Imágenes para decirlo todo. Los íconos invaden el mundo del diseño

¿Quiénes somos? Podría ser una pregunta de la filosofía clásica, pero hoy es, sobre todo, una sección típica en todo sitio web. Por eso mismo, cuesta resolverla con originalidad. El estudio de diseño digital Aerolab, que acaba de relanzar su página, decidió contar "quiénes somos" con íconos. Dibujaron uno por cada miembro del equipo. "El ícono sintetiza qué te diferencia del resto: muestra los rasgos que más te representan con la menor cantidad de trazos posibles", explica Alejandro Vizio, uno de los fundadores y directores.

Íconos o pictogramas son una representación gráfica esquemática que sirve para identificar un objeto o función. Un ejemplo exitoso es el muñequito de la puerta del baño. Uno más reciente es el uso de emoticones para expresar un estado de ánimo. Estas representaciones no son nuevas para la humanidad, como atestiguan las pinturas rupestres o los jeroglíficos. Pero si la cultura letrada fue por siglos sinónimo de ilustración, comunicación y creación intelectual, hoy los íconos están recuperando terreno.

"Así como en los noventa los logos fueron los reyes de la imagen corporativa, el representante visual de esta década son los íconos. Desde su sencillez, son la expresión máxima de la imagen de cualquier proyecto. Los íconos son los pop stars del diseño", señala Hernán Berdichevsky, del estudio ImagenHB.

Berdichevsky es uno de los grandes impulsores de este crecimiento en la Argentina. Fundador de Nobrand, el emprendimiento que se propuso resumir la argentinidad en una serie de íconos como modo de exorcizar la crisis de identidad que trajo el año 2001, fue más recientemente autor del logo del Bicentenario, de la moneda de 2 pesos y del proyecto "El ícono de la semana", que durante dos años resumió las principales noticias del país en una sola ilustración semanal, que presentaba en el programa de radio Metro y medio. "Las redes sociales, y en particular Twitter, nos muestran que el flujo de información escrita viró hacia los microrrelatos. Era lógico que con las piezas visuales pasara lo mismo", apunta.

Las razones por las que los íconos están cada vez más presentes en nuestras vidas son dos. Por un lado, vivimos tan sobrecargados de información que necesitamos nuevas formas de sintetizar ideas. Por otro lado, buena parte de nuestra comunicación y de las tareas que desarrollamos en soledad suceden en pequeñas pantallas. "Ya teníamos poco espacio en los celulares y ahora estamos diseñando para relojes inteligentes con pantallas todavía más chicas y nuevas funciones que se suman todos los días", señala Vizio.

Los íconos aparecen hoy en tantas situaciones que hay incluso quienes suponen que debemos traducir todo nuestro lenguaje a ese idioma. Es el espíritu de The Noun Project, una iniciativa que busca ofrecer un ícono por cada sustantivo que existe. Para llevar adelante semejante tarea, decidieron recurrir a la creación colectiva, al estilo de Wikipedia. Edward Boatman, uno de los fundadores del proyecto, asegura que se inspiraron en la historia del Oxford English Dictionary, cuya primera versión se construyó con contribuciones de decenas de personas que enviaban definiciones de palabras. "Pensé que podíamos usar el mismo mecanismo para construir un diccionario visual de todo", explica Boatman.

En The Noun Project, cualquiera puede inscribirse y subir su ícono. Los usuarios pueden descargar y usar estas imágenes bajo dos modalidades: "poné plata" o "poné el crédito". Es decir, se paga por usar los íconos sin citar al autor o se reconoce la autoría del diseño. El emprendimiento es uno de los más celebrados en la comunidad creativa global y fue reseñado en The New York Times y Forbes, entre otros.

La iniciativa organiza también encuentros presenciales para la creación de íconos sobre preocupaciones cívicas. Los llaman "iconatones", mezcla de ícono y hackatón, la modalidad de trabajo colectivo inventada por los hackers. Con este formato, se han desarrollado íconos sobre uso eficiente de la energía, aporte de las mujeres en tecnología, prevención de desastres y nutrición.

"La diversidad temática de la plataforma es enorme", señala Boatman. "Pero tal vez lo que más me sorprende es qué rápido aparecen contribuciones sobre temas que marcan tendencia en la cultura contemporánea: ya tenemos íconos para representar las palabras drone y Google glass", apunta.

Esta literalidad no siempre es bienvenida. Ronald Shakespear, autor de la señalética del subte porteño y de las paradas de taxis que muestran una mano extendida, homenajeado el año pasado con una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, dijo en su charla en TEDx Río de la Plata: "Todavía hay estúpidos que ponen una señal de teléfono público arriba de un teléfono público o una señal de buzón arriba de un buzón. Yo siempre he pensado que el buzón y el teléfono eran la señal". Lo que está cambiando, tal vez, es que hoy interactuamos con funciones que no tienen correlato físico más allá de la pantalla de nuestros dispositivos. El cartel y el teléfono son lo mismo.

Más allá de la eficiencia práctica, la creatividad sigue estando en el centro de este tipo de comunicación. Como señala Vizio, "los íconos no sólo representan objetos y funciones, sino también sus atributos: un trazo finito habla de liviandad; algo dibujado en lápiz habla de artesanía, de lo hecho a mano". Para Berdichevsky, "crear un ícono es un proceso más emotivo que frío. Es tomar toda la información y tratar de destilarla en una sola imagen que se expanda y explote en la persona que lo mira, reconstruyendo el original complejo".

Como sea, los intercambios de íconos serán cada vez más frecuentes. El equipo de The Noun Project está trabajando en una plataforma para que los programadores puedan integrar su alfabeto visual en otras aplicaciones. "Imaginate el chat del celular con nuestros íconos", sugiere Boatman. "Podría ofrecernos un emoticón para cualquier cosa." Tal vez, incluso, uno apropiado para el cierre de una nota.

Por Sonia Jalfin

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