Los restaurantes en Nueva York deben adaptarse a una nueva y polémica normativa que contempla fuertes multas
El gobierno de la Gran Manzana anunció un importante cambio que afecta directamente a los locales gastronómicos; de qué se trata esta controversial medida y cuál es su alcance
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La ciudad de Nueva York avanza hacia un cambio significativo en la forma en que los restaurantes ofrecen sus servicios. Lo que surgió como una solución de emergencia durante la pandemia de Covid-19 ahora se transformó en un plan permanente, pero bajo nuevas y estrictas reglas. Con la implementación del programa Dining Out NYC, el gobierno local busca regular de manera definitiva las instalaciones al aire libre, lo que afecta tanto a los comensales como a los dueños de establecimientos.
Durante la pandemia, los restaurantes de Nueva York se volcaron masivamente al uso de mesas en las aceras y calles para mantenerse a flote, dado que estaba prohibido brindar servicio en espacios cerrados. Esta tendencia se convirtió en un símbolo de resiliencia y adaptación, pero también trajo desafíos en términos de seguridad, limpieza y accesibilidad. Ahora, con el nuevo programa, los locales gastronómicos deberán ajustarse a un marco normativo más estricto.
En concreto, el Departamento de Transporte de Nueva York (NYC DOT, por sus siglas en inglés) estableció un plazo crucial: los restaurantes que actualmente operan mesas al aire libre tenían hasta el próximo 3 de agosto para inscribirse en el programa o enfrentar multas significativas. Aquellos que no cumplieron con este requisito deben desmantelar sus instalaciones o asumir sanciones de 500 dólares por la primera infracción y US$1000 por cada reincidencia, según informó el gobierno de la ciudad en un comunicado de prensa.
Programa Dining Out NYC: los nuevos requisitos y costos
El programa Dining Out NYC no solo estableció un plazo para la inscripción, sino también una serie de requisitos de diseño y seguridad que deben cumplirse dentro de los 30 días posteriores a la aprobación de la solicitud o antes del 1° de noviembre de 2024, lo que ocurra primero. Entre las exigencias se incluyen directrices específicas sobre la construcción y disposición de las estructuras para garantizar la seguridad de peatones y conductores.
Además, los restaurantes deberán pagar una tarifa de licencia de US$1050 por un período de cuatro años si optan por mesas en las aceras o en la calzada, y US$2100 si desean ambas opciones. A esto se suma un cargo anual de “consentimiento revocable” basado en la ubicación y el tamaño del espacio al aire libre. Este costo adicional podría ser un obstáculo para los restaurantes pequeños, que ya enfrentan desafíos económicos.
Cómo impacta este programa en la vida urbana y la gastronomía de Nueva York
La implementación de Dining Out NYC supone una transformación en la cultura gastronómica de la ciudad de Nueva York. Aunque muchos aplauden la formalización de estas áreas al aire libre como una medida para mejorar la seguridad, la limpieza y la organización, otros critican los costos que eso implica.
Para los comensales, la noticia es agridulce. Si bien podrán seguir disfrutando de comidas al aire libre, la nueva normativa podría limitar la disponibilidad de espacios y aumentar los precios, ya que los costos adicionales de cumplimiento podrían trasladarse a los clientes.
El futuro de las mesas al aire libre en Nueva York
La intención de las autoridades es que este controversial programa logre un equilibrio entre la vitalidad de la vida urbana y la necesidad de mantener el orden en las calles. Ya-Ting Liu, Jefa de Espacios Públicos, señaló que los neoyorquinos han dejado claro su aprecio por las mesas al aire libre y que esta nueva versión del programa ofrece mejoras en limpieza y accesibilidad sin perder la esencia que tanto han disfrutado residentes y turistas.
El éxito del programa dependerá de cómo los restaurantes se adapten a las nuevas exigencias y de la aceptación por parte del público. Si bien algunas críticas apuntan a que se está burocratizando una solución creativa, los responsables de estas medidas confían en que este cambio convertirá a Nueva York en un referente mundial en la gestión de espacios gastronómicos al aire libre.
LA NACION
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