Desde que decidiera donar contra el coronavirus mil millones de dólares de los cinco mil que Forbes estima su fortuna, el nombre de Jack Dorsey llenó con fuerza y sin pausa las páginas de los medios de comunicación. "Una vez que hayamos vencido esta pandemia –explicaba–, el fondo se centrará en la salud y educación de las niñas y los ingresos universales básicos. Funcionará de forma transparente, por lo que todos sus movimientos podrán ser seguidos aquí", explicó, cómo no, en un tuit en su cuenta personal. Pero ¿quién es este excéntrico empresario cofundador de Twitter? Para comenzar, diremos que es un soltero de oro de 43 años, que nunca terminó la universidad –estudió Ciencia y Tecnología– y es uno de los hombres más poderosos, y menos ortodoxos, de la "realeza" de Silicon Valley. Tiene hábitos llamativos: come una sola vez al día, siempre al atardecer; ayuna los fines de semana, se da baños de hielo, medita durante horas y tiene título de masajista terapéutico. No posee superyachts ni autos espectaculares, pero vive en una formidable casa de veintidós millones de dólares –situada en un lugar que quita la respiración: el conocido "camino del mar", en el exclusivo barrio de Sea Cliff, en San Francisco– desde la que tiene una vista privilegiada al puente Golden Gate.
Cada día recorre a pie los cerca de diez kilómetros que lo separan de su lugar de trabajo. Un trabajo, por cierto, del que durante años no cobró una moneda como consejero delegado –en 2019 se habló de un salario de un dólar y cuarenta centavos– aunque lo que lo hizo multimillonario fue su paquete de acciones.
Si de su vida profesional se sabe todo o casi todo, en lo referente a su intimidad siempre ha sido muy hermético. Eso sí, le han gustado las top models. En 2010 vivió un romance con Kate Greer, y tres años más tarde Lily Cole conquistó su corazón. Ahora, desde 2018, está de novio con la supermodelo de Sports Illustrated Raven Lyn Corneil.
Hace algunos años, en noviembre de 2016, el nombre de Jack Dorsey tuvo cierta repercusión en Argentina. Fue cuando Victoria Vanucci, aún casada con Matías Garfunkel, decía estar sufriendo bullying a través de las redes sociales (donde se vitalizaron sus fotos cazando, posados junto a animales muertos). De la mano de Ana Rosenfeld anunció que demandaría a Facebook y Twitter. Y luego se grabo leyendo una insólita carta escrita por ella y dirigida a Jack Dorsey, a quien no conocía, que remataba con un mensaje directo: "STOP THE MONSTER, JACK". La frase pronto se convirtió en una muletilla y se multiplicó en memes, convirtiendo el clamor de Vanucci en Trending Topic Mundial.