
Los sobrinos, ese objeto de devoción
No dejan de hablar de ellos y llenan Facebook con sus fotos; las tías de 30 y pico reinventan la relación
1 minuto de lectura'
Cuando alguna amiga de María Algorta tiene una duda con sus hijos, la llaman para consultarla. Ella no es pediatra ni madre: es tía de siete sobrinos, de entre 8 años y 3 meses, por los que siente amor y devoción, y eso la convierte en una respetada referente para las amigas que acaban de debutar en la maternidad.
María, a las que todos conocen como "Mumi", curiosamente un nombre parecido a "Muni", animadora del canal Disney Junior y gran ídola de los niños, es maquilladora, tiene 29 años, es soltera y se reconoce como una "tía presente y babosa". Sube permanentemente fotos de sus sobrinos a Facebook sólo para mostrar que tiene razón al decir que son "los más lindos del mundo". Y comparte salidas, noches y vacaciones.
Ella es exponente de una generación de mujeres -aunque el fenómeno no excluye a los tíos- que sienten devoción por sus sobrinos y están resignificando ese vínculo. La razón principal es que aún no han formado su propia familia y ven en los hijos de sus hermanos un cauce ideal para conectarse con la maternidad -o paternidad-, aunque sea por un rato. Para ellos la palabra "disfrute" es la más utilizada cuando pasan horas con sus sobrinos. Y cuando no están con ellos, no dejan de mencionarlos. Además, llevan sus fotos en la billetera y llenan con sus imágenes su perfil en Facebook.
La familia ampliada, esa que formaba una red de contención que incluía, además de padres, a los abuelos, tíos, primos -también los lejanos- y demás parientes, se fue diluyendo, de ahí que la aparición en escena de estas tías que no han sido todavía madres y tienen tiempo y ganas de compartir tardes y noches con sus sobrinos ha sido tan bien recibida por los padres de esos niños.
"Las tías, sobre todo si son jóvenes y no formaron todavía su familia, acompañan mucho la formación de los chicos -dice la psicopedagoga María Pía del Castillo, coordinadora de programas de la Fundación Proyecto Padres-. La de tío/sobrino es una de las relaciones más importantes que vale la pena cultivar. Es una mezcla de autoridad, pero mucho más compinche. Como no tienen la responsabilidad de la crianza, se pueden dar ciertas licencias."
Mumi no duda a la hora de decir que sus sobrinos son su gran debilidad: "Yo tengo adoración y estoy superdisponible para ellos. Creo que influye mucho que estoy soltera. Para mí, ellos son lo más cercano a un hijo", reflexiona la tía, que no pasa semana sin verlos, especialmente a los cuatro hijos de su hermana -los otros tres son de sus otros dos hermanos-, por una cuestión de cercanía física: viven a pocas cuadras. De hecho, cuando su hermana y su cuñado viajan, ella se instala en la casa y queda al cuidado de los chicos.
Leticia González, de 38 años, tiene un hermano y dos sobrinos de ocho y seis años, más una niña en camino. Ella no duda a la hora de definirse como "la tía ideal" y sin rodeos reconoce que el amor y la dedicación que profesa por los hijos de su hermano están relacionados, en un punto, con la no concreción de la maternidad.
"Siempre fui una tía muy presente. Cuando nació mi segundo sobrino, la madre tuvo algunas complicaciones en el parto y el más grande se quedó conmigo varios días -recordó-. Si tienen que elegir ir con alguien, es conmigo, soy su primera opción", dice, orgullosa del papel que se ganó a fuerza de presencia, amor y complicidad.
"La relación con tus sobrinos tiene mucho que ver con cómo te llevás con sus padres. Yo siempre digo que mi cuñada, que tiene siete hermanos, fue muy generosa en dejar que participe. Si no tuviera una gran relación con ella, no podría tener la relación que tengo con los chicos", reconoce.
Sol Bucat tiene 35 años y dos sobrinos de uno y cinco años que viven en el Sur. Pero a pesar de la distancia se reconoce una tía presente y dice que cada vez que vienen de visita "es una fiesta". Para estar con ellos, se toma una semana de vacaciones en la oficina y arma programas con los hijos de sus amigas.
"Un ahijado mío tiene la misma edad que mi sobrino más grande. Ellos se hicieron amigos y armamos salidas juntos. El más grande está superintegrado a mi vida. Lo que siento por ellos es amor puro", reconoce Sol.
El culto a los sobrinos, si bien no es nuevo, logró visibilidad a partir de las redes sociales, el lugar preferido para manifestar, sin pudor, el amor por los hijos de los hermanos. En Facebook, por ejemplo, surgieron grupos que dan rienda suelta a este amor sin temor a ser criticados por "pesados" por quienes no entienden esta relación especial.
Porque, aunque suene antipático, no todos los usuarios de las redes sociales quieren enterarse de cuando a un sobrino se le cayó el primer diente o actuó en un acto escolar. Y se quejan de que su muro se llena de fotos de niños que muchas veces ni siquiera conocen.
Fernando Castro decidió cortar de raíz a las "tías babosas". "A varias, que me llenan mi muro con fotos de sus sobrinos les puse «cancelar suscripción», que es una opción para que no te lleguen las actualizaciones de tus contactos, pero tampoco los borrás como amigos. Entiendo el amor por los sobrinos, pero no el amor desmedido por ellos."
Mumi es de compartir fotos de los hijos de sus hermanos en su perfil de Facebook. "A veces me doy cuenta de que estoy muy babosa y pesada. Pero mis amigas conocen perfectamente a mis sobrinos, no es que les muestro fotos de desconocidos", se defiende.
Sol también sube fotos, pero no se reconoce enferma ni pesada. En cambio, Leticia no comparte fotos de ellos, aunque tiene álbumes completos de cada uno, como una especie de archivo personal. "No subo imágenes, respeto mucho la privacidad de los menores ajenos. Sí soy de sacarles mil fotos y armarles álbumes para generar su historia", contó Leticia.
Una historia en la que las tías son cada vez más protagonistas.





