Desde muy chico Enric Sala se enamoró del mar a través de los documentales que veía por televisión de Jacques Cousteau.
Nació en Girona, España, en 1968 y se doctoró en Ecología en la Universidad de Aix Marseille (Francia) antes de ir al Instituto Scripps de Oceanografía de California donde estuvo diez años. En 2007 fue admitido en el programa de Jóvenes Exploradores de National Geographic y en 2008 fue reconocido como Joven Líder Global en el Foro Económico Mundial de Davos. Hoy es Explorador Residente de la Sociedad National Geographic, máxima categoría de investigación y exploración del que solo forman parte quince personas en el mundo como por ejemplo la primatóloga Jane Goodall.
Sala fundó el proyecto Pristine Seas (Mares prístinos) junto a Manu San Félix, camarógrafo submarino, en 2008 para identificar, proteger y restaurar los últimos lugares verdaderamente salvajes del océano a través de la exploración, la investigación científica, el análisis político y económico y el compromiso de la comunidad. Hasta la fecha ha ayudado a crear 22 reservas marinas que en total cubren una superficie de 5,8 kilómetros cuadrados.
Con motivo del Día Internacional contra el Cambio Climático Enric Sala conversó con LA NACION sobre el proyecto Pristine Seas.
- ¿Cómo se identifica un lugar salvaje en el océano?
Es un lugar donde saltas en el agua e inmediatamente estas rodeado de tiburones y peces grandes, es un lugar donde no se ve ningún impacto humano, donde los peces no huyen de ti y donde hay una abundancia de vida extraordinaria.
Quedan pocos lugares en el mundo pero los hemos identificado, la mayor parte remotos, lugares deshabitados, lugares para los que hay poca información. Por eso realizamos las expediciones con Pristine Seas, expediciones científicas para filmar y para ver si efectivamente son salvajes y hemos tenido suerte porque la mayoría de los lugares donde hemos ido lo son.
- ¿Cómo les llega la información de la existencia de esos lugares prístinos?
La mayoría están en el medio del Pacífico donde no hay nadie. Tenemos mapas y bases de datos que muestran donde no hay ninguna población humana, son lugares donde no se pesca. Eso nos ayuda a reducir los números de los sitios que posiblemente sean salvajes.
- ¿Qué fue lo que más le impactó de todas las expediciones que hizo?
La sorpresa sobre todo en las primeras de descubrir, que en esos lugares donde no se ha pescado, la abundancia de vida es muchísimo mayor de lo que nunca hubiésemos soñado. Es extraordinaria la capacidad que tiene el mar para soportar vida. Si protegiéramos más el mar la recuperación que podríamos ver sería extraordinaria, incluso muchos científicos colegas nuestros cuando volvimos con los primeros datos científicos no solo no creían sino que decían que eran imposible que hubieran tantos peces en un lugar, pero luego les mostramos las imágenes y…. pues sí.
- ¿Cuál es la importancia de los microbios en los mares prístinos?
Los microbios son importantes en todo el planeta. El oxígeno que respiramos mucha gente cree que viene de los bosques del mundo, pero de hecho la mayor parte del oxígeno de la atmosfera lo han producido bacterias y algas microscópicas en el mar. La especie más abundante de bacterias que ha producido la mayor parte del oxígeno de la atmosfera no la conocíamos hasta hace 30 años, no teníamos la tecnología y a los que hoy les tenemos que agradecer de poder estar respirando aquí en este planeta.
- ¿Cuántas nuevas especies descubrieron en sus expediciones?
No sabemos cuántas especies hemos descubierto porque el objetivo no es descubrir nuevas especies, el objetivo es ver cuán saludable está el lugar. Pero hemos descubierto varias especies de peces y de corales de profundidad, de esponjas. La verdad no tenemos ni idea de cuantas hay nuevas. Sabemos que hay especies nuevas pero no sabemos cuántas. En la mayoría donde hemos estado con nuestras cámaras de profundidad, que nos permiten explorar el mundo submarino profundo, no hay ningún estudio que explique lo que ya se conoce. Si no sabemos cuántas especies son conocidas, no podemos saber de ninguna manera cuántas son nuevas para la ciencia. Tenemos muchas imágenes de los videos submarinos que darán trabajo varios años a los especialistas para descubrir si son especies nuevas para la ciencia o no.
- ¿Cómo funcionan las dropcams de alta tecnología?
Son cámaras de alta definición que tenemos dentro de una esfera de cristal grueso del tamaño de una pelota de baloncesto muy grande. Tiene la cámara adentro, la programamos y está ligada a un peso muerto. Se lanza la cámara de profundidad por la borda del barco y llega al fondo, se encienden las luces y filma durante el tiempo que la hayamos programado. Cuando acaba de filmar el tiempo programado hay una corriente eléctrica que quema un cable, el peso muerto queda en el fondo y la cámara flota en la superficie donde la recuperamos y podemos bajar las imágenes. Es la manera más eficiente y más económica de explorar el mundo submarino profundo.
- ¿A qué profundidad puede ir?
A la más profunda del océano. Hemos enviado a las fosas de las Marianas a 11 km de profundidad y ha vuelto a la superficie. Lo importante es que vuelvan a la superficie, tirar algo en lo profundo es fácil, recuperarlo y… ahí está es el truco.
- ¿A los peces les da curiosidad la cámara?
La vida en las profundidades es menos densa, hay mucho menos concentración de vida. En muchas de esas zonas profundas es muy difícil ver un pez o un organismo que se mueva. Entonces las luces atraen a los organismos y también tenemos una bolsita donde ponemos un poco de cebo para que las especies vengan y podamos verlas porque tenemos poco tiempo de exploración en el fondo profundo, hay que intentar atraerlos lo más rápido posible.
- ¿Cuánto tiempo pueden estar en la profundidad?
Una vez se perdió una cámara, se quedó en el fondo y luego salió y un barco la recuperó meses después. Esas cámaras pueden estar en el fondo indefinidamente, el problema es la vida de las baterías de la cámara. Normalmente podemos estar filmando con las baterías más de 5 horas de filmación con las luces que llevamos. Las esferas de cristal son prácticamente indestructibles. Si consiguiéramos una batería super potente, chiquita, como un reactor en miniatura, esas esferas podrían estar años.
- ¿En Argentina hay ecosistemas marinos intactos?
Hay lugares profundos. Nosotros hicimos una expedición al Paso de Drake hace un par de años y a Yaganes donde el gobierno argentino creo una reserva marina donde no se pesca y ni se extrae nada. Hay zonas profundas donde no se pescan al arrastre y están en un buen estado de conservación. También alrededor de la Isla de los Estados, ahí buceamos en los bosques de kelp, los bosques de algas, ese fue uno de los mejores lugares donde hemos estado, un lugar que ahora mismo no tiene protección pero merece protección absoluta.
- Una vez que se crea una reserva marina ¿cómo se aseguran que en los años posteriores tengan una gestión efectiva?
Depende de las comunidades locales, si es que las hay, y sobre todo del gobierno. Hay muchas reservas marinas que se han protegido por ley pero que no se manejan efectivamente. Ahí las poblaciones locales y los grupos conservacionistas son los que tienen que presionar al gobierno para asegurarse un buen manejo y cuidado.
- De todos los lugares en que estuvo ¿cuál fue el que más le gustó?
Eso es como preguntarle a un padre cuál de sus hijos es el preferido. Son muchos, muchos. Hemos estado en la Antártida, en el Ártico, en arrecifes de coral. Pero uno de los lugares más impresionantes son los bosques de kelp, al sur de Argentina y de Chile, son como catedrales submarinas, con esas algas gigantes como árboles formando esos bosques con un dosel que llega a la superficie y se puede ver desde las fotos de satélite. La cantidad de vida es impresionante, es uno de los lugares más preciosos del mundo.
- ¿Por qué aparte de la biología hace mucho hincapié en economía, política y medios de comunicación cuando se trata de salvar los últimos lugares prístinos del océano?
Porque lo que afecta a los últimos lugares del océano es la actividad humana, la pesca, la quema de combustibles fósiles. Las actividades económicas son la causa de pérdida de la vida marina, tenemos que reconciliar de alguna manera la extracción con la protección. Por eso cuando presentamos los argumentos para proteger una zona a los líderes de países tenemos que presentar también los argumentos económicos y mostrar que la protección tiene beneficios económicos y que la protección de la naturaleza no tiene que ser un costo para la sociedad, de hecho, la protección produce beneficios. Por eso tenemos que utilizar los argumentos económicos y hablar con líderes políticos porque ellos son lo que firman las leyes.
- ¿Hay una mayor apertura en el mundo para proteger a la naturaleza?
Yo creo que sí, sobre todo la pandemia ha demostrado que todos estamos conectados. La causa de esta pandemia es el tráfico de vida salvaje, especies de animales en China. El virus ha pasado de un animal a un humano y de ahí se expandió a todo el mundo. Entonces está clarísimo, todo el mundo entiende. Pero a pesar de que los datos son claros, la ciencia está clara, los datos económicos son claros, lo que falta ahora es liderazgo político.
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