
Ernesto Cambursano creó, en plena crisis de 2001, el servicio online que hoy carga más de 1.000 datos por partido de fútbol –y otros deportes– y alimenta de estadísticas a medios de todo el mundo.
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Por Cicco
Qué mundo este, lleno de información, conectado cual telaraña con datos sueltos como bichos dispersos y aletargados, a medio morir. Produciendo hechos y accidentes, hazañas y tragedias, disparos y goles, matanzas y récords Guinness, como si fuera una gran fábrica de contenido alborotado de datos. Qué mundo este, tan cargadito y desordenado. Alguien debería, al menos, ponerlo en caja. Cruzarlo en estadísticas. Medirlo como se mide el balance de una empresa. Hacerlo, por así decirlo, fácil de digerir. Bueno, no todo está tan perdido. Sobre todo, desde que un ex periodista de Clarín llamado Ernesto Cambursano decidió emprender una odisea: ordenar, actualizar y archivar los datos deportivos en un portal de fácil acceso y uso.
A Cambursano le gustaba –le gusta– trabajar en equipo, y le gusta River. Le gustaba la idea de concebir una agencia electrónica de desarrollos web y le gustaba trabajar de algo que le diera placer. Un día, un amigo y ex jefe le cuenta que en el diario Clarín tenían una gran necesidad: lograr que toda la información que sale en la tele, que aparece y desaparece en un abrir y cerrar de control remoto, estuviera contenida en un sitio web.
Cambursano pasó días y noches, más dormido que despierto, dándole vueltas a todo eso, como malabarista con unas cuantas pelotas. Un día, repantigado en su balcón del barrio de Caballito, mientras tomaba su desayuno, el hombre tuvo la gran idea gran: crear una fábrica de datos deportivos que juntara, comparara y mostrara proyecciones, estadísticas, la materia prima que todo medio valora y transpira la camiseta para obtener. Cambursano llamó a su proyecto precisamente de ese modo: DataFactory.
En Clarín había trabajado hasta 1999. Estuvo detrás del sitio del diario y de la web de Olé. Se fue de allí con el cargo de jefe de Producción de Contenidos, convocado para ser gerente de Contenidos y Tecnología por El Sitio Argentina, un portal que, en la burbuja de las puntocom, fue de las primeras en explotar. Pasó un año allí y aprendió el abecé de lo que no hay que hacer para concebir un proyecto exitoso. Cuando la burbuja explotó, partió a Estados Unidos, donde hizo cursos varios. Recibió tres ofertas de trabajo, y en la sucesión de ministros de Economía –Machinea, López Murphy y Cavallo–, las ofertas se hundieron en el fondo del mar. Pero a Cambursano, milagrosamente, la crisis con De la Rúa al frente le trajo suerte. Perdido por perdido, no le quedó otra que emprender su propio proyecto. Y así, con DataFactory ya desembarcada en la web, Carmbursano arrancó haciendo TV Listings, es decir, data de programación para operadores de Cable.
Cambursano se jugó todo: los ahorros de su vida –unos US$ 30.000, billete más, billete menos–, sus planes de vacaciones, su 0km. Todo se consumió en el primer año. El living de su tres ambientes lo adaptó como oficina. Por entonces se lo veía entusiasmado, aun cuando conducía un Renault 19 hecho percha –lo habían chocado adelante, atrás y a los costados, y no tenía plata para arreglos–. A un amigo que tenía tres taxis propios le contagió el entusiasmo, y vendió uno para sumarse al proyecto y darle sostén económico. Al año siguiente vendió otro taxi. Al tercer año, le dijo: "Mirá, Ernesto, yo sigo en el proyecto, que siento que vamos bien, pero no me dejes sin taxis. Me queda uno solo". Por ese entonces, una luz al final del túnel: la cadena ESPN los contrató para hacer el contenido deportivo de toda Latinoamérica. Fue, a la vez, un bálsamo económico y un bolonqui administrativo. Tuvieron que contratar gente en Bolivia, Brasil, México y Ecuador.
Con el espaldarazo de ESPN, la fábrica saltó y se internacionalizó. Fue el golpe de efecto que necesitaba para convertir el sueño en negocio. La pasión por el fútbol en empresa hecha y derecha.
Al comienzo, eran entre 10 y 20 personas las que día tras día se calzaban overol de operario y trabajaban en DataFactory para almacenar info deportiva. En un principio, cada partido merecía registro de goles, tarjetas de amonestaciones, expulsiones y cambios –no más de 30 datos–; hoy, ya profesionalizados y multilingües, los operarios cargan –escuche bien– cerca de 1.000 datos por partido. Y cada match tiene tres operarios dedicados full time: apuntan pases, quites, posesión de balón, tiros al arco, faltas. No hay dato que se les escape.
Hoy en día, la fábrica de datos deportivos de Cambursano tiene unos 300 empleados. Hay, incluso, colaboradores free lance que se pelan las pestañas hasta 10 horas un domingo para cubrir partidos en Costa Rica, Sudamérica, Centroamérica, Europa y hasta Pakistán –31 países entrelazados en su red–.
Un modelo de crowdsourcing, con gente distribuida por el mundo, interactuando, validando y generando la información que se publica en los medios más importantes del mundo. Si alguien convierte un gol, si alguien mete pata, si alguien patea un córner o es expulsado a lo largo y ancho del mundo, allá estará la gente de Cambursano para abrochar el dato y cargarlo a la página web.
Ahora mismito, DataFactory provee eso que ya sabe a 350 clientes –entre ellos Yahoo!, Telmex, Fox Sports Latino, NBC Telemundo en Estados Unidos, y 50 clubes– en 23 países. En 2015, la empresa llegó a facturar US$ 2,5 millones. No solo cubre fútbol: ya computa 57 deportes diferentes. Y ha cargado información con lupa y puntillosidad en 251.156 partidos. Un total, ya que andamos con experto en datos, de 12 millones de acciones ocurridas en 2.960 torneos, en los cuales participaron 160.000 deportistas. Y convirtieron, solo en fútbol, 487.123 goles, aunque, seguramente para cuando lea esta nota, las cifras seguirán creciendo.
De la Selección Argentina Mayor, ya cargaron 960 partidos, con 1.821 goles a favor. El primer partido fue el 20 de julio de 1902 y el último en noviembre pasado. De todos ellos, la selección ganó 522, empató 229 y perdió 209, y salieron a la cancha como titulares o suplentes 1.559 jugadores. Pero a Cambursano lo llena de orgullo otra proeza de la maquinaria futbolera de su fábrica: ya lleva 6.542 goles cargados de su amado River en toda su historia. Los operarios de DataFactory se metieron en el mismo meollo de la cuestión aportando datos, y su red complejísima y febril de estadísticas, al equipo técnico de Arruabarrena, cuando dirigía Boca. También participaron en programas en vivo con el Goyco mostrando gráficos de partidos de la Selección Argentina. Y cinco millones de espectadores vieron su interfaz puesta al aire en 2012 por Telefe. Aquel debut fue, por así decirlo, entre cibernético y artesanal. En la primera salida al aire, en el Monumental y frente a Bolivia, Cambursano, de traje y agachado junto al relator, sostenía una tarima. Sobre la tarima, una computadora que mandaba los gráficos al aire. Era un trabajo chino: el hombre debía sostener aquella tarima casi sin respirar durante tres minutos, que era lo que demoraba, aproximadamente, el envío de contenido de estadísticas. Fue un plomazo, pero un éxito.
Hoy, con menos agachada y dolor de cuello, el contenido llega a canales de México, Bolivia, Chile y a medio Estados Unidos. En 2015, las estadísticas made in DataFactory poblaron la revista que repartía la Concacaf en la Copa de Oro. Y sus cifras son parte oficial de los torneos más reconocidos del continente.
Cambursano está feliz porque tocó el cielo deportivo con las manos y, sobre todo, porque ya no tiene más su Renault 19 chocado.
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Perdió al amor de su vida y encontró fuerza en el deseo que compartían: “Lo soñamos juntos pero me tocó a mí llevarlo adelante”
3Acudió a un alerta por una perra consumida por la sarna pero unos ojos oscuros que imploraban ayuda cambiaron sus planes: “No lo pude dejar”
4Fue una de las artistas más queridas y 25 años después revelaron sus últimas palabras antes de su trágico final



