La tensión sexual. El placer de consumar un amor del pasado
El reencuentro de los protagonistas de la serie Friends, entre otros hechos, dejaron en claro que la tensión sexual es más común de lo que se imagina
Se gustaban y al fin lo admitieron en público, más de 15 años después. Cuando días atrás el conductor del ciclo que reunió a los seis protagonistas de Friends en una charla imperdible preguntó si hubo algún romance detrás de cámaras, Jennifer Aniston tomó la palabra mirando a David Schwimmer: “bueno... a ver, ¿David?”. Él contestó: “Sí, en la primera temporada yo estaba totalmente enamorado de Jen”…. y ella añadió: “Era recíproco”.
Wow. Los fans de la sitcom que pudieron ver el programa seguro enloquecieron con semejante confesión. Todos adorábamos a Rachel y a Ross, esta pareja desopilante y despareja que, como manda todo buen cuento de hadas terminó casándose y comiendo perdices, más no así en la vida real. “Estábamos locos el uno por el otro, pero éramos como dos barcos que se cruzaban, porque uno de los dos siempre estaba en una relación. Nunca cruzábamos ese límite, lo respetábamos, pero ambos...” deslizó Schwimmer alentando la pregunta del millón: ¿habrán concretado alguna vez esa tensión sexual que los mantuvo unidos tanto tiempo?... y si no fue así ¿lo harán ahora que se dijeron la verdad?
La tensión sexual y el cariño del roce
El roce hace el cariño, dice el refrán, y nada más cierto. La psicología define a la tensión sexual como un fenómeno que ocurre cuando dos individuos interactúan y sienten atracción, más nunca la consuman. La proximidad constante es lo que va alimentando esa corriente de intimidad y confianza que va y viene sin que ninguno se atreva a transgredirla, tal como sucedió en este caso, quizá por miedo a lo que dirá el entorno o a arruinar lo que se tiene, o porque no era el momento, entre otras causas que casi nunca llegan a verbalizarse a tiempo. “Se podría explicar como un deseo que por alguna razón no se concreta, y esa no concreción es lo que genera aún más tensión” explicaba la psicóloga de parejas Daniela Merino, y agregaba que casi siempre, aunque las partes intenten ocultarlo, el entorno se da cuenta. “En muchos casos resulta obvio para otros amigos o compañeros de trabajo que la presión está presente entre dos personas. Y no solo en la vida real, en la ficción también se suele retratar esta sensación, por ejemplo, cuando dos personajes están solos y muy cerca pero el deseo no se expresa explícitamente. Finalmente tiene que ver con una química que es poco evitable, una atracción que se contiene y que cuando se libera genera probablemente las mejores experiencias sexuales” sugiere.
Cuando es solo una ilusión
Sin embargo, tantas veces los seres humanos nos hacemos ilusiones creyendo tener conexión con alguien hasta que advertimos que quizá lo que nos pasa es solo nuestra imaginación, razón por la que nos “retiramos”, convencidos de que la pileta está vacía. “Está claro que el ser conscientes de la atracción nos va a permitir gestionarla y elaborarla de la manera más adecuada y sana. Una vez superado ese punto, es posible plantear si deseamos comunicar nuestra atracción de una forma abierta a la persona en cuestión. Esto dependerá del contexto y de la situación. Y si no se es correspondido, no hay que ser pesados: quizás estábamos viviendo un espejismo. O quizá el otro se encuentra ya comprometido o puede que −por diversas razones− la posibilidad de una relación resulte poco realista” coincidían en una columna de diario El Mundo los psicólogos Zubieta, Borras y Conchillo. Cuando la tensión sexual hace que la interacción sea siempre positiva y agradable, algo que claramente sucedió entre los actores de la sitcom, es difícil ser pesimista e imaginar que en la realidad esa relación podría fallar. Medio conmovida, Aniston contó al final que cuando se dieron el primer beso delante de las cámaras, en una hermosa escena filmada a las puertas del famoso Central Perk, en la segunda temporada, trasladaron a sus personajes toda la “adoración y amor” que sentían el uno por el otro. Incluso Courteney Cox (Mónica en la ficción) contó que había llorado mirando otra vez ese capítulo: “La tensión era palpable. Fue perfecto”, y dijo alegrarse de que los actores no hubieran tenido nada en la vida real.
Pero la cuestión es que, si es cierto que se trata de “una química poco evitable, una atracción que cuando se libera genera probablemente las mejores experiencias sexuales”, ¿cómo seguimos después de que nos sacamos la máscara y admitimos que no fue espejismo, sino un sentimiento mutuo? La historia continúa, sin dudas, al menos en la imaginación de los seguidores de Rachel y Ross, que ahora querremos ver juntos de verdad a David y a Jennifer....
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