12 líderes espirituales, retratados por Gaby Herbstein
¿Para qué vinimos? La pregunta del rabino cabalista Admor de Malta sorprendió a la fotógrafa Gaby Herbstein. Lo miró incrédula y le respondió con un tímido “No sé”. “Para ser felices. Enjoy!”, exclamó el líder espiritual con una amplia sonrisa y dándole la bienvenida a su casa en Malta.
El viaje para conocer la vida y la obra de 12 líderes espirituales ya había comenzado. El proyecto artístico y multidisciplinario Creer para ver, dirigido por Herbstein, ya logró documentar seis historias, por las que recorrió desde Chile hasta la India, y de México a Groenlandia.
Con una muestra multimedia itinerante, mensajes en la vía pública, un libro, un documental, y claro, una exposición fotográfica, se conocerá una historia que reúne diferentes credos, filosofías y culturas del mundo. Y quienes la relatarán en esta primera etapa son, además de Admor de Malta, el padre Thomas Mathew, un sacerdote católico de Kerala, India; Angaangaq Angakkorsuaq, chamán inuta de Groenlandia; Sri Sri Shankar, líder espiritual humanitario y embajador de paz, de la India; Hiah Park, chamana de Corea, y Abuela Margarita, chamana maya, de México.
Del otro lado de la lente está la mirada curiosa y sensible de Gaby Herbstein. Fotógrafa hace 25 años, comenzó, sin proponérselo, en el mundo de la moda, siguió con sus famosos calendarios, con exposiciones que dan la vuelta al mundo y con múltiples premios. En su muestra La diablada (puede visitarse hasta el 10 de marzo en el CCK) retrató los ritos del Carnaval jujeño, las tradiciones andinas y los disfraces coloridos realizados en forma artesanal por los habitantes de la Quebrada de Humahuaca. Las imágenes recibieron el premio Latin American Fotografía 2017.
En la oficina de su estudio porteño la rodean varias obras de sus proyectos, como una mujer que se eleva entre mariposas, que integra la serie Estados de conciencia; una metamorfosis de personas-flamencos de Aves del paraíso; la geometría sagrada representada en Divina belleza; y la figura de una mujer rodeada de ramas que interactúa con la naturaleza para la serie Uno.
Con la misma pasión con la que hace años capturó esas imágenes, ahora cuenta el camino –espiritual y terrenal– que transitó hasta dar con los primeras seis personalidades que retrató, mientras piensa en los que seguirán en la lista, donde ya tiene anotados al sabio maorí Rose Pere, al líder espiritual del budismo tibetano y Premio Nobel de la Paz Dalai Lama, al escritor alemán Eckhart Tolle, al chamán siberiano Nikolay Oorzhak, al clérigo y pacifista sudafricano Lama Desmond Tutu y al maestro sufí Llewellyn Vaughan-lee.
Como estos últimos nombres aún están en proceso de investigación, puede ser que no sean 12. “¡Sino muchos más! –exclama entusiasmada–. Todos los días me ofrecen nuevas personalidades. Y así voy conociendo más gente. La idea es buscar las diferentes caras de una misma moneda.”
Por eso, a todos les hace las mismas 12 preguntas, que también repite a la gente de su entorno, recibiendo respuestas sorprendentes. La primera es ¿Qué es la fe? “Las respuestas son increíbles y muy elevadas, hasta de la gente más sencilla. Cuando a los maestros les preguntamos ¿qué es la enfermedad?, es muy disruptivo, porque es el génesis de los males de la humanidad”.
Detrás del proyecto trabaja un gran equipo, con su marido Daniel Loffreda en la producción ejecutiva, y el apoyo de Wise y de Naciones Unidas Derechos Humanos, Oficina del Alto Comisionado. En etapas, se visualizará por varios canales, que incluyen un libro con biografías, entrevistas, imágenes y vivencias de cada uno. También, un documental, campaña audiovisual, medios digitales (www.believetosee.org) e intervenciones en la vía pública, con imágenes en pasos a nivel, puentes, subtes y hasta en las paradas de colectivos.
Ahí se podrán ver frases como “Cuando tú crees, todo es posible”, de Angaangaq; “El amor incondicional cura al mundo”, de Admor de Malta, o “El perdón sana”, del padre Thomas Mathew. Distintos mensajes con un mismo propósito: honrar la diversidad y fomentar la unidad a través de pensamientos positivos apolíticos y no religiosos, que ayuden a elevar nuestra conciencia.
Y como suele suceder en el mundo artístico, todo comenzó con un sueño. Pero con uno real, en una noche de otoño. Como recuerda Herbstein: “Soñé que publicaba un libro que retrataba a líderes espirituales alrededor del mundo y que lo haría con una mamá del colegio de mis hijas. Ella no trabajaba en nada relacionado con la imagen, pero igualmente la llamé para preguntarle si quería ser parte del proyecto. Al día siguiente me respondió: No sé en qué te puedo ayudar, pero dale”.
Ella colaboraba con el padre Thomas Mathew, un cura sanador carismático. El primer acercamiento no fue sencillo. “En general no es fácil acercarse a los líderes espirituales, porque como no es un proyecto que tiene que ver con el periodismo, sino que es artístico, ellos están muy castigados con la gente que los prejuzga, que le busca la quinta pata al gato, que preguntan cómo facturan o si cobran, o con gente que quiere lucrar con su imagen. Tenés que pasar por muchas pruebas para que te acepten, y una de las principales es que te vean a los ojos, que le cuentes el proyecto mirándolos a los ojos. Son personas que ven mucho más, que ven la intención”, dice Herbstein.
Y aclara que no se trata de un proyecto religioso, sino espiritual. “Es una forma de ver la fe, las creencias, que no tiene nada que ver con lo religioso. Queremos que la gente pueda encontrar las similitudes y compartir los mensajes positivos de cada uno, y como ellos están trabajando para elevar la conciencia, para ayudarnos a recordar. Es como dijo Dalai Lama la última vez que visitó la Argentina: es imposible pensar que en un futuro exista una religión universal. Existirán diferentes filosofías porque las estructuras de pensamientos son culturalmente diversas. Si vivo en la India seguiré a alguien que me lo explique de una forma más familiar. Hay maestros y culturas que vienen más de la metáfora”.
–El Arte de vivir proviene de una cultura distinta, pero tuvo buena recepción en nuestro país.
–Lo genial de lo que propone Sri Sri Shankar es la respiración como herramienta para poder controlar las emociones, que es universal. La abuela Margarita hace los mismos ejercicios de respiración. Empezaba las meditaciones, el saludo al sol por ejemplo, con un ejercicio de respiración.
–¿Por qué el papa Francisco no está entre los 12 líderes espirituales?
–El Papa nos recibió, se interiorizó del proyecto, le encantó y nos dijo que deberían existir más así, de unión. Y que no podía participar de un proyecto privado que excediera el ámbito del Vaticano. No podía ser parte, pero nos bendecía. Nos dio un puntapié muy importante, por la manera que nos atendió y nos impulsó a seguir. Fue muy cercano con nosotros.
–¿Cómo fue el primer encuentro con el padre Thomas Mathew?
–Fue en la Argentina. Él vive arriba de un avión, es católico, un cura carismático, pero dice que él no sana sino que te ayuda a tomar conciencia, abre canales, y sos vos quien te sanás. Hace imposición de manos y dice que tenés que pedir ser sanado. ¿Cómo lo pedís? Sintiendo internamente que querés curarte, y rezando. El rezo es un mantra. Como en el caso de todos estos líderes espirituales, él recibió dones y tomó responsabilidades. Dejan todo para dedicarse a la gente. Su vida es ayudar. Están las 24 horas en ese foco.
Fueron seis encuentros con el padre Mathew, que sucedieron en distintas partes del mundo. Luego, siguió con Admor de Malta. El primer encuentro con el rabino cabalista fue en Miami y el segundo, en Malta, en su casa.
–¿Cuál fue su mensaje más cercano?
–Cuando abrió la puerta, me preguntó: ¿Para qué vinimos acá?. Y respondió: Para ser felices. Enjoy! Es tan simple. Uno se enrosca tanto con situaciones, con personas. El es un groso en metafísica y son conceptos que te parten la cabeza, como que el tiempo es una ilusión. También me dijo: Tenés que ser como las flores, abrirte a la luz.
–¿Y la experiencia más sorprendente?
–Cuando la convencí a la Abuela Margarita para que participara en el proyecto me puso como condición hacerle una foto arriba de un árbol. Es muy viejita y temía por ella. Pero cuando le hice unas fotos abrazada al árbol se quedó en trance. El árbol y su piel parecían uno mismo. Luego se subió a una piedra, lo llamó a mi marido y le dijo: Mirame. ¿Te ves reflejado en mis ojos? Yo te veo a vos, ¿te das cuenta de que somos uno? A mí se me saltaban las lágrimas de emoción y decía gracias por lo que estoy viviendo.
–¿Cuándo volverás a visitar a la Abuela Margarita?
–Me hizo prometerle que este año subiría a la montaña en Guadalajara con ella, que la ayudaría como voluntaria. Y que lo debería hacer por cuatro años consecutivos. Yo estoy feliz.
–Luego viajaste a la India para entrevistarte con Sri Sri Shankar.
–Primero hicimos con todo el equipo el curso entero de respiración en Buenos Aires, y luego en Bangalore, en la India. Estuvimos una semana en el festival Navratri, donde había 150.000 personas. Nos puso a una de las mejores maestras de meditación del ashram de la India para que nos diera el curso de iniciación a la meditación y nuestro mantra. Además, dos voluntarias nos mostraron todas las obras que hacían en la India. Y una vez que entendimos, el último día lo vimos.
–¿Cómo era la relación con sus seguidores?
–En el ashram él es Mick Jagger, la gente se arrodilla para besarle los pies.
–¿Cuál fue el aprendizaje?
–Me gusta la técnica de respiración que él promueve. Me parece súper útil para cualquier situación. Te hace tomar conciencia de cómo la respiración varía cuando estás alegre o estresado. Está directamente relacionada con las emociones. La respiración y la meditación son muy sanadoras, son herramientas ancestrales.
Cuando llegó a Groenlandia estuvo noches sin dormir conmocionada por la velocidad del deshielo de los glaciares, que se acelera por el calentamiento global. “Me impacta porque el daño ya está hecho y no hay vuelta atrás. Todos los días le preguntaba al chamán Angaangaq qué se podía hacer para evitarlo, y él me respondía que no había manera. Dice que es inconcebible que la gente se siga bañando todos los días con productos químicos que arruinan el agua y que no son biodegradables. Que estamos destruyendo lo más esencial, el agua. Eso está pasando ahora, no dentro de 50 años.
–¿Y cómo se transforma en un mensaje de esperanza?
–En este caso la fe está en la reconstrucción, en unirse para poder sobrevivir a momentos que van a suceder y que cambiarán la geografía del planeta. Habrá mucha migración, faltará el agua, pero dice que solo uniéndonos podemos vivir en paz.
En cada viaje, cada travesía, Herbstein carga con mucho equipaje: lleva a cuestas su propio estudio y sus equipos para retratar a los personajes, primero con un mismo fondo neutro y luego en sus casas, en sus ciudades y con sus seguidores. Un viaje que comenzó hace más de un año, y que no sabe cuándo terminará.