Pintxo Bar

Desde siempre, la gastronomía porteña estuvo en manos ibéricas, que adaptaron, cocinaron y prepararon todas las culinarias habidas y por haber, dando como resultado la cocina porteña, término acuñado por Fernando Vidal Bussi. Ahora se está dando otro fenómeno. Resurge la cocina española, con recetas genuinas e ingredientes de "a lá" , más el rescate de la muy feliz costumbre del tapeo, jovial y sociable manera de picotear, probar de todo; a veces, como aperitivo o tentempié, otras, como comida informal.

En Palermo, muy cerca de la zona roja , hay un local dedicado a las tapas, que no satisfizo nuestras expectativas. Pero en la esquina de Medrano y Costa Rica, éstas se vieron colmadas con largueza. Se trata de una vieja panadería de barrio, de la que quedaron la fachada, el horno repostero y el de pan, este último de tal tamaño que hoy contiene la cocina. Funciona de 7 a 3, ininterrumpidamente, y alberga un restaurante - que comentaremos en otra ocasión- y el Pintxo Bar, motivo de esta nota. El bar es, en realidad, un almacén donde se puede comprar jamón de jabugo, pata negra y serrano de 12 meses, lomo crudo ibérico, jabalí ahumado, bacón español y sobresada mallorquina. También, mozzarella de búfala, gruyére francés, próvola ahumada, queso de oveja y manchego, entre otras delicias, además de buenos vinos nacionales e importados.

Pero lo lindo es comerse unos pinchos en la barra, mientras se observa cómo los preparan. También acodarse en lo que los Barreiro -dueños del local- llaman bar del monedero, o mejor aún, llevarse tapas o raciones a la gran mesa comunitaria. La lista es larga y todo rico. Hay pintxos de muslo de cangrejo, de salmón, de langostinos rebozados o langostinos gigantes a la plancha ($ 2). También, bocadillo de jamón serrano ($ 1,50), loncha de jamón sobre pan de campo ($ 2,50) o la contundente brochette de jamón con fritas. Dos amigos pueden compartir la tortilla española ($ 5), las canastas de aros de cebolla o pescaditos fritos (ambas, $ 2,50), calamares y rabas ($ 5) o patatas y batatas fritas ($ 2).

Los que luego de los pinchos, banderillas o tapas, quieren aún un plato más formal se tentarán con cordero patagónico en cazuela de barro ($ 5), rico pollo al ajillo ($ 4), pulpo a feira ($ 8) o a la gallega ($ 10). Si después de charlar y tomar algunos vinos se tiene ganas de algo dulce, natillas o crema catalana serán buena elección. Comentario aparte merece la construcción del lugar, desde los imaginativos baños -mezcla rara de Gaudí con Mikonos-, más la presencia en pleno salón de dos pozos, convenientemente iluminados, nos hablan de un respeto por la ciudad y su pasado encomiable. En las noches de verano, muy agradables las mesitas en la vereda, ya qu e el local no cuenta con refrigeración.

Medrano 1502. Abre todos los días, de 7 a 3. Tel. 861-6741.

Por María Esther Pérez

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