
Justin Timberlake, el heredero
Canta, baila, actúa, compone y produce para el cine y la TV. Para muchos, es el nuevo "rey del pop". Para otros, una máquina de generar negocios creativos. LNR lo entrevistó en Nueva York
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NUEVA YORK.- Tenía once años cuando cantó en público por primera vez, en un programa de TV que buscaba nuevos talentos. El video de aquel debut, que puede verse en Internet, lo muestra bailando, vestido de cowboy, mientras entona con esmero un tema country; y también aceptando con dignidad -y la manito extendida hacia su rival- una derrota nada premonitoria frente una niña regordeta y de bucles, de esas que a menudo ganan concursos estatales de belleza infantil en los Estados Unidos.
Pero aunque Justin Randall Timberlake no ganó aquel concurso, alguien en los estudios Disney sí creyó en el talento potencial de ese rubiecito de Memphis y lo convocó para ser parte del Club de Mickey Mouse, un show protagonizado por preadolescentes que actuaban y cantaban en vivo, por el que también pasaron las futuras princesas pop Christina Aguilera y Britney Spears.
Sus siguientes pasos desafiaron esa ley no escrita según la cual las carreras de las estrellas precoces acaban truncadas. Timberlake conoció la fama internacional como líder de la banda juvenil ´N Sync, formada a mediados de los 90 para competir con los entonces imbatibles Backstreet Boys. Pronto, los hits del grupo se impusieron en los rankings musicales del mundo. Su segundo álbum, No Strings Attached, vendió 2,4 millones de copias en la semana de su lanzamiento, un récord histórico.
Cuando durante una presentación de la banda en los Premios MTV, en 2001, Michael Jackson hizo un cameo en el escenario junto a Timberlake, muchos leyeron detrás de aquel gesto del rey del pop su voluntad de traspasarle su cetro al joven, que entonces tenía 20 años. Eso, más un largo y público romance con su antigua compañera Britney Spears, terminaron por consagrarlo como príncipe del pop. Su siguiente presentación en los MTV fue como solista, un año después, con un show inspirado precisamente en Michael Jackson. Justified, su primer álbum solista, vendió siete millones de copias. Ahora, tras la muerte de Jackson, muchos especulan con que Timberlake es su heredero natural. Para algunos, su reinado comenzó incluso antes: ya en 2003, la influyente revista Rolling Stone hizo una tapa en la que lo coronaba como "el nuevo rey del pop".
"Timberlake fue el hombre del año por una razón más sustancial que los discos que lleva vendidos o la histeria que genera entre sus fans -proclamaba la revista-. Demostró que no es sólo la estrella de una banda de chicos, ni sólo el ex de Britney Spears o de Cameron Diaz, ni sólo un lindo chico blanco emulando a Michael Jackson." Y fundamentaba: "Sabe hacer un buen show de rock a la manera tradicional, más allá de la coreografía (...) en vez de pasar el tiempo con otras estrellitas pop, es amigo de músicos como los Black Eyed Peas, Coldplay y los Strokes. En algún lugar del camino -afirmaba el artículo-, Timberlake consiguió lo que jamás consiguen las estrellas pop: credibilidad."
A los 22 años, podría haberse dado por satisfecho. Sin embargo, quiso seguir intentando cosas nuevas. Hoy, con 28, no sólo canta y baila, sino que actúa, compone, es productor televisivo y discográfico -se dio el lujo de producir a otra integrante de la realeza pop, la mismísima reina, Madonna-, y es dueño de tres restaurantes, una marca de ropa, una de tequila y un campo de golf ecológico. Más que rey del pop, una especie de rey Midas que convierte en oro todo lo que toca.
No es casual que las marcas europeas lo vean como una llave capaz de abrirles la puerta del codiciado mercado norteamericano. La francesa Givenchy, por ejemplo, acaba de lanzar un perfume inspirado en su imagen: la de un dandy moderno, elegante pero descontracturado, cosmopolita pero con raíces en su tierra, joven pero con un largo camino recorrido, amante de la tecnología pero preocupado por el medio ambiente. De hecho, Timberlake sólo puso una condición para participar de la rueda de entrevistas organizada por la marca para la presentación del perfume en cuestión, Play, en una lujosa sala de reuniones en Chelsea: tener un cuarto donde poder aislarse y relajarse tomando jugos naturales entre reportaje y reportaje, donde poder -como él mismo sintetiza- "sentirse verde".
-¿Cómo hace para llevar adelante una carrera tan versátil, que conjuga la música, el baile, la actuación, la moda, el deporte, la gastronomía y los negocios? ¿Se puede sentir una vocación real con tantas responsabilidades?
-Debo confesar que detrás de cada cosa que he hecho, de cada sociedad en la que me he involucrado, hubo el doble de proyectos que no funcionaron. Pero creo que cuando las cosas salen bien -un nuevo disco, una marca- es porque uno las considera como si todas las demás no existieran, como si fueran únicas, y pone todo su esfuerzo en ellas. Creo que la clave es que me concentro en lo que elijo hacer, más allá de poner mi nombre o mi imagen.
Cuando viaja y debe llenar el casillero de Migraciones que dice "ocupación", ¿qué escribe?, ¿cuál es el rótulo que mejor lo define?
-A veces sólo escribo cosas graciosas, como "contador" o "director de marketing"...
-Bueno, de algún modo, usted es su propio director de marketing...
-Eso es cierto. Y pensándolo un poco mejor, creo que escribiría que soy un animador o un artista, que es una palabra que funciona tanto para la música como para la actuación.
-Usted tiene menos de 30 años y es probable que haya hecho más cosas que gente que lo dobla en edad. ¿Cómo se ve en 30 años más?
-Me imagino mucho más sabio (se ríe). Creo que hasta ahora la suerte ha tenido mucho que ver con las cosas que me pasaron en la vida. Me siento un tipo afortunado, como Tiger Woods. He tenido mi voz y mi música, pero también la suerte de estar en ciertos lugares, en ciertos momentos; luego, una cosa llevó a la otra. Creo que uno debe esperar que le pasen cosas buenas...
¿Qué cosas buenas espera?
-No tengo esa manera clásica de pensar; nunca me pongo metas a largo plazo. Ni siquiera puedo pensar en tener 30 años. Apenas pienso en lo que me gustaría lograr el próximo año.
¿Y qué le gustaría lograr el próximo año?
-Me gustaría conseguir... ¡unas vacaciones! Quiero decir, es lindo viajar, pero es mucho más lindo cuando lo hacés por tu cuenta. Me gustaría poder decir: "Mmmm, hoy quiero ir a...", poder pensar en qué tengo ganas de hacer...
-Debe de ser difícil ser Justin Timberlake y estar por su cuenta; la fama se debe de convertir a veces en un obstáculo para eso...
-La verdad es que no creo que la fama tenga que ver conmigo como persona. Yo no soy un producto de la fama; la fama es un producto de lo que hago. La fama no es una parte importante de la vida, porque al final del día, y al final de la vida, todos terminaremos muertos y enterrados.
-¿Y cómo es su vida al final del día? ¿De qué cosas disfruta? ¿En qué cree?
-Mi vida es bastante tranquila. Después de todo, lo que determina una vida son los valores, la familia, los buenos amigos. Y creo que también es importante recordar de dónde venimos, cómo llegamos a donde estamos: yo era un fan de lo que hoy hago; eso es lo que me trajo hasta acá, ser un fan de actores, de bandas de música. En algún lugar de mi vida yo he sido y sigo siendo un fan.
-¿De quién es fan? ¿Qué música escucha cuando está "por su cuenta"?
-Soy fan del tenor Jesús León, de Radiohead, de la cantante country Taylor Swift... Soy un fan de todo, del cine, de Tom Hanks, de Robin Williams... del golf, de Tiger Woods, de la comida...
-¿En qué lugar se siente "en casa"?
-En casa. En Nueva York, donde acabo de comprar un departamento (trascendió que pagó 17,8 millones de dólares por una propiedad en Greenwich Village para vivir con su novia, la actriz y modelo Jessica Biel). En mi casa de Los Angeles, donde recibimos con frecuencia a mi madre. Y, por supuesto, en Memphis, Tennessee, que es el lugar donde me encuentro con mis verdaderas raíces.
-¿Cuándo se dio cuenta de que su vida había cambiado? ¿Cuál fue la primera señal de que se había vuelto un artista conocido en todo el mundo?
-No lo sé. Es difícil, porque siempre fui muy consciente de que la fama no cambiaría las cosas. Pero sí, hubo un momento, en las primeras giras internacionales, en que me di cuenta de que la gente me reconocía en otros países, y fue una sorpresa. Con el tiempo, uno trata de ir asimilando ese reconocimiento con más naturalidad.
-¿Alguna vez se "googleó" a sí mismo?
-(Se ríe) Sí, lo he hecho. Lo primero que apareció fueron los videos de mi participación en Saturday Night Live [el popular programa cómico que ya es un clásico de la televisión norteamericana, donde Timberlake hizo una parodia de sí mismo interpretando un tema bastante subido de tono]. Me dio un poco de vergüenza, porque uno hace las cosas y cree que ya está, que ya pasaron, pero todo queda registrado en Internet.
-Como el video de su participación en Star Search... ¿Qué queda de ese chiquito de Memphis que fue a medirse en un concurso de talentos?
-¿También está en Internet? ¡Qué gracioso! Creo que con el tiempo he ido aprendiendo qué debo hacer y qué no debo hacer. Es cierto que uno comete errores, y debe aceptarlos. Pero la verdad es que si tuviera que hacer un balance hoy, diría que no me arrepiento de nada. Y que sigo siendo un fan de lo que hago.
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