exclusiva cuyo objetivo es cubrir todos los eventos relacionados con la monarquía británica.

De esa manera, las fotos circularían primero en la prensa antes de darle click a “publicar” en su feed de Instagram. Aquello no le sentó bien a la duquesa, dada su áspera relación con los medios de comunicación británicos. “¿Por qué le daría esas foros a las mismas personas que hablan del color de piel de mis hijos, antes que a las personas que verdaderamente los aman?”, se preguntó.

En 2019, poco antes del nacimiento de Archie, Harry y Meghan lanzaron su propia cuenta en Instagram, @SussexRoyal, y que hoy suma casi diez millones de seguidores. Aquella fue, temporalmente, su herramienta para “contraatacar” a la corona: dieron sus propias noticias y publicaron fotos que ni siquiera llegaron a la Royal Rota.

Sin embargo, en 2020, poco tiempo después de que se retiraron oficialmente de sus deberes con la monarquía británica, dejaron de utilizar esa cuenta. Pese a que todavía existe, ya no podían utilizar la “realeza” como marca.

Ese mismo año, Meghan dio una entrevista a Fortune donde manifestó que no tenía intención alguna de volver a las redes sociales, y señaló como principal motivo el acoso desproporcionado que se vivía en las diversas plataformas.

No obstante, dos años las circunstancias cambiaron. Apenas comienzan a construir otra vida del otro lado del Atlántico, rodeados de nuevos amigos y otro estilo de vida. Ahora, con Archwell como bandera de su independencia económica de la corona británica, parece que diseñaron exactamente el trabajo que querían tener como miembros de la realeza, pero que alguna vez se les negó.

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