Reseña: Cuando el sol empieza a caer, de Liliana Allami
Las protagonistas del nuevo libro de cuentos de Liliana Allami, Cuando el sol empieza a caer, son mujeres que, a tientas, transitan un territorio que hasta entonces les resultaba desconocido: la madurez. Narrados en primera persona con dosis de humor y melancolía, no ocultan amenazas potenciales o, hasta cierto punto, ineludibles.
En “Una lluvia de cenizas”, que transcurre durante el tiempo de clausura de la pandemia, mientras el matrimonio de Dahiana se marchita, ella acecha el deseo en redes sociales, sueños y recuerdos. “Mentiría si dijera que, en esas noches de viernes, despojada de mi traje de abuela, de madre, de recepcionista de una clínica importante, transformada en una belle de jour, no buscaba un compañero”, reflexiona la narradora de “Viernes de baile y sexo”, que encuentra en las pistas amantes ocasionales (uno de ellos, sin lucir el traje de psicópata, intentará hacerla tropezar).
Con el registro cotidiano y cortés característico de la autora, “¿Cómo soltar?” asume un carácter dramático cuando Alicia se entera de que su marido tiene cáncer y se rehúsa a seguir un tratamiento médico. “Yo estaba muy lejos de la resignación y no hacía más que patalear”, cuenta (su actitud genera episodios tragicómicos). “¿Quién soy?” parece inspirado en una reciente tentativa oficial para lograr la equidad de género. Por error, al completar el formulario de un concurso una escritora se adjudica la “identidad travesti-trans”. Gana y queda atrapada en una serie de malentendidos. Por último, en “Cristales rotos”, una mujer transforma su vida a partir de un accidente doméstico.
Cuando el sol empieza a caer
Por Liliana Allami
Moglia Ediciones
144 páginas, $ 9600