
Reseña: Vida y obra de algunas nubes, de H. Ronsino y C. Montenegro
De una nube fugaz con forma de oso polar que sobrevoló Alaska en el invierno de 1675 a una mancha de seis milímetros pintada sobre una roca en Oaxaca como representación de un pueblo ancestral del nubarrón más pequeño de la historia. De la arriesgada aventura del pirata White para atrapar un enorme cúmulus nimbus a una bandada de pájaros que dibuja figuras negras en el cielo y confunde a los meteorólogos. En su nuevo libro (el primero creado a cuatro manos con un ilustrador, Christian Montenegro), Hernán Ronsino narra veinte historias “nubladas” que llevan al lector a mirar el cielo e imaginar escenas, siluetas y eventuales continuaciones de esos cuentos breves.
Con formato alargado, tapa dura y una edición de alta calidad, como todo buen libro álbum, Vida y obra de algunas nubes se suma a la colección del sello independiente Limonero dedicada al público adulto que disfruta de los volúmenes ilustrados. Al estilo del primer título de esa serie (De un gris antiguo, con textos de Alejandra Kamiya y dibujos de Yael Frankel), el volumen reúne a un autor reconocido con un artista del campo de la ilustración editorial para crear una obra conjunta que combina estilos narrativos, miradas, ideas y talentos. Así, la poética de Ronsino encuentra en los trazos sutiles pero definidos de Montenegro el reflejo preciso para narrar las ingeniosas historias de nubes que habitan estas páginas. Una de ellas, tal vez la más surrealista, está contada a través de cartas firmadas por la señora Nube García y el doctor Song, “especialista en ruidos molestos”. Si bien es un libro pensado para todas las edades, se recomienda con fervor compartir la lectura con niños.
Vida y obra de algunas nubes
Por Hernán Ronsino y Christian Montenegro
Limonero
50 páginas, $27.000








