Son cada vez más los lugares que ofrecen versiones propias; en esta nota cinco recomendadas para probar.
La otrora poderosa Real Academia Española lo deja bien en claro: según su definición, limonada es tan sólo una bebida compuesta de agua, azúcar y jugo de limón. Pero, como sucede con otros ejemplos, muchas veces los diccionarios corren detrás de los significados, de los usos y costumbres que impone la calle. Hoy, por ejemplo, pedir una limonada en cualquier bar y restaurante de Argentina equivale a pedir una receta que incluye en la mayoría de los casos otros dos ingredientes, la menta y el jengibre. Un homenaje implícito, tal vez, a las culturas del Medio Oriente, donde estas materias primas son muy utilizadas. Pero hay más: con la limonada triunfando como opción casera y saludable frente a gaseosas y aguas saborizadas industriales, son cada vez más los lugares que ofrecen variantes propias, empujando así los límites de una definición para hacerla cada vez más extensa y versátil. Aquí, cinco limonadas porteñas que escapan a la moda tiránica de la menta y el jengibre.
Limonada de coco, vainilla y lima
Todo arranca en lo básico: jugo de limón y lima, agua filtrada y almíbar simple (es decir, agua con azúcar; se lo utiliza en forma de almíbar para lograr que no queden granos de azúcar disueltos en el líquido). Luego esto se licúa con leche de coco, vainilla y hielo, para lograr una expresión cremosa, dulce pero a la vez refrescante. Entre un helado y una piña colada en versión apta todo público: así es una de las limonadas que ofrece Let it V, el restaurante vegano que creció como pocos en el último año, sumando ya tres locales en Buenos Aires (y otro en plena ciudad de Barcelona). En su carta, las limonadas ocupan un espacio protagonista: además de esta de coco, se puede elegir una de menta y pepino, otra de arándanos, jengibre y manzana verde, además de la clásica de menta y jengibre. Limonadas para todos los gustos. / Costa Rica 5865 y sucursales
Limonsoda
A tono con la idea del lugar, en Sifón le suman burbujas a todo lo que ponen en un vaso. Y teniendo una propuesta de coctelería ya reconocida, aprovechan los conocimientos de los bartenders para meterse incluso con la concepción de la limonada de todos los días. Así, en este exitoso y juvenil bar de Chacarita crearon su limonsoda: una receta propia que utiliza un cordial de lima y jengibre (con ácido cítrico en su composición), que luego se mezcla con agua, hielo y soda para completar. El resultado juega cerca del Mojito, también de las sodas alimonadas industriales, pero en una versión casera y muy refrescante. / Av. Jorge Newbery 3881
Limonada de pomelo y frutilla
La idea de Cocu, la deliciosa panadería de origen y concepto franceses ubicada en Palermo, es trabajar una misma base de limonada relativamente clásica, para a partir de ahí generar nuevas bebidas que den combate a los calores del verano. Así en estos días sumaron por ejemplo dos opciones bien frutales a su carta. Por un lado, tienen de la frutos rojos; por el otro, la más ácida de pomelo y frutilla. Ambas arrancan con una mezcla de jugo de limón, jengibre, agua y azúcar, que tienen siempre lista en heladera. Luego, al momento del pedido, licuan esa base original con un mix de frutilla, arándanos y moras (para elaborar así la opción de frutos rojos). O la licuan con 60 gramos de frutillas frescas y 30 gramos de jugo de pomelo por cada 250 ml de limonada para la de pomelo y frutilla. Dos miradas distintas sobre la querida limonada de todos los días./ Malabia 1510
Limonada de huacatay
Todavía poco conocida -al menos de nombre- en Argentina, el huacatay es una de las hierbas más interesantes que asoma con toda su potencia y perfume en las cocinas latinoamericanas. Pocas cosas son más difíciles que describir un aroma en palabras: algunos afirman que su olor recuerda en algo a la menta y a la albahaca; tiene algo cítrico pero también herbal, como de estragón. Su papel en la gastronomía es similar al del perejil o el cilantro: se usa en guisos y en marinadas, como parte de salsas criollas o al final para sumar potencia en nariz. Una gran manera de conocerla es a través de esta limonada que se puede disfrutar en una de las terrazas más lindas de Palermo, la de Amazonia, el restaurante que los sabores de la selva peruana a las calles porteñas. Una mezcla intensa y sabrosa de jugo de limón, agua, azúcar, jengibre y hojas enteras de huacatay. / Fitz Roy 1818
Limonada vietnamita
La cocina asiática, en particular la del sudeste asiático, entre ellas la vietnamita, abunda en sabores cítricos y herbales, en limas y limones, en mentas y cilantros, en jengibre y galangal. Green Bamboo, el restaurante vietnamita ícono de Buenos Aires, aprovecha esta tradición para dar vida a su propia “limonada vietnamita”, que lleva jugo de limón, almíbar, cordial de jengibre y menta, agua, un penacho de menta fresca y una espuma de lemongrass por encima. El lemongrass no es más que la famosa citronela, una gramínea con forma similar a la de un puerro, pero mucho más dura y fibrosa. Con un aroma cítrico y dulce (como si fuera un caramelo de limón), el lemongrass es parte básica de muchas recetas clásicas de Tailanda y Vietnam. En Green Bamboo la licuan con agua, le suman un poco de albúmina y la meten dentro de un sifón Drago. Con eso, hacen esa espuma generosa que va sobre la bebida. Rica y distintiva. / Costa Rica 4802
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