La gran promesa: separar orgasmo de eyaculación y lograr varios éxtasis. El neotantra, la versión occidental y new age del tantrismo, propone descubrir nuevas experiencias que vale la pena probar.
Por Mariana Fusaro.
Orgasmo sin eyaculacion. ¿Te suena insólito? Sin embargo, para millones de varones no debe ser tanto. Las culturas orientales entienden sobre el tema desde hace unos 3 mil años, desde que la medicina china desarrolló su rama sexual, pasando por el taoísmo, shintoísmo, budismo y otros movimientos filosófico-religiosos que prestaron a la sexualidad humana una atención que, de este lado del globo, resulta inconcebible.
Es que en esta cosmovisión, y en las tradiciones esotéricas derivadas de ella (que conocemos como tantrismo, especialmente en su versión hindú), el sexo no es algo pecaminoso, sucio ni tampoco meramente fisiológico, sino un camino que conduce a la evolución espiritual. Y para recorrerlo, estas escuelas enseñan que, en vez de apartarse de los estímulos que activan las pasiones carnales, hay que usarlos para alcanzar la energía, la salud, el bienestar y, al final, el contacto con lo divino.
Hace mucho que toda esta gente llegó a la conclusión de que el orgasmo y la eyaculación son dos cosas diferentes. Una idea plenamente compartida por la ciencia actual. Mientras que el primero es una experiencia de placer psíquico y emocional, el segundo es un reflejo corporal que da como resultado la expulsión del semen. ¿Cuál es la gracia de este antiguo descubrimiento asiático? Varias. Pero, para empezar, la posibilidad de lograr el sueño de la mayoría de los machos: tener orgasmos múltiples.
Los especialistas dividen la respuesta sexual masculina en tres fases. La señal de arranque es el deseo, cuando se generan las reacciones químicas que registramos como excitación. Una vez encendido, el cuerpo responde con una erección, y la excitación crece hasta el límite biológico en el cual es imposible excitarse más. Entonces se desencadena la fase orgásmica. En una primera instancia, el semen se acumula en la parte posterior de los conductos eyaculadores, hasta que su nivel produce la sensación de inminencia eyaculatoria: a partir de este punto, no se puede volver atrás. Lo que sí se puede, como enseña cualquier tratamiento para varones precoces, es aprender a detenerse justo en el umbral. Y a quedarse ahí disfrutando las sensaciones de intenso placer, hasta decidirse a continuar, por propia voluntad.
Esta es la promesa de la sexología moderna, pero los orientales van un paso más allá. El tantrismo ofrece aprender a separar la eyaculación del orgasmo, logrando varias mesetas de placer y adquiriendo la habilidad de tener varios éxtasis, antes de eyacular una sola vez, al final. Para que no nos tachen de blasfemos, hay que agregar que el tantra es todo un sistema filosófico que excede los inmensos beneficios sexuales que se obtienen con su práctica. En esta región del mundo, donde la población femenina últimamente está acudiendo en masa a talleres de striptease y cursos de erotismo, bien vale la pena probar.
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