Cigarros millonarios

Cuando se dan dos medidas, la primera indica la longitud del cigarro en pulgadas; la segunda, el diámetro, en sesenta y cuatro avos de pulgada. Los precios pueden variar en diversos comercios.

A principios del siglo XX, si se le quería decir a alguien que estaba equivocado creyendo que uno era millonario, se le decía: "¿Qué te creés, que soy un Rotschild?" Fue el fundador de esta dinastía de banqueros ingleses de proverbial fortuna, el barón Leopold de Rotschild, el que a fines del siglo XIX encargó a la fábrica cubana de los Hoyo de Monterrey la fabricación de unos puros gruesos como una doble corona, pero más cortos que una corona. También fueron conocidos como royal coronas y, más modernamente, como robustos.

¿Cuál es la gracia de esta vitola? Al ser gruesa, da la posibilidad de mezclar en la composición de la tripa diferentes hojas obteniendo así combinaciones complejas; el tamaño corto, por su parte, permite una liberación inmediata del sabor. El verdadero y ortodoxo robusto, según los patrones cubanos, mide 4 7/8" de largo por 50 sesenta y cuatro avos de pulgada de diámetro. Fuera de Cuba, en cambio, se fabrican robustos que van desde las 4 1/2" de un Private Stock hasta las 5 1/2" de un AVO XO Intermezzo (que, dicho sea de paso, es delicioso); en la industria mexicana, finalmente, se ha acuñado el término toro para los cigarros de 5" por 50, aunque muchas marcas siguen prefiriendo llamar robustos a sus toros.

Este es el caso de The Griffin Robustos, unos cigarros dominicanos muy ricos y equilibrados dentro de su pálida capa de tabaco de Connecticut cultivado a la sombra, los cuales se transan por $ 7,50, dando una excelente relación precio-calidad. El Robaina Famoso, cubano, un cigarro de $ 12 muy interesante; y ya directamente en la estratosfera, el Fuente Fuente Opus X Robusto - Chateau Fuente Reserve 1992, orgullo de la fábrica dominicana Arturo Fuente. Este puro espléndido hace poco que se distribuye en la Argentina, ya que la avidez del mercado norteamericano es enorme. El precio también lo es: con sus 4 1/2" por 50, este Opus X cuesta $ 39; lo más raro de todo es que no se puede decir que no los valga. Ya que comenzamos con proverbios, elíjase aquí el que se prefiera, o aquél de París bien vale una misa o el de Hay un mundo mejor, pero es más caro.

Recortes

Superespecialidades
Los fanáticos del restaurante Tomo 1 se preguntarán por qué no están el risotto y los arroces en su carta. Simplemente, porque la chef considera imposible servirlos en su punto justo en medio de la preparación del servicio. Sin embargo, Ada Concaro encontró la manera: hay que pedirlos cuando se hace la reserva y ni bien se llega al restaurante, para que la cocina comience la elaboración. Ninguno lleva menos de 45 minutos: sepias rellenas con carnaroli, risotto con cangrejos y langostinos con basmati a la india, son las primeras spécialités personalizadas, y se sugerirá el vino más apropiado. El timbal de arroz con sabayon y crocante será la opción dulce, ésta sin necesidad de aviso ni reserva; 4326-6695/8, Carlos Pellegrini 525, entrepiso, hotel Crowne Plaza Panamericano.

Cambios de jefatura
De Khalu partió el chef de cocina Walter Boaglio para Villa Hípica de San Isidro. Este reemplazó a Hubert O´Farrell, que quedó a cargo del catering, mientras André Rösberg se aboca al servicio de vinos, la formación de la bodega y la carta de vinos del restaurante. Pedro Fernández, chef restaurateur propriétaire del bello khalú de Las Cañitas, asumió personalmente el mando de los fogones, y su joven mujer, Natalie, la atención del salón y los clientes, siguiendo la costumbre de Pedro de explicar minuciosamente la carta al tomar las comandas. La fusion caribeño-oriental se renueva con la primavera, y entró como sous chef el mexicano Osvaldo Buenrostro, alumno del Instituto Argentino de Gastronomía.

Alfredo Casero

Recomienda

• Leer el libro El estigma del Dr. Vaporeso, de Alfredo Casero y Nancy Diez; y la revista Patoruzú.
• Escuchar cualquier CD de Miles Davis.
• Comer en cualquier restaurante chino.
• Visitar Puerto Madryn.
• Ver alguna película del viejo cine alemán... y ¡Vulnerables!

Por Daniel Samoilovich

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