Pronóstico del tiempo: el nubarrón amigo
Escenas del capítulo anterior:
El dragón salió de su letargo y sus bocanadas transformaron la ciudad en un consulado del infierno. La madrugada del miércoles llegó a marcar 32°C de sensación térmica y ya nadie pudo dormir. Por suerte entró aire frío, la tormenta nos esquivó y la jornada de ayer le bajó el nivel de euforia al mercurio. No llegamos a entrar en ola de calor ni se prendieron las alertas porque todo se cortó rápido, pero volvimos a sentir el rigor del calor extremo del verano porteño. A partir de hoy comienza un nuevo episodio meteorológico en el Río de la Plata que nos tendrá térmicamente a salvo hasta la semana que viene pero a costa de una larga hilera de días de lluvia intermitente.
El Ying y el Yang
Todos tenemos una relación ambigua con varios actores de la meteorología. Los amamos, los despreciamos, los odiamos y después los perdonamos y hasta los volvemos a querer. El sol es nuestro aliado en invierno pero ahora nos asesina. El frente frío nos congela los cachetes en las madrugadas de junio pero ahora juega en nuestro equipo. Maldecimos los chaparrones, ahora clamamos por tormentas que corten la racha de calor. Es una calesita de amores, odios, traiciones reconciliaciones, todo por interés. A un ritmo que ni la política ni Gran Hermano han sabido tener.
Hoy volvemos como hijos pródigos a los brazos del nubarrón. El cúmulo cargado vuelve a ser nuestro amigo, de ser ese ente amenazante que sobrevolaba la ciudad para arruinar nuestros planes ahora pasa a ser casi una mascota. Si viviera en la Patagonia no dudaría en domesticar a una oveja negra y tenerla como mascota. Y le pondría de nombre "Nubarrón". Hasta soportaría que arruine mi jardín, no dormiría con ella como Woody Allen, pero la adoptaría sin ninguna duda. Pues eso es lo que tendremos en estos días, un nubarrón amigo que le pondrá el pecho al sol durante varias jornadas con marca personal a Febo desanimando al termómetro a volver a valores estridentes.
Jueves: pesado pero no sofocante
Sin rasgo sofocantes pero decidido a quedarse vuelve el calor a la ciudad después de la tregua de ayer. La mañana retoma la cordura con agradables 22°C, luego el termómetro va en meteórico ascenso hasta los 31°C que podrían percibirse más calurosos por efecto de la humedad. Se estima un día de nubosidad variable donde agradeceremos los tramos nubosos que nos tapen un poco al sol. A la noche vuelve el viento caliente con 26°C en el cierre y a alguno puede costarle dormir.
Viernes: la noche en peligro
Mañana el firmamento porteño se cierra desde temprano y puede que no abra hasta la semana que viene. Para el viernes se prevé que continúe el descenso de aire caliente durante todo el día empujando el mercurio hasta 32°C. Las nubes nos salvan las papas y desbaratan una máxima disparatada de la mano de un manto de cirrus que oficiaran desde lo más alto como una permanente media sombra. El centro de atención pasa por la desmejora nocturna con previsión de chaparrones hacia la medianoche. En las simulaciones la lluvia se va atrasando, las primeras gotas caen en la madrugada del sábado pero no quiero esperanzar a nadie, la noche está a merced de precipitaciones o alguna tormenta aislada.
Sábado: mejorando antes de la noche
Sigue bajando aire caliente, húmedo e inestable lo que podría derivar en un arranque de fin de semana con precipitaciones desde temprano. Antes del mediodía ya las lluvias se vuelven intermitentes, con mejoras temporarias para renovar su intensidad con la entrada de aire frío que parece tener lugar hacia el final de la tarde. La noche se muestra como el único pasaje del día fuera de todo caprícho atmosférico. Temperatura punta: 29°C
Domingo: poco o nada de sol
La jornada dominical transcurre con cielo mayormente nublado durante todo el día, poco viento y ambiente caluroso, variables que invitan a pileta sin necesidad de cocinarse bajo el sol. La tarde guarda más posibilidades de alguna cuota solar. Se estima una máxima de 31°C con un nuevo pasaje inestable a la noche donde alguna lluvia cortita no desentonaría.
Eso es todo amigos, los días inestables de verano amplían el margen de error de los pronósticos, los nubarrones se topan con el calor y la humedad de la ciudad y arruinan cualquier previsión con sus lluvias antojadizas. Recuerdo un profesor japonés que tuve en un curso de meteorología ninja que decía que no existe el bien y el mal en la atmósfera. Que los peores eventos guardaban su belleza y que el caos era la vida misma en su máxima expresión. Y que solo los más osados son capaces de ver la magnificencia del nubarrón.
Hasta la semana que viene
@JopoAngeli
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