:: Los periodistas aprenden enseguida que no existe tal cosa como la objetividad que se les reclama siempre, pero sí se les enseña que, en pos de que toda mirada quede representada, sus crónicas deben estar balanceadas.
Lala Toutonian sabe de esto, tras una larga carrera en el periodismo cultural que incluye apariciones en el diario Perfil, La Nación, Clarín, Panamá Revista y Diario Armenia, entre muchos otros, y quizás ahí esté la razón de que haya llevado demasiado lejos esa premisa.
Por eso decidió que cada tatuaje que lleva en la piel debe tener un contrapeso del otro lado del cuerpo para no romper la simetría anatómica. La actual editora de Estación Libro, que también despunta el vicio periodístico detrás del perfil @LalaKarenina, ya avisa que el próximo paso, si es que aún le falta tinta a su piel, tal vez sea animarse a lucir poemas en el cuerpo.
:: ¿Cuántos tatuajes tenés?
Tengo demasiados dibujos, no sé. En cada uno de los brazos tengo un juego de estrellas, siete de cada lado, que no sé cómo contarlos. También tengo una bicha enorme en la espalda para taparme dos tatuajes viejos. No se me ocurre cómo contar todo eso. Tengo 49 años y me tatúo hace, calvados, 30. Me habré ido a tatuar por lo menos 25 veces.
:: ¿Cuál fue el primero?
Cuando recién empezaban los 90, la movida de la época eran los tribales. Tenía 19 y mi madre, que nunca me había dicho que no a nada y me dio siempre una libertad absoluta, no me dejaba tatuarme. De repente, apareció mi hermana menor con un pequeño tatuaje con las iniciales de mi mamá y de mi papá, que ya no lo teníamos. Me fui corriendo a tatuarme porque la hija rebelde era yo; mi hermana hoy tiene tres doctorados en Economía y trabaja en una petrolera. Me hice un tribal con unas flores en el omóplato. Ni me acuerdo si me dolió o no. Mi mamá no me dijo nada porque ya me vestía como una chica gótica hacía varios años, así que no se espantó más que cuando me veía salir a la calle encorsetada en vinílico. Igual me lo terminé tapando. El segundo que me hice tenía una forma parecida al primero, ya buscaba dibujarme el cuerpo con líneas agradables que fueran con mi silueta. No iba por un dibujo particular, quería rediseñarme el cuerpo. Si me hubiera animado, estaría mucho más tatuada; soy fanática del negro total. Estos dos primeros son los que después tapé con la bicha esa enorme que llevo en la espalda. Después de ahí, ya perdí el orden cronológico. Es como los novios, que una se acuerda segura hasta del tercero, pero después ya no
:: ¿Cuál es tu tatuaje favorito?
La bicha es la más grande y la sesión más larga que tuve. Me la hice en Barcelona para tapar los dos tribales del lado izquierdo de la espalada. Más allá de la bicha, el resto lo tengo todo hecho dos veces. Me interesa la simetría en el cuerpo, tengo lo mismo de los dos lados. Las piernas no son idénticas, pero estoy tatuada de tal forma que ocupo los mismos espacios. Mi idea es dibujar el cuerpo. No me los hago de a dos a la vez porque es muy difícil aguantar sesiones tan largas. Una vez aguanté una sesión de siete u ocho horas. Me hice en un gemelo la tapa del disco Unknown Pleasures de Joy Division. A veces me preguntan qué significan mis tatuajes, pero son estrellitas, no significan nada. Soy un arbolito de Navidad con cosas pequeñitas por todos lados, por eso es imposible contarlos. Pero Unknown Pleasures tiene significado porque es un disco muy importante en mi vida y me refiere a un gran amor también.
:: ¿Tenés pensado el próximo?
Me gustaría terminar uno de la pierna que lo tengo colgado hace un año. Pero estuve pensando en dejar de tatuarme porque me siento grande. Me gustaría empezar a escribirme, tengo pensadas algunas poesías que me gustaría llevarlas en el cuerpo, aunque todavía no les encuentro el lugar. Tengo espacio nada más que en la espalda, la panza, el pecho y las manos. También me gustaría un búho en una mano y un cuervo en la otra, por la filosofía y la poesía, pero tampoco quiero destacarlas mucho porque se arrugan y se manchan.
:: ¿Qué no te tatuarías?
Nunca me tatuaría la panza, es muy doloroso. Me haría cualquier tatuaje porque ninguno tiene mucho significado. Todos representan algún momento importante de mi vida. Cuando siento que atravieso un período de anestesia, sin que me afecte lo que pasa en el mundo, aprovecho para tatuarme porque necesito sentir algo.
:: ¿A quién le admirás los tattoos y los de quién no te gustan?
No me gusta cómo está tatuada Asia Argento. Ella tiene mucha onda, pero los tatuajes son una cagada. Tengo una amiga, Virginia, la Pomba Negra, que está metida en el bondage, que tiene tatuajes con una onda tremenda. Por lo general, la tatúa Nazareno Tubaro, que es un genio. El tatuador que más me gusta es Pablo Shiva. No estoy tan metida en el mundo del tatuaje, pero he ido a muchas convenciones a mostrarme. Los de Tinelli también me parecen una porquería, por supuesto, con todos esos tribales.
:: ¿Te arrepentiste de algún otro además de los que te tapaste?
Esos dos los tapé por algo de estilo, me parecían una antigüedad. Pero además me tapé uno de mi nombre, Lala, con unas estrellitas. Y también me taparía otro tribal que tengo en la pierna. Tengo un pie solo tatuado, a pesar de esta manía por que todo sea parejo y equilibrado, porque nunca pude tatuarme el otro por el dolor insoportable que sentí. Queda muy rota la simetría con un pie sin tatuar y yo tengo una cosa con el equilibrio; como no tengo estabilidad emocional, me lo tatúo. Así que no me taparía el pie, pero me arrepiento de no haberme atrevido a hacerme el otro. Preferiría tener todos los tatuajes negros, por más que tengo muy pocas cositas en color. Tengo algo rojo, como la lengua y la cabeza de la bicha, y unas estrellitas rosas, que me hago un poco la boluda. Soy anarquista, así que los colores rojo y negro me gustan. Además, me visto solo de rojo y negro.