
Jackson Galaxy: "Los gatos son sociables, lo que no les interesa es complacerte"
Es el entrenador de felinos más famoso de la TV; visitó la Argentina y brindó sus consejos para mejorar la convivencia con las mascotas
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Inglés, nada de español, y "gato", tal vez el idioma que mejor domina y el que le permitió, además, un lazo de conexión con el mundo entero. Jackson Galaxy (48) es un experto en comportamiento felino y el conductor de Mi gato endemoniado, uno de los programas estrella de Animal Planet. Allí se mete en la casa de las familias para resolver los conflictos que impiden una buena convivencia con las mascotas. Y busca soluciones, claro, siempre a favor de los gatos. El fin de semana pasado visitó la Argentina como parte de su primera gira por América latina, porque aunque Galaxy también tiene un pasado como rockero, hoy recorre los escenarios del mundo dando consejos sobre psicología felina. Pasaron 20 años desde su primer trabajo en un refugio de animales en Colorado, Estados Unidos, donde asegura que los gatos lo eligieron a él. Su popularidad crece con cada nueva temporada de la serie, y confiesa que hasta a su madre le cuesta creer cómo se gana la vida.
¿Tomás algún tipo de cuidados cuando viajás y dejás a tus gatos en casa?
-Claro que sí. Ahora están con mi mujer. Tenemos cinco gatos y dos perros, pero jamás salgo de viaje sin tomar ciertos recaudos. Les dejo mi ropa, que tiene mi olor, por distintos lugares de la casa. Hay una remera que dejé sobre la cama, y ayer mi esposa me contó que una de las gatas no se levantó de ahí desde que me fui. Todo el mundo cree que los gatos son indiferentes, que no les importa si estás o no, que son solitarios. Y no es cierto. Aunque claro que mis perros están más preocupados por mi regreso.
-¿Y cómo se llevan en tu casa gatos y perros bajo un mismo techo?
-Uno de mis perros es una cachorra, así que ella quiere a todo el mundo, y sobre todo a los gatos, lo que quiere decir que mis gatos la odian [se ríe]. Está todo el día encima de ellos, pero la convivencia es buena. Tengo una gata que tiene 23 años y ella pone sus límites, lo único que quiere es que le sirvan la comida y la dejen descansar.
-Después de tantos años de meterte en los hogares y resolver conflictos de convivencia similares, ¿hay casos que siguen sorprendiéndote?
-Este último año quisimos diagramar el show buscando casos realmente inusuales. Comenzamos ahora con la sexta temporada y los desafíos por resolver son tremendos. El más asombroso es el caso de una señora que vive en Nueva York, ahora no recuerdo el nombre del gato, pero que desde que era un cachorrito no ha dejado de morderla, se cuelga del brazo con sus dientes y no la suelta, y la mujer tiene cortes y lastimaduras por todo su cuerpo. Lleva doce años de maltrato, de una relación abusiva. El mismo lazo que una mujer puede tener con un hombre violento. Pero esos casos son los que más reto imponen.
-Más que un guardián de gatos, tu trabajo se parece más al de un psicólogo. La terapia no la necesita el gato...
-Ciento por ciento. Y es que estoy tan fascinado con el comportamiento de los gatos como con el de los humanos. Es precisamente lo que me mantiene vivo en este trabajo. Obviamente amo a los animales y mi búsqueda es lograr que ese animal encuentre una armonía para seguir conviviendo allí. No es fácil.
-¿Cómo se hace cuando una pareja quiere vivir bajo un mismo techo, pero sus mascotas se llevan mal?
-Es muy común, y pasa todo el tiempo. Hay que tener voluntad por parte de ambos y se necesita tiempo, a veces más de lo que uno imagina. Lo primero que hay que dejar de hacer es hablar de tus gatos y los míos, a partir de ese momento son "nuestros gatos", si no la cosa no funciona. Si es un lugar nuevo para todos es más fácil, si uno se muda a la casa del otro se complica. Cuando mi esposa y yo nos fuimos a vivir juntos mis gatos no se llevaban bien con los suyos. El período de adaptación fue largo, pero aprendimos a querer por igual a nuestros gatos.
-¿Cuál es la técnica para lograr la mejor conexión con ellos?
-Mi acercamiento es muy respetuoso, aprendí cuáles son aquellas cosas que hacen que un gato se ponga a la defensiva. Pero sobre todo con la mirada, y el silencio. Hay un grado de comunicación silenciosa que perfeccioné con los años. Aunque todavía hay mucho misterio.
-Recientemente, un estudio científico reveló algunos cambios en la genética felina que, dado su proceso de domesticación creciente, se asemeja más a los perros. ¿Será el mejor amigo del hombre alguna vez?
-No lo sabía, es asombroso. Sucede que los perros están en los hogares hace miles de años y, sin embargo, culturalmente hemos dejado entrar a los gatos hace sólo 120 años, un abrir y cerrar de ojos en la historia de la domesticación felina. Confieso que al escuchar eso, hay una parte de mí que se entristece.
-¿Comprar mascotas en lugar de adoptarlas puede ser una forma de maltrato animal?
-Sí, y habría que empezar por el lenguaje. No somos dueños de un gato o de un perro, prefiero decir que somos guardianes. Y al comprar un animal, al ejercer sobre ellos su dominio, los tratamos como objetos de consumo. Si alguien tiene un gato o un perro, uno podría asumir que ama a todos los gatos y perros en general, y debería darse cuenta de que hay miles de mascotas muriendo, abandonadas o sacrificadas, simplemente, por el comercio de animales.
-¿Cuál es el mito más grande sobre la comunidad felina?
-Que son solitarios, distantes, indiferentes y quejosos. Nada más alejado de la verdad. Sólo que el gato es más sutil que el perro para demostrar su cariño. Yo tengo vínculos muy fuertes con mis gatos, pero no están todo el día frotándose. A los perros les importa hacerte feliz. Los gatos son seres sociables, lo que no les interesa es complacerte.
-Que vos conozcas, ¿cuál es la mayor cantidad de gatos que haya tenido una persona?
-Con algún trastorno psicológico y en poco espacio, 200. Sin problemas mentales y casa grande, 40.
-En el horóscopo chino sos caballo. ¿Qué tienen en común estos animales con los gatos?
-Mucho. Ambos son animales muy energéticos, sutiles en su forma de expresión. Unos y otros tienen una sensibilidad sorprendente y, al acercarse con la mano, al igual que los gatos, siempre el dorso es menos amenazante que la palma.
-Territoriales por excelencia. ¿Cómo marcás vos tu zona de dominio en la casa?
[Se ríe] -Voy dejando cosas por todos lados. Ropa, tazas de café, vasos, zapatos, libros, papeles. En realidad tengo una oficina donde concentro todo pero, lentamente, las cosas se van esparciendo por toda la casa. Igual que un gato.
Café con leche, pero con soja
Hace dos años se convirtió en un integrante más de los afiliados al veganismo. No sólo mejoró su estado físico, dice, también contribuyó en su relación con los animales. "Aburrido, ¿no? Pero desde que descubrí la leche de soja la adopté para todas mis infusiones. Claro que a veces también puedo salir de la regla y tomar un trago con alcohol. No hay que exagerar.
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