
El ejemplo de Sófocles
Sea porque nos hemos vuelto escépticos o porque se nos ha cortado la línea con lo sagrado, lo cierto es que 2600 años parecen haber pasado en vano
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Hacía tiempo que no me encontraba con Sófocles y fue conmovedor estar unas horas en Buenos Aires con Edipo, Layo y Yocasta. Los años me han permitido una lectura más refinada del drama y de la relación de aquella vieja gente con los espejos de sus tribulaciones.
Tenían suerte. Sus dioses eran de entre casa y sus autores metían el dedo en las llagas de la costumbre del espectador que, llorando o riendo, siempre volvía mejorado a su realidad. Discutían sobre el destino como nosotros sobre el tránsito. Unían tierra y cielo en sus frases comunes. Decían Olimpo como la mitad más uno dice Bombonera. Soñaban a voces.
Iban al teatro a saber quiénes eran. Se purificaban viviendo de modo cómplice la enormidad que el poder, la fatalidad o el deseo echaban sobre sus hombros mortales. Nosotros, en cambio, nos acodamos en la sobremesa para descifrar el motivo que impulsa a un cuñado de morondanga a romper la armonía familiar insinuándose glotonamente al primo hermano travesti de su suegra que es la segunda, pues de su primera mujer enviudó y por eso intentó nueva pareja que lo ha hecho padre por cuarta vez.
Sea porque nos hemos vuelto escépticos o muñecos de paja o porque se nos ha cortado la línea con lo sagrado, lo cierto es que 2600 años parecen haber pasado en vano. Las historias que aquellos dramaturgos servían a su público trataban de hombres y mujeres enteros, sin recortar. Recorrían lo humano hasta tocar el centro del dramón. Nada les era marginal. Llegaban al parricidio, pero jamás a lo narrado más arriba.
Y no es que en Grecia no existiera la puja por ganarse el mejor espacio de la marquesina o el cartel. Se competía y mucho cada temporada en los concursos atenienses de Epidauro (teatro estadio al que acudían miles de espectadores y comían sándwiches y bebían aguamiel y hasta habría quizás alguno que otro barrabrava). El rey de copas fue precisamente Sófocles (18 veces en el podio) seguido de Esquilo (13) y Eurípides (5).
Lo hacían por laureles, por fama y por ahondar mejor que otros en el misterio de la vida. No les fue nada mal con el rating, pues como vemos, aún les dura. De allí que se los siga representando todavía aquí, en Praga o Agrigento. Lo que no hacían, claro, y no por falta de polenta o picardía, era meter el perro o convertir lo tilingo en género. El llorar o el reír personal los llevó a pensar en los otros y a mejorarlos. Por eso es que perduran.
Acaba de estar Sófocles entre nosotros, jovencísimo creador del Edipo que lucha contra un destino inmóvil o de la Electra que no cesa de quejarse y pedir castigo para su adúltera mamá Clitemnestra, que ha hecho asesinar a papá Agamenón por su amante Egisto. El absurdo de toda venganza. La grandeza de toda resignación. Asuntos que palpitan en la cámara negra de la especie y que por su dramático voltaje han motivado fabulaciones de Shakespeare, tormentosos momentos de Bergman y miles de otras obras que han recorrido la piel de mujeres y hombres a lo largo del tiempo.
Entre aquella dramaturgia griega y la que depreda cada noche las pantallas chicas del mundo, hay una diferencia de fondo. Por empezar, aquellos espectadores eran más cultos. Exigían autores de la talla de un O´Neill, de un Brecht, de un Beckett o un Miller. Si un dramaturgo se atrevía a basar el interés de su trama en un bocadillo que le hiciera decir a Edipo "Grande, pa" concluía en el exilio.
Tal vez este encuentro con Sófocles me ha sacado de quicio. Afronto, para serenarme, una pregunta test: ¿qué obra de las que compiten en las pantallas de tevé (qué te-le-no-ve-la, para decirlo apropiadamente) sería la adecuada para estremecer, alimentar y conformar el gusto teatral de aquellas bárbaras plateas de Epidauro?
Y respondo. He visto italianas, indias, egipcias, pero las candidatas al Electra de platino son las brasileñas. Allí meten beso, trampa, bala, suegra y muerto en el mismo fotograma. Algo que al mismo Eurípides le quedaba grande.





