
La obsesión por la amistad femenina invade las series

Cuando no están juntas Ilana y Abby hablan a través de Skype desde sus baños, mientras comen o se depilan, por citar algunas de las situaciones más íntimas (y bizarras) en las que estas dos amigas conversan. Hace tres años cuando Broad City apareció llamó la atención no sólo por su estilo desenfadado y deliberadamente escatológico, sino también por reflejar por un lado aspectos "poco televisados" de las vidas de las mujeres, y por otro, el nivel de intimidad que las amistades (aquí, femeninas) puede alcanzar. Porque si hay algo a lo que estas dos millennials que viven en Nueva York están comprometidas, a través de trabajos mal pagos, parejas y drogas varias, es la una a la otra.
Amigas, compañeras, roomies, todo eso y más, ¿almas gemelas?, es probable. Ellas son, en pocas palabras, el "y vivieron felices" en la vida de la otra, como explica la periodista Megan Garber en The Atlantic al hablar del momento particular que está viviendo la representación de la amistad en TV.
A diferencia de otros productos contemporáneos como Sex and the City o la más reciente Girls, donde en un caso se le daba más énfasis a la búsqueda romántica, y en el otro, pese a ser un show sobre amigas, las protagonistas nunca demostraron tener amistades verdaderamente significativas, Broad City parece hablarnos con sinceridad de un fenómeno actual muy tangible: la evolución de la familia y la creciente importancia de figuras sustitutas (amigos, compañeros de trabajo, vecinos, socios) en la vida de los jóvenes adultos. Así, lo que se evidenciaba tímidamente en shows históricos de Cheers a Golden Girls, y que luego fue aflorando en otros como Friends, Seinfield o Will & Grace, hoy ya es un fenómeno establecido y trabajado en muchos exponentes actuales (Crashing, Friendsfrom College, Insecure, Search Party). Por eso, escuchar a Ilana decirle a Abby "te amo", no sólo es creíble, sino que es natural.
Virajes narrativos
El retraso de hitos tradicionales (matrimonio, hijos, casa propia) ha hecho que toda una generación de adultos en sus treinta y pico todavía comparta casa y no esté totalmente independizada, o bien, que aún viviendo por cuenta propia haya forjado redes de contención por fuera de su familia. Esta etapa de la vida tiene un término específico para referenciarla, "adultez emergente" o emerging adulthood, acuñado por el psicólogo Jeffrey Arnett, quien reflexionó sobre este nuevo modelo de adultez. Asimismo, al crecer con padres divorciados muchos jóvenes tienen una mirada más cínica sobre los vínculos románticos que los ha predispuesto a un mayor escepticismo afectivo. Los programas toman nota de esto y se adaptan. Ya no se trata del clásico sidekick que acompaña al protagonista u otros personajes de relleno, sino de roles activos y argumentos centrales que revalidan la figura de los amigos en una cultura demasiado acostumbrada a la centralidad de la pareja en las ficciones.
Mientras que Girls, en particular en las últimas temporadas, pareció inclinarse más por mostrar el grado de enajenación o distancia que se puede tener con "amigos de toda la vida", otras series han explorado (y continúan haciéndolo) la amistad profunda y duradera entre mujeres. Grey's Anatomny, Orange Is The New Black, Parks and Recreation y Halt and Catch Fire, son buenos ejemplos de que las historias románticas hoy pueden pasar a segundo plano, y los conflictos con amigos o socios ser algo con más rating. En cuanto al interés dramático de estos vínculos, como la propia Hanna de Girls revela en uno de sus escritos: "Una amistad entre compañeras de la universidad puede ser más dramática que cualquier romance".

Otro show que hace eje en las mejores amigas o "BFF" es Playing House, que ya va por su tercera temporada. La premisa es simple, dos amigas comparten casa. Una de ellas, embarazada, luego de la disolución del matrimonio; por su parte la nueva concubina es una adicta al trabajo que ha dedicado sus últimos años a su carrera y no tiene familia ni pareja.
Desde el comienzo Playing establece que la historia central "es" la relación entre estas dos mujeres, Maggie y Emma, que se conocen desde el secundario y que han hecho hasta lo imposible la una por la otra. En este sentido, este es un recurso que se exprime al máximo en varios de estos productos, incluyendo Broad City o Playing House y también la nueva serie Glow, y es lo que permite con distintas cuotas de humor o dramatismo llevar adelante el argumento y hacer crecer a los personajes y sus relaciones.
Esta última serie, nuevo caballito de batalla de Netflix aclamado por el público y la crítica, no sólo se sube a la nueva ola de productos de calidad pensados "por" y "para" mujeres en la pantalla chica, sino que ejemplifica a la perfección cómo puede sostenerse un relato atrapante con historias sobre amigas y frenemies. Por su lado, HBO acaba de estrenar la segunda temporada de Insecure, la comedia de Issa Rae sobre las vicisitudes de vivir soltera en L.A, pero que en realidad es sobre Issa y sus amigos, y cómo se las ingenian para lidiar con una adolescencia extendida, en busca de vínculos significativos sin resignar la libertad.
¿Una era dorada?
Si estamos en una "era dorada de la amistad en TV" como argumenta la periodista especializada Alyssa Rosenberg, o no, el punto es que al menos ahora las relaciones entre "amigxs" acaparan tanta o más atención -y tensión narrativa- que las románticas. Y eso ya es un gran cambio. Superado el test de Bechdel popularizado en 1985 y usado para evaluar si un producto cultural cumple con los estándares mínimos para evitar la brecha de género, la pregunta que persiste es: ¿qué más se puede pedir, y ¿qué más se puede contar? ¿Acaso mostrar con más realismo y ojo crítico las relaciones entre chicas y chicos, y sus distintos grados de intimidad? Puede ser un comienzo.
Muchas de estas series sutilmente apuntan el factor de longevidad presente en estas relaciones amistosas, y las dinámicas de poder implícitas en estas amistades en relación a otros vínculos. Los trabajos, los novios, las mascotas pasan, inclusive los esposos y los hijos pueden dejarte, pero los amigos están ahí para atajarte, parece ser el subtexto. En cuanto a las jerarquías, tanto Ilana como Abby, Maggie y Emma, Issa y Molly, y en algún punto también las chicas de Glow, dejan claro que sus amistades muchas veces se colocan por encima de las demás cosas. Las amistades masculinas también tienen su cuota de protagonismo en series como el "dramedy" Pleaselikeme, con la dupla central de amigos (uno gay y otro hétero), soportándose y apoyándose a través de crisis familiares, románticas (salir de clóset) y laborales, o en clave de comedia en Brooklyn Nine-Nine, donde el personaje de Andy Samberg le hace escena de celos a su compañero Joe Lo Truglio. Este verano, el "bromance" (amor platónico entre varones) llegó a la pantalla grande de la mano de Sick Boy, Renton y Spud, amigos de la infancia, y su reencuentro triunfal en la secuela de Trainspotting.
Cada época tiene el género que merece, y si la comedia romántica hacía mella hace unas décadas cuando muchos de estos fenómenos culturales y sociales no estaban totalmente cristalizados aún, entonces podríamos pensar que las historias de amor platónico o la devoción entre amigos son los storylines que mejor se adaptan a este momento.
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