Reseña: Limbos terrestres. Mi vida en El Bruc, de Esteban Feune de Colombi
La búsqueda de un lugar propio en el mundo llevó al escritor y performer argentino Esteban Feune de Colombi (Buenos Aires, 1980) y a su pareja, también argentina, a instalarse en El Bruc, un pueblito ubicado a unos 50 kilómetros de Barcelona, en la base de Montserrat, la montaña mágica de Cataluña. Quien haya visto alguna vez (en vivo o por fotografías) el impresionante macizo, nunca podrá olvidar la extraña forma de ese paisaje desolado: una sucesión de torres de roca y acantilados que aparecen de repente en medio de la nada. Si, además, ese viajero tuvo la oportunidad de llegar hasta la cima, donde hay un antiquísimo monasterio benedictino y un santuario dedicado a la Virgen de Montserrat (La Moreneta), patrona de la región, la conmoción será aún más profunda.
Algo de eso (o eso mismo) es lo que le sucedió al autor de Limbos terrestres. Mi vida en El Bruc, reciente título de la colección Nuevos Cuadernos Anagrama. A Feune de Colombi le impactó no solo experimentar la apacible vida “al natural” en la zona sino todo lo que por allí se teje. Como sucede en el cerro cordobés Uritorco, rodeado de leyendas urbanas y siempre repleto de turistas, escaladores y rastreadores de ovnis, también la peculiar montaña catalana atrae la atención y las visitas de gente de distintas partes del mundo en busca de señales extraterrestres o espacios sagrados. Así, entre meditaciones, largas caminatas, charlas con vecinos, rituales chamánicos y otras yerbas, el relato avanza al estilo de Henry David Thoreau en Walden (La vida en los bosques), menos ensayístico y con más detalles.
Limbos terrestres. Mi vida en El Bruc
Esteban Feune de Colombi
Anagrama
106 páginas
$3350
