Si hasta hace poco los diners solo aparecían en la pantalla del cine, ahora podés pedirte tu hamburguesa y tu malteada en pleno Buenos Aires.
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Fotos: Xavier Martín
Pollo frito, ribs con salsa barbacoa, hamburguesas caseras, papas con panceta y queso cheddar, waffles con helado, crema y miel de arce. Delicias estadounidenses por las que hasta el más convencido antiimperialista estaría dispuesto a resignar sus principios. El itinerario perfecto de diners porteños o cómo ser yanqui en Buenos Aires durante un día.
<b>Crunchis</b>

En 1989, Horacio Franceschelli inauguró un bar de café y minutas en un pequeño local ubicado entre medio de las casonas y mansiones del coqueto barrio de Belgrano R. En la actualidad, Crunchis continúa atendiendo a los vecinos del lugar, pero lo hace en una nueva versión diseñada por Nicolás y Federico, hijos herederos del negocio gastronómico. Junto con la ampliación del local, los hermanos Franceschelli se inspiraron en las calles de Nueva York para recrear la estética de un diner americano, con su correspondiente fila de boxes estilo vagón de tren, la obligada pared de pequeños azulejos blancos, los carteles de luces de neón y las eficaces lámparas colgantes, que terminan de ambientar el espacio con un estilo retro pero medido, que no exagera.
Ubicado a tres cuadras del Belgrano Athletic, Crunchis solía ser el preferido de los rugbiers del club después de partidos y entrenamientos. "Teníamos una promoción: el que lograba comerse dos hamburguesas completas no pagaba nada", cuenta Nicolás, aunque lo cierto es que casi siempre todos los valientes desafiantes terminaban pagando debido al tamaño de la especialidad de la casa. Supercaseras y elaboradas con carne picada premium, las hamburguesas son el caballito de batalla del restaurante, que hoy suma tanto recetas de comida estadounidense como minutas bien porteñas.
Entre los platos preferidos de los habitués del lugar (niños y adolescentes de los colegios de la zona), ganan la hamburguesa con queso, panceta y huevo y las papas fritas también con queso cheddar y panceta crocante. Hay que reconocer que los jóvenes no se equivocan: un condimento de fórmula secreta convierte a la hamburguesa en un sofisticado choripán, mientras que la porción de papas no escatima en panceta, que llega abundante y con un platito de cheddar aparte. En síntesis, el secreto acá es pedirlo todo con panceta incluida: desde los nachos hasta el pollo, pasando por los lomitos, las milanesas, los panchos y los huevos revueltos del desayuno.
Para no cruzarte con escolares ruidosos ni madres a dieta viendo comer a sus hijos, mejor visitá Crunchis un sábado o un día de la semana después de las dos de la tarde. Vas a gastar alrededor de $100 incluyendo bebida y café de verdad.
La Pampa 3385
Tel. 4555-3339.
Lunes a sábados de 8 a 20.
<b>Dean & Dennys</b>

Para entrar en la categoría de diner lo único necesario es servir buenos y abundantes platos de comida norteamericana. La estética puede ayudar a la composición cinematográfica del lugar, pero la verdadera clave de un auténtico merendero es una carta que ofrezca hamburguesas, panchos, papas fritas, queso cheddar, panceta y milkshakes. Es el caso de Dean & Dennys, que, aunque se parece más a un local de fast food que a uno de estilo retro, tiene un menú perfectamente compatible con el restaurante donde trabajaban y se enamoraron Frankie y Johnny.
Con el color verde como bandera, el lugar pretende diferenciarse del resto mediante una serie de acciones que se realizan bajo el concepto ecofriendly. El espacio está armado con materiales recuperados, la cocina consume la energía mínima indispensable, la iluminación es de bajo consumo, el packaging se recicla y los tachos de basura invitan a separar los residuos para su correspondiente aprovechamiento.
Por suerte, el afán por lo natural también se traslada a los alimentos: las hamburguesas se elaboran con 80 gramos de carne de lomo seleccionada y se acompañan con verduras frescas cultivadas a diario en una granja propia. De los platos más ricos, gana la Mush Burguer, apta para vegetarianos, elaborada con portobellos y champignones rellenos de queso, y la Sweet Burger, con queso, cebolla caramelizada y tomate.
Cuando investigues el menú, no pierdas tiempo buscando combos: la política de Dean & Dennys es que elijas lo que quieras, que no te sientas obligado a comer un plato estandarizado. Si querés postre, los helados y los milkshakes son de Pérsico, hay vino y cerveza, y café de Nespresso, además de dos opciones de trocitos de carne y alimento balanceado para que también coman los perritos.
Otro factor de novedad de este ecodiner es el sistema de beepers. Como la comida se hace en el momento, suele demorar unos minutos más que en cualquier otro fast food, por eso, acá, después de hacer el pedido, el cliente recibe un aparatito que se lleva a la mesa y que le avisará, alrededor de diez minutos después, que ya puede acercarse al mostrador a retirar su bandeja.
Junín 1721
Tel. 4807-4065.
Lunes a domingo de 8 a 24.
<b>The Embers</b>

Cuando inauguró, hace ya más de cincuenta años, The Embers no tenía intención alguna de memoria emotiva, sino que la idea era importar el encanto, la estética y la gastronomía de los restaurantes de comida rápida de los Estados Unidos. Con el tiempo, el lugar se transformó en un clásico que tuvo su época de esplendor durante los 80 y que ha vuelto a cotizar en alza debido a la nostalgia retro del siglo XXI.
The Embers, además, en términos de la psicología, es un resiliente. En 2013, el primer local, el mítico, ubicado sobre Avenida del Libertador, sufrió un incendio que afectó la mayor parte de las instalaciones. Sin embargo, unos pocos meses después, reinauguró espléndido y actualizado con sus hamacas de caña recuperadas, sus canastas de pollo frito, sus banderitas de impronta cosmopolita y sus fantásticas máquinas expendedoras de queso cheddar.
Con el frente de madera y sus característicos colores rojo, azul y blanco, el lugar conserva la esencia tanto en su estética como en la calidad de sus platos. Los habitués, vecinos de zona norte de todas las edades, suelen ir por las hamburguesas, las ribs, la papa The Embers (con panceta, cebolla de verdeo y queso) y las salchichas gigantes, que aseguran una experiencia 100% satisfactoria. Vale la pena arriesgarse también por lo nuevo y pedir una Pork Champ, que es un sándwich de bondiola braseada con barbacoa, tan tierna que se deshace en la boca, con base de ensalada coleslaw y papas rejillas. Otra de las novedades de la cocina es la hamburguesa vegetariana de lentejas y avena con vegetales y mayonesa de zanahoria. La experiencia se completa con un waffle de dulce de leche y crema coronado por una cereza al marrasquino con su correspondiente banderita.
Avenida del Libertador 14638, San Isidro.
Tel. 4792-1347.
Lunes a domingo de 8 al cierre.
<b>Trixie</b>

El merendero de Volver al futuro, la nostálgica postal Nighthawks o el cuadro de Edward Hopper y la sensación de protagonizar un clásico musical de Hollywood de los años 50. Las referencias culturales son miles a la hora de describir la puesta en escena de Trixie, el diner porteño que cumple con todos los requisitos para competir de igual a igual con sus pares estadounidenses.
Visto desde afuera, pareciera como si un vagón de tren-restaurante se hubiera estacionado en las inmediaciones de Costa Salguero. Ventanales cromados, luces de neón, cortinas americanas, una barra en forma de L, butacas altas de aluminio, boxes con mullidos sillones de cuerina roja y detalles que componen un festival de memoria retro para terminar de recrear el ritual de ser yanquis por un rato.
La carta acompaña, por supuesto, con platos típicos de comida estadounidense donde las calorías no cuentan y el colesterol no existe. "Nuestra especialidad son las hamburguesas, que pesan 180 gramos cada una. Las preparamos con carne magra y les agregamos grasa en su punto justo. La Súper Trixie es la estrella del lugar: viene con salsa barbacoa, jamón, tocino, queso, huevo frito, lechuga y tomate, además de papas y aros de cebolla", cuenta Mariano Fortunato, gerente del lugar. Hay también quesadillas, papas con panceta y huevo y alitas de pollo frito. Entre las opciones más livianas, salen mucho la ensalada Caesar, la hamburguesa vegetariana y la apta para celíacos. De postre, la torre de pancakes no defrauda, llega alternada con dulce de leche, miel, jarabe de arce, frutas, helado o todo junto, como para calmar años de abstinencia de azúcar. Para no atragantarse, todas las bebidas tienen un refill a diez pesos el vaso. El café puede ser de filtro o expreso, de acuerdo con el deseo cinematográfico del comensal.
Rafael Obligado 1221, Costa Salguero.
Tel. 4805 0655.
Domingo a jueves de 11 a 1; viernes y sábados de 11 a 2.
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