
La luna de Malena
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Viene de dos años de puro romance televisivo. De la pareja que formó en la ficción con Joaquín Furriel y por la que sufrió horrores en "Soy gitano" saltó, el año último, a encabezar el elenco de "Jesús el heredero", donde tampoco se la hicieron fácil. Así, después de sobrevivir al ritmo agotador que implican las grabaciones diarias de las tiras, Malena Solda decidió tomarse un respiro, bastante particular por cierto, si se tiene en cuenta que empezó el penúltimo día de 2004 e implica viajar cada semana entre Buenos Aires y Mar del Plata para subir a escena (acá, en el Multiteatro y allá, en La Subasta) "Una bestia en la Luna". Y ahí todo se serena y se puede empezar a entender lo de respiro. Malena dejó de lado la tele para hacer teatro.
A cuatro años de su estreno, Malena junto a Manuel Callau, Martín Slipak y Manuel Iedvabni, el director, volvieron con la obra de Richard Kalinoski que llenó las salas por las que pasaron, y a ellos de halagos y premios. La pieza se refiere a la historia de Aram Tomasian, un armenio que logra sobrevivir al genocidio que el gobierno turco realizó contra su pueblo en 1915. Ya en Estados Unidos, Aram trae desde Armenia a una adolescente a la que sacó de un orfanato por medio de un casamiento por poder, una manera de salvarla y de salvarse él de tanta soledad.
"Sentíamos que la obra daba para más, que había mucha gente que no la había podido ver y que, además, sigue siendo un placer hacerla." A pesar de tener una larga carrera televisiva (han pasado casi once años desde su debut en "Montaña rusa"), Malena Solda sigue sintiendo que su vínculo esencial con la profesión pasa por el teatro. De hecho, teatro fue lo que su mamá la llevó a estudiar a la escuela de Hugo Midón, a los 9 años, después de ver hasta el cansancio sus obras y de desear desesperadamente estar en el escenario.
-¿Después de dos años de crecimiento, no es riesgoso parar?
-En un momento me dio miedo correrme, pero no me quiero obsesionar con tener éxito o con el trabajo en sí, y pensé: ¿Quiero otro año así? No. Además, no creo que pase sólo por la televisión lo que uno puede dar como actor. Me aburre la rutina y es muy agobiante no ver a tus amigos ni a tu familia, no poder estudiar; hacer una tira es decir no a un montón de cosas. Además, también quiero algo más creativo y libertad para poder hacerlo. No me gusta que la vida pase mientras estoy en un estudio.
Con semejante claridad, Malena decidió volver a meterse en la piel de Seta Tomasian, esta joven que recién llegada de Armenia se encuentra con un marido mucho mayor que ella y quiere que sea madre a toda costa. "El personaje empieza como adolescente, pero termina siendo mujer. Hace cuatro años, con 23, me costaba mucho hacer la parte final, llegar a esa mujer, y ahora me cuesta más el principio. Siento que estoy más lejos de la nena; es lo que busco", dice Malena, y no cuesta recordarla en escena con las dos trenzas de Seta y la muñeca de trapo, único recuerdo que guarda de su mamá fieramente asesinada. A pesar de tratar un tema doloroso, "Una bestia en la Luna" rescata varios momentos de humor que tienen que ver con esa niña de la que Malena habla y de su manera de acercarse a ella.
El respiro al que apunta es tal que hacia septiembre se tomará casi un año para hacer un posgrado en la London Academy of Music and Drama (Lamda). "Tienen una técnica desarrollada sobre la base de los textos de Shakespeare. Ellos dicen que Shakespeare es la montaña más alta, y si podés acceder a él podés hacer cualquier cosa. Yo creo lo mismo", dice esta amante incondicional, desde hace años, del teatro inglés. Tanto que ya contó varias veces esa anécdota que la delata como una cholula más (un poco más top, por cierto): un día, en Londres, tocó el timbre en la casa de Emma Thompson para saludarla. En un inglés incipiente le pidió sacarse una foto con ella, pedido que la actriz inglesa aceptó de no muy buena gana antes de cerrarle la puerta en la nariz. Malena todavía tiene esa foto, que registró el inicio de un romance que nada dice que esté por terminar.
Verónica Pagés
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