Uco en el sur mendocino, está en pleno auge con un crecimiento exponencial en los últimos años: nuevas propuestas gastronómicas, de alojamiento y visitas a bodegas en los departamentos San Carlos, Tunuyán y Tupungato
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Javier Reinoso sonríe a su mujer, Verónica Vega, y a sus hijos mientras enseña la casa donde vive en la Bodega Zuccardi Valle de Uco, en paraje Altamira. Es uno de los tantos trabajadores que se mudó a este valle que todo lo convierte en oro por la oportunidad de ser encargado y capacitarse de la mano de la empresa, en 2007. Con 7 hermanos, tuvo que salir a trabajar a los 15 años y dejó de estudiar, pero “la vida me dio una revancha y estoy muy agradecido”, cuenta. Señala con orgullo los viñedos de las diferentes fincas Piedra Infinita, Canal Uco y Los Membrillos. Mendoza todavía luce los colores ocres, rojos, marrones, verdes y el azul del cielo muestran a la región de Cuyo en todo su esplendor.
“Primero me costó adaptarme, me había acobardado un poco el frío, ese año nevó 7 veces en invierno y vengo de Santa Rosa, que es más cálido. Pero luego te acostumbrás y te das cuenta que es mejor acá, por la solidaridad de la gente en el campo, por la belleza de la naturaleza virgen y las posibilidades de la zona que no para de crecer. Por suerte lo mismo le pasó a mi mujer y mis hijos, cuyas escuelas están más cerca que en el Este”, dice Javier, mientras comemos con la mano un ramo de flores del campo impensadas para terminar en la boca y con la otra mano una costilla de cordero asada durante horas eternas al fuego de leña que se deshace de tierna, ingredientes locales que revalorizan la puesta en valor de la identidad regional. El restaurant Piedra Infinita es una de las pocas opciones que abre por la noche en este valle que, a pesar de su auge, conserva su alma rural.
Según la Dirección de Estadísticas e Información Económica (DEIE) del Ministerio de Economía y Energía de Mendoza, el crecimiento demográfico estimado del Valle de Uco de los últimos años fue aproximadamente del 4,5 por ciento. Con el nuevo censo podría ser un número bastante más alto. A su vez el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de esa provincia dependiente del mismo ministerio publicó en mayo último un informe que refleja el aumento del 1,5 por ciento en la cantidad de hectáreas cultivadas con hortalizas, la segunda productora nacional por detrás de Buenos Aires: las principales áreas mendocinas de siembra son el Valle de Uco y la zona Centro. Otra de las cosechas que podrían crecer en un 15 por ciento este año son las cerezas; y el ajo concentra el 59 por ciento de su producción en este distrito.
Mendoza cuenta con 160 bodegas abiertas al turismo; la mentada región cuenta con casi el 50 por ciento de las provinciales.
Uco es uno de los mejores lugares para vivir la experiencia del turismo del vino ligado a la gastronomía y la hospitalidad: conviene reservar con anticipación, quedarse algunas noches y no volver a Mendoza inmediatamente
Que 20 años no es nada
“El valle de Uco tiene un crecimiento exponencial en los últimos 20 años. Todo comenzó en el 2000 con Salentein, proyecto que generó la puesta de bandera para el desarrollo turístico y que hoy cuenta con la posada, el restaurant con la bodega y la galería Killka. En ese entonces recién empezaba el enoturismo, no había recursos humanos prácticamente, problema que continúa aún hoy porque no hay transporte público que vaya de Tupungato a Tunuyán. El bus vitivinícola es uno de los proyectos sólidos que se mantiene en el tiempo y alcanza a un público masivo, porque se comparten los gastos del transporte y el turista se baja o sube en determinadas bodegas según su deseo, pero sólo llega aquí los domingos. Y somos muchos los que hacemos todos los días la ruta desde Mendoza capital para trabajar”, cuenta Mariana Cerruti, gerente de hospitalidad de la bodega Andeluna, con una excelente propuesta gastronómica y originales tardecitas en el jardín en la medida que el tiempo lo permite.
Uco es uno de los mejores lugares para vivir la experiencia del turismo del vino ligado a la gastronomía y la hospitalidad: conviene reservar con anticipación, quedarse algunas noches y no volver a Mendoza inmediatamente. Así poder recorrer los departamentos que lo componen, San Carlos, Tunuyán y Tupungato, y hermanarse con la montaña y sus matices. Y apaciguar el alma con sus Malbecs o Cabernet Sauvignon con aroma a bayas negras y especias de la Indicación Geográfica San Pablo como los de Salentein. O con la frescura de sus blancos de altura de carácter mineral como la línea Aluvional de Zuccardi.
También resulta ideal para practicar turismo de aventura, con áreas protegidas como la Laguna del Diamante o el Parque Tupungato, en las que se trabaja actualmente con el programa Mendoza Natural.
En este sentido, la calidad de sus vinos de altura y la valoración del terruño a nivel internacional, con 9 indicaciones geográficas confirmadas -El Cepillo, Altamira, Chacayes, San Pablo, etc.-, además de la despojada naturaleza tan valorada en la pospandemia que ofrecen sus corredores, suman atractivos para este valle que no para de crecer.
En estos dos últimos años surgieron nuevos emprendimientos turísticos que se sumaron a los ya existentes como Cundo. Arrancó como Tasting room de productores independientes de paraje Altamira y hace un año sumó una propuesta gastronómica muy interesante con dos tipos de menús. En la misma línea, donde era Tupungato Winelands abrió Ruda Cocina, donde se trabaja con alimentos Km 0, productos de estación y de la localidad en una mesa donde se van compartiendo pequeñas porciones. El agua que ofrece es Local, un proyecto del 2019 que reutiliza botellas de vidrio, no se almacena ni se traslada.
“Bemberg Estate Wines fue otro de los proyectos que vieron la luz en la pandemia, de la mano del enólogo Daniel Py. La familia decidió compartir su colección de vinos con un público selecto en una bodega diseñada por Eliana Bórmida y Mario Yanzón y una casa en forma hexagonal ubicada sobre una especie de laguna en la que se refleja”, cuentan Romanella Paggi y Luciana Cerrutti, directoras de Ketek, operadora mendocina especializada en eventos y turismo.
Estancia Atamisque, ubicada en la ruta 89 frente al cordón del Plata en la cordillera de los Andes, cobró relevancia en la zona que se conoce como La Carrera, hoy de moda. El masterplan comprende un espacio residencial con chacras que van desde los 5000 hasta los 10 mil m2, un sistema de villas para alojarse en casas de campo sin recepción ni room service al estilo de la Toscana italiana, un club ecuestre, senderos y lagunas para caminar. Además, posee un club de vinos que ya propone una propuesta gastronómica maridada con etiquetas de la región y una sala de degustación y galerías abiertas donde se ofrecen espacios y actividades semanales. Se puede pasar un día de campo, así como también almorzar en el lindero restaurante Rincón Atamisque, especializado en truchas.
La villa de The Vines, Solo Contigo, Corazón de Sol, Gimenez Really, la bodega de los Michelini (se viene un nuevo Wine Rock, al mediodía y en invierno), el grupo Clos de los Siete con sus dos propuestas gastronómicas, Diamandes y Monteviejo, La Celia, Piedra Negra, La Azul, Domaine Bousquet y su flamante lodge Gaia, pensado para armonizar con la naturaleza y alojarse entre viñedos: son más de 30 viñas las que ofrecen propuestas turísticas de calidad singular.
Tal vez por la pandemia que concientizó aún más a la población de la finitud de la vida, las celebraciones en las bodegas de Uco se convirtieron en tendencia, especialmente las bodas. Por eso la importancia de reservar con anticipación, especialmente si viaja por su cuenta, porque según la cantidad de personas los restaurantes cierran para los eventos programados.
El Valle de Uco tiene todo, desde catedrales del vino hasta pequeñas bodegas para compartir vivencias más íntimas. “Es complejo recomendar una u otra porque todo depende del objetivo de los viajeros. En Uco están las grandes mecas como Salentein, Zuccardi, Diamandes u Alfa Crux (ex o’Fournier), algunas bodegas familiares y las villas de bodegas como The Vines, entre otras. Los invitaría a conocer cada una de ellas para que comprendan el corazón de este mágico valle donde se dan cita el cielo, la montaña, las lagunas y la esencia de la hospitalidad mendocina”, concluye Romanella.
Para los amantes del elixir de Baco, este rincón del mundo es hoy el mejor lugar para buscar aquellas experiencias de vanguardia en torno a este apasionante mundo del vino.
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