
Moscú bajo tierra
Monumental en la superficie, la capital moscovita también encanta a los visitantes con sus galerías subterráneas. Pero allí abajo, además, hay un mundo diferente que deja ver los claroscuros de la realidad rusa
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Perforado de galerías y búnkeres, era hasta hace poco un hervidero de marginalidad habitado por vagabundos, niños abandonados, prófugos de la justicia y prostitutas sin hogar. En 1999, la policía calculaba en 30.000 el número de personas que vivían en el "subsuelo" moscovita. En invierno, gracias a las tuberías del agua caliente, las cloacas son un buen refugio contra el frío. En verano, la humedad protege del calor.
Los subterráneos de Moscú eran también frecuentados por "aficionados" al mundo de las catacumbas. Aventureros a la búsqueda de emociones fuertes o de algún tesoro oculto. Cuenta la leyenda que sectas satánicas celebraban allí sus rituales y que una tribu de vagabundos antropófagos utilizaba un recóndito colector para organizar festines.
Habladurías. Aunque durante una inspección de la policía hace siete años se encontraron esqueletos y cadáveres humanos en descomposición. Bastantes de ellos con orificio de bala en el cráneo. La red de galerías subterráneas era un sitio ideal para deshacerse de las víctimas de un crimen. Las mafias utilizaban también los recovecos para ocultar armas, narcóticos, objetos robados y maletines con dinero. Otro tesoro por el que correr el riesgo. El osado no sólo podía ser capturado por matones o gentes del subsuelo. También podía ser atacado por las ratas, cada vez más numerosas en Moscú, o caer en las viejas trampas tendidas durante los años 30 por la policía de Stalin.
En su libro El Moscú subterráneo Taisia Belousova relata que, tras la revolución, para dar caza a los maleantes del subsuelo se instalaron trampas en forma de compuertas que se activan al paso del intruso para apresarlo y convertirlo en pasto de las ratas. El gas tóxico que desprenden las antiguas líneas telefónicas oficiales también puede causar la muerte al perder su recubrimiento. Cables venenosos que se usaban para impedir que el teléfono de algún alto responsable pudiera ser "pinchado".
Pero las medidas antiterroristas adoptadas en los últimos años vaciaron los subterráneos. Los accesos más conocidos han sido cerrados a cal y canto. Y un destacamento policial vigila el alcantarillado. Su base de entrenamiento es un enorme refugio atómico: una auténtica ciudad subterránea, diseñada a finales de los 40 para albergar a 10.000 personas en caso de ataque nuclear. En su interior hay dormitorios, comedores, bibliotecas, salas de proyección, hospitales, depósitos de víveres y un parque de automóviles. La idea era utilizar los vehículos una vez que el descenso de la radiación externa permitiera dejar el refugio.
Uno de esos refugios, el búnker GO-42, acaba de abrirse al público como Museo de la Guerra Fría. Se encuentra en el callejón Kotelnicheski, cerca de la estación de metro de Taganskaya. Su directora, Olga Arjarova, advierte de que el museo está aún sin montar y que es necesario terminar algunas obras. Las galerías tienen una extensión aproximada de 7.000 metros cuadrados y se encuentran a una profundidad de 60 metros. El blindaje de las paredes alcanza los seis metros.
El refugio, que terminó de construirse en 1956, comunica con el metro y fue saqueado en los años 90 por la fauna underground moscovita. Las salas para los generales estaban dotadas de suntuosas lámparas de araña de cristal y de ricas alfombras. Iba a ser el centro de mando y comunicaciones del Ejército, en caso de guerra atómica. Desde allí –puntualiza Arianova– tendría que partir la orden de disparar los misiles de respuesta al ataque. Es que allí hay otra Moscú. Y está bajo tierra.
Fotos: AP y AFP
Datos / El metro
- Moscú tiene una extensa red de subterráneos, que funciona de 6 a 1.
- Su construcción comenzó en los años treinta; no sólo se pensó como medio de transporte público sino también como refugio subterráneo en caso de que la ciudad moscovita sufriera un bombardeo.
- La mayor parte de las estaciones son verdaderos museos, con impresionantes obras de arte. Se dice que, desde el punto de vista estético, es el transporte subterráneo más bello del mundo.
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