Reseña: Libro de nubes, de Gabriel Caldirola

Bitácora de viaje por los monasterios del Monte Athos, himno verbal acompasado por relatos e “iluminaciones” (a veces profanas, a veces sagradas), breviario de escenas y colección de hipótesis (“Los pájaros son pensamientos alejados del agua”, “Se piensa el cielo en las papilas del idioma”), Libro de nubes establece correspondencias entre la contemplación y la escritura, el sueño y la vigilia, el cielo y la página. “A dónde van las mariposas. La última luz. Las últimas mariposas. Una página blanca señalada en una esquina por el trazo de lápiz de una nube. Una estela de página. Una esquela”, se lee en uno de los fragmentos en prosa.

La presencia femenina, que asume figuraciones divinas, mitológicas y humanas, da inicio al recorrido guiado por las nubes: “Te encontré en el cielo de Atenas. Las ruinas imitaban el fuego que me diste”. Una de las cinco secciones del libro está dedicada a Diana, la diosa de la caza y protectora de la naturaleza (“¿Te sigue vistiendo algo del leve peplo que usabas para apuntar al blanco de tu nombre?”); en “Nimbos”, el nombre del autor queda ligado, mediante la pregunta de un monje, a la madre de Dios: “Apaga su cuerpo de nube que sube hacia la bóveda en la que alguien pintó, hace siglos, a su hijo resucitado”.

En las páginas del cuarto libro de Gabriel Caldirola (Buenos Aires, 1986), que obtuvo en 2023 el Premio Storni de Poesía, se explora una musicalidad de la letra: “Un sonido no tocado. Una tarea que nunca llega a cumplirse del todo. Él, por eso, escribía para audiencias muertas”. Un trabajo místico, litúrgico y suavemente intempestivo.

Libro de nubes, de Gabriel Caldirola (Bajo la Luna), 80 páginas / $ 9000

Por Daniel Gigena

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