¿Quieres ser Michelle O?
Cuando era chica sus aspiraciones eran simples. Quería un perro. Una casa con escaleras. Solía decirle a la gente que cuando fuera grande iba a ser pediatra, porque se dio cuenta de que era una respuesta que a los adultos les gustaba. "Ahora sé que es una de las preguntas más inútiles que un adulto puede hacerle a un niño –dice Michelle Obama en su autobiografía, Becoming–. ‘¿Qué querés ser cuando seas grande?’ Como si crecer fuera algo finito. Como si en algún punto te convirtieras en alguien y ese fuera el final".
Está claro que la ex primera dama de los Estados Unidos todavía sabe captar qué es lo que los demás quieren escuchar: con diez millones de ejemplares vendidos, sus memorias, publicadas por Penguin Random House, van camino a convertirse en el libro autobiográfico más vendido de la historia. Michelle Obama es hoy la mujer más admirada de los Estados Unidos, por delante de la reina de la televisión, Oprah Winfrey. Es la sexta persona más popular de los Estados Unidos y la segunda más famosa, sólo debajo de su marido, el ex presidente Barack Obama.
Pero no parece haberse ganado el cariño de los americanos por ser condescendiente; por el contrario, lo que cautiva en ella es su inteligencia, y también que se muestre genuina y cercana, sobre todo ahora que se liberó del protocolo de ser la mujer del hombre más poderoso del planeta. "A veces dicen que soy la mujer más popular del mundo, a veces que soy una mujer negra enojada. No sé qué parte de esa frase les molesta más, ¿que sea negra? ¿que esté enojada? ¿que sea mujer?"
Los analistas dicen que es lo real en ella lo que potencia su popularidad, en una época en la que es difícil creerle a los políticos y a las celebridades. Todos queremos que nos quieran, pero Michelle parece no necesitar posar de algo que no es para eso: cuando se abraza con George Bush (h) y dice que lo ama hasta la muerte porque es su compañero de asiento –"y de crímenes"– en todos los actos protocolares, cuando no puede evitar fruncir el ceño ante Trump. Quizá por eso en los últimos Grammy fue más aplaudida que Lady Gaga, Jada Pinkett, Jennifer López y Alicia Keys, con las que compartió escenario. "La música me ayudó a contar mi historia", dijo esa noche. Una historia que –cuenta en Becoming– le enseñaron a valorar sus padres: la de su familia, la de ella, y a través suyo, la de todo un país. Supongo que fueron también sus padres los que le enseñaron a no perder el norte. Como muestra, basta el mensaje que le mandó por Whatsapp su madre, Marian, de 81 años, durante la noche de los Grammy: "Sí, te vi, pero... ¿conociste alguna estrella verdadera?"
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