
Gulp: veinte años después
Hace décadas, Los Redondos entraban en estudios para grabar su primera obra. Los protagonistas reconstruyen, con anécdotas, aquel momento iniciativo
1 minuto de lectura'
Hay quienes afirman, como Louis Aragon, que luego de un viaje lo suficientemente prolongado no queda ya huella de audacia, sólo amargura: "Somos todos los desesperados de un naufragio", escribió. Cuando Borges cuenta la historia del viajero Abulcásim, ya viejo, sentado entre quienes quieren oír sus fabulosos recuerdos del largo recorrido, lo describe cansado y silencioso, como perdido en sus pensamientos: "Entonces como ahora el mundo era atroz; los audaces podían recorrerlo, pero también los miserables, los que se allanaban a todo. La memoria de Abulcásim era un espejo de íntimas cobardías", afirma en su relato.
Patricio Rey sigue su largo viaje; esa experiencia que, a los ojos de muchos, fue única, irrepetible. Quién sabe cuándo empezó el romance, pero hace veinte años, entre noviembre y diciembre de 1984, en Villa Adelina y bajo el amparo de la familia Vitale, Patricio Rey grabó "Gulp.", primer álbum de una decena que hizo de ese personaje (el soberano que descuella por sus virtudes) un mito tan enigmático como popular.
En 1984, Sumo instalaba su remolino de ideas, importadas de Europa por Luca Prodan, y se preparaba para su debut grande con "Divididos por la felicidad". Los Abuelos de la Nada apuraban el pop con el impecable "Himno de mi corazón"; Soda Stereo y sus peinados debutaban en estudios con el álbum homónimo, producido por Federico Moura, que justamente andaba con Virus por su cuarto vinilo con "Relax". Spinetta Jade entraba en la era digital con "Madre en años luz"; Charly García seguía su ascenso con "Piano Bar", y Los Twist se adueñaban de las radios (y del verano) con "Cachetazo al vicio".
Pero con Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota pasaba algo distinto. Hacía varios años que practicaban una suerte de recital-performance, y ya se habían resistido a formar parte de aquella explosión rockera en la Guerra de Malvinas, cuando los grandes sellos absorbieron una enorme cantidad de bandas que giraban por el circuito under. Sólo habían hecho circular un demo, pero sus recitales eran parte de la pequeña mitología rockera.
Lo que comienza con "Gulp." es la parte de la historia que aún hoy, tres años y medio después de su último concierto, alimenta el deseo de ese par de generaciones de verlos otra vez juntos sobre un escenario. Y todavía nadie salió a decir, como Lennon, "el sueño terminó".
Aquí, algunos de los protagonistas de aquel momento recuerdan cómo se hizo "Gulp.", ese primer sonido gutural y desafiante sobre el que se construyó el mito.
ROCAMBOLE
Responsable del arte del disco
"Fue una producción artesanal en todo sentido y la tapa no fue la excepción. Teníamos una? «tecnología». Las portadas se hicieron en serigrafía una por una, con un tamiz de seda. Hicimos 7000 y después las pegamos con plasticola. Metíamos los discos dentro de sobres que eran fotocopias. Incluso, entre las tapas había diferencias mínimas de color, algún detalle. Y hubo cantidad de errores que hicieron que muchas tapas se tiraran y se convirtieran en objetos preciados de coleccionistas."
WILLY CROOK
Saxofonista
"Lito nos sorprendió con su habilidad ya en esa época. Se grabó en ocho canales. Estaban Semilla Bucciarelli en bajo, Piojo Abalos en batería, Tito Fargo en guitarra, Skay en Skay, Carlos «dónde está el ajo» Solari en el papel del Indio Solari, y quien les habla en el de «piedra en el zapato». Tenía 18 años y era mi primer disco. Fue concreto, contundente, claro y artístico, y en eso influyó definitivamente el señor Lito Vitale, que hizo que las cosas volaran, lo cual es, a mi entender, el concepto de producir un disco. No puedo decir lo mismo del técnico que grabó «Oktubre», que descubrió el reverb en el ínterin y hacía que todo sonara como en el baño de nuestras casas?
"Gulp es una maravilla y es algo que agradezco a los espíritus que me cuidan. Porque justo cuando los Redondos se transformaron puntualmente en una banda de rock, yo tuve la suerte de estar ahí. Felizmente intuí que ese tren iba a pasar una sola vez en la vida.
"Yo transportaba frases de David Gilmour al saxofón y me adaptaba mucho a Skay. Así sucedió y 20 años después, si algo justifica mi presencia en esta mesa, es la música, que se ha hecho cargo de mí sin consultarme. Con ellos pasé cinco años de mi vida, tiempo más que razonable (de hecho ningún matrimonio me duró tanto). No escucho el disco, pero sé que está ahí y que me dio un lugar en la historia. No sé si es importante, pero una parte de mí está «muy» orgullosa, descaradamente orgullosa de haber participado en una banda en la que nada de lo que sucedió fue falso. Todo fue verdad. Y esto es rocanrol, no es Disneylandia. Salud. Firmado: Willy Crook, saxofonista de Gulp."
POLI
Ingeniería psíquica y dirección artística
"En aquella época viajamos a Azul, por el encuentro de la revista La Patada. Llegamos de noche y nos metimos en una chacra, con varios autos. Copamos la casa. Estaban todos los miembros de la primera época de Patricio Rey: el hermano de Skay (Guillermo), José María Aguirre, Pato Ataúd, Fenton, Mufercho, las hermanas Schwartz? éramos alrededor de 30 personas. El dueño de casa, un tipo excepcional, tenía un piano. Y a la madrugada, él entraba y tocaba una melodía, que es la que se escucha al final del disco. Es un tema famoso, una canción antiquísima que cantaba Estela Raval, «La hora del crepúsculo».
"La distribución de los discos la hicimos nosotros. Yo iba con una valija y los vendía en las disquerías. No teníamos distribución. Esther (de MIA) nos prestó un sello para poder salir porque, a pesar de que ellos tocaban desde hacía ocho años, no teníamos nada. Ella me enseñó cómo hacerlo. Fuimos a Distribuidora Belgrano. Nos dijeron: «Te compramos 500», y me ofrecieron? monedas. Agarré mi valijita, dije ya vengo y me fui a las disquerías, donde los dejábamos en consignación. Recuerdo que los de la distribuidora estaban enojadísimos."
SKAY
Guitarrista
"Habíamos grabado un demo en los estudios RCA, producido por Fernando Basabru, Alfredo Rosso y el colorado Morano. Pero para nuestro primer disco sólo incluimos un tema, «Superlógico». Lito Vitale era muy pibe y sabía grabar. Entrar en su estudio fue una experiencia maravillosa. Con esa cantidad de elementos? La grabación fue muy rápida, creo que duró una semana. Por un lado, fue bastante caótica porque todo el mundo quería poner su impronta en el disco, entonces hubo que ponerse de acuerdo en cuál era la toma que iba. También cantó en un tema mi hermano («Pierre, el vitricida» y no sé si estuvo en «Te voy a atornillar»). Lito tuvo intervenciones fantásticas en teclados."
ESTHER SOTO
Alma máter del sello por el cual se editó el trabajo y consejera de Poli
"Les prestamos nuestro sello para que pudieran sacar el disco. Después, un día vino Poli y Skay, y creo que el Indio. Y les expliqué los pasos legales, toda la información técnica e industrial, porque me parecía que con todo lo que generaban podían sacar un disco ellos mismos sin necesidad de nuestro sello. Eramos amigos, teníamos un vínculo a través de la revista El Expreso Imaginario y había una relación de confianza. Dijimos: «Si son amigos de fulanito, pueden ser amigos nuestros». Poli tiene una polenta impresionante. Hicieron lo mismo que habíamos hecho nosotros al principio."
CLAUDIA PUYO
Corista
"Llegué a la banda por Fargo y por el Piojo Abalos. Yo caía en algunos shows y cantaba en «Nene Nena», «Ñanfri Frufi Fali Fru». En el disco canté con María, que era la mujer de Pipo Lernoud, y Laura, que era la esposa del guitarrista Rodolfo Gorosito.
"Los escuchaba por Radio del Plata, porque los pasaba Gustavo Noya, mi ex marido, que además era amigo de Poli. Yo tenía como una negación con ellos, no quería conocerlos... no sé por qué. Un amigo, Pecas, era plomo de ellos y me decía: «Te van a volar la cabeza». El me llevó a verlos a La Esquina del Sol. Y la verdad es que me volaron la tapa de los sesos, no viví otro grupo igual. Fue una banda alucinante, aunque mis grandes recuerdos con ellos son de cuando toqué en vivo."
TITO FARGO
Guitarrista
"Fue uno de los discos que más rápido grabé en mi vida; lo hicimos en 50 horas. Lito estaba a régimen y se volvía loco porque nosotros comíamos unos sándwiches infernales (yo hacía reparto de pan y tenía buen material al alcance de la mano). Fue una situación muy hogareña, porque todo transcurría en la casa de Lito, en Villa Adelina, donde no había computadoras.
"Empezaba a las 18 y le pegábamos hasta las 12 o 1 de la madrugada. La banda estaba muy acostumbrada a tocar sin el Indio, entonces se hizo más fácil. En esa época tocábamos mucho y la banda estaba aceitada. No tiene un gran sonido, pero tiene una gran espontaneidad.
"Oficialmente, fue mi primer disco. Sí estuve en algún demo con la Hurlingham Reggae Band. Lito tenía una gran capacidad para grabar, mezclar y aportar algún arreglo."
PIOJO ABALOS
Baterista
"Hay una anécdota muy linda: al terminar de grabar todos los temas, el Indio empezó a silbar una melodía. Lito buscó un piano, la tocó, me pidió los palillos e hizo una especie de zapateo americano sobre la consola. Ese es el temita que se escucha en el final."
LITO VITALE
Técnico de grabación y pianista invitado
"Yo tenía 23 años y con ellos hice mis primeras armas como técnico. Fue una experiencia supercasera. Llegaron por intermedio de Jorge Pistocchi. Todavía no estaba tan marcado el liderazgo del Indio y Skay, tenían una onda más de grupo y estaban muy ansiosos por plasmar todo lo que habían hecho. Es un disco que, a pesar de las limitaciones (por los elementos con los que contábamos), tiene un sonido muy particular.
"Nosotros les prestamos el sello Wormo, paralelo a Ciclo 3, que utilizábamos para cederles a amigos que no tenían sello y querían grabar. Lo bautizamos Wormo, medio en broma, porque así le decíamos a Mex Urtizberea (antes de ser Mex), que era amigo nuestro.
"Fue muy divertido, sobre todo Willy Crook; él tenía un humor especial. Recuerdo que las tardes se matizaban con fernet y unos sándwiches de chorizo colorado y queso de rallar impresionantes."
Canciones que se convirtieron en clásicos
Un infierno que estaba encantador
- El disco se grabó en los estudios Tubal entre noviembre y diciembre de 1984 y se editó al año siguiente. La presentación fue en Cemento, el 23 de agosto de 1985. Los temas fueron: "Barbazul vs. el amor letal"; "La bestia pop"; "Roto y mal parado"; "Pierre, el vitricida"; "Unos pocos peligros sensatos"; "Yo no me caí del cielo"; "Te voy a atornillar"; "Superlógico"; "Ñanfri frufi fali fru"; "El infierno está encantador esta noche", y "Criminal Mambo". Un track oculto -hoy muy de moda- cierra el disco, con Lito Vitale tocando una melodía en el piano.




