
Reseña: Kairós, de Jenny Erpenbeck
Hace rato que el siglo XX terminó. Según el historiador Eric Hobsbawn fue en 1991 con el fin de la URSS. Con sus guerras mundiales, es un paisaje lejano, como también la novela, el género que se encargó de narrarlo. Sin embargo, el alemán Bernard Schlink vuelve al tema de la posguerra en su último libro, La nieta , y Jenny Erpenbeck (Berlín oriental, 1967) ganó el Booker Prize 2024 con Kairós, novela que revisita el pasado a través de una historia de amor trágica y asfixiante en la República Democrática Alemana, y se toma más de trescientas páginas para hacerlo.
Cuando Katharina se enamora de Hans –cincuenta años, casado y con un hijo– tiene diecinueve, la misma edad que la autora en ese año, 1986. Se trata de un amor tortuoso que crece no en el apogeo de una idea sino ya en su decadencia, como un último recurso. Frente al bagaje cultural e ideológico de Hans, escritor, lector apasionado de Brecht, melómano, defensor de los ideales socialistas como también de una doble moral –le miente a su esposa pero pide de Katharina completa sumisión–, ella encarna la inocencia de quien no ha conocido otro sistema.
Lo más interesante, sin embargo, sucede en el nivel del lenguaje: la prosa de Erpenbeck es generosa en recursos poéticos; abigarrada, refleja la vida interior de los personajes, de su nivel de obsesión; la voz narrativa, en tercera, va de uno a otro, sin preámbulos.
La novela está dividida en cuatro partes: las principales rinden cuenta del contenido de dos cajas que Katharina recibe con la muerte de Hans, años después. Erpenbeck no cuenta qué contienen –la autora trabaja todo el tiempo con maestría la elipsis–, pero quien lee lo deduce: Hans y Katharina documentaron su historia a través de soportes propios del siglo muerto: cartas, diarios y casetes. Hay también algunos objetos, entradas al teatro, pasajes. La novela dibuja una cartografía: Berlín, los viajes de Katharina a la ciudad Occidental, luego a Frankfurt. Hay un gran trabajo espacial: el despacho de la radio estatal en la que trabaja Hans, los departamentos en los que vive ella. Abundan las referencias musicales. Algunas un poco obvias como el Requiem de Mozart con el que se inaugura la relación de la pareja; otras más interesantes como cuando un amigo le recomienda a Katharina escuchar el coro de los peregrinos de Tannhäuser, la ópera de Wagner, reforzando la idea del viaje interior, de extranjería y de lo religioso presente en la novela. El epílogo del libro cierra el círculo entre el Estado y la esfera privada.
Erpenbeck explora las relaciones entre los protagonistas y un Estado todopoderoso, represivo y generador de culpa; anticlerical, pero religioso en su esencia. Un libro que pide lectores atentos que todavía se conmuevan frente a la fragilidad del pasado y la tragedia de aquellos días.
Kairós
Por Jenny Erpenbeck
Anagrama. Trad.: Neila García Salgado
332 páginas, $ 30.000