Rulos y canas: el empoderamiento femenino llegó al pelo
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En el último tiempo y de la mano del movimiento feminista los cánones de belleza tradicional y el impacto de industrias como la de la moda y la publicidad están siendo observados más de cerca, cuestionados y hasta reconfigurados, desde los cuerpos y la sexualidad hasta los vínculos. El pelo no se queda atrás. Así, una nueva forma de empoderamiento se suma a las reivindicaciones existentes para derrocar la imagen prototípica –algunos dirían esclavizante e imposible– que se vende a las mujeres: la reivindicación del pelo en su estado natural, menos "intervenido", e incluso el derecho a llevar nuestras canas a la vista. Movimientos globales como el Natural Hair Movement (promueven que los afroamericanos usen su pelo afro natural), Curly World y el método Curly, Silver Hair y sus sucedáneos locales como los grupos Rulos.org o Orgullosa de mis canas, y las numerosas cuentas de Instagram que congregan miles de seguidores como Pura Melena o Rulos Cultura, proponen no solo aceptar y querer nuestro cabello tal cual es, además ofrecen asesoramiento para que esos pelos "no hegemónicos" luzcan bien, encontrar productos con menos aditivos dañinos y generar un punto de encuentro con otros.
"A pesar de estar protagonizando la cuarta ola feminista, las mujeres no estamos 100% liberadas aún. Pesan sobre nosotras parámetros tradicionales de belleza que sabemos que ya pasaron de moda, pero todavía nos encadenan: ser flaca, tener el pelo lacio y largo, no estar soltera. Tal como decía Naomi Wolf en El mito de la belleza, "entre más obstáculos materiales y legales son superados por las mujeres, más nos pesan imágenes de belleza inflexibles y crueles".
Esto no es casualidad: Lucía Levy, autora de la Curva de la Moda (@lacurvadelamoda), un espacio de deconstrucción de tendencias de moda, explica que "cuanto más poder reclamamos, más nos bombardean con imágenes de belleza inalcanzables usadas como armas de control. La solución debe ser colectiva y organizada. Tal como plantea Wolf, necesitamos una nueva forma de ver".
Si pensamos en el tiempo y dinero que muchas mujeres invierten en estar en forma, en tener la piel perfecta, en depilarnos, ni hablemos del pelo. Por eso, hoy, el cabello y qué hacemos o dejamos de hacer con él también es campo de debate y reflexión."Una vez, en una reunión laboral. Me dijeron que para tener éxito en una corporación había que alisarse el pelo. Que los rulos no eran corporativos", cuenta Julia (38), quien de cabello naturalmente rizado buscaba soluciones al problema del frizz y dio con el grupo Rulos.org en Facebook. "Ahí te encontrás con un montón de mujeres con rulos que sufren las mismas cuestiones que sufrimos las que tenemos rulos como: que no haya productos para vos, que la publicidad y la industria siempre tratan de alisarte el pelo y no de potenciarte... Como positivo resalto esto de ayudarse entre todas, como para desmitificar que las mujeres siempre se pelean y no son solidarias las unas con las otras. Acá es todo lo contrario".
El grupo que tiene más de 165 mil seguidores en FB y es referido informal y afectuosamente como "la secta" es uno de los más multitudinarios, pero no es el único que se dedica a divulgar el famoso método curly creado por la estilista Lorraine Massey (@curlyworldllc), alma mater de la comunidad global Curly World y autora de diversos y exitosos libros. Cansada de que le dijeran que se planche el pelo para trabajar, Massey se puso a investigar productos, abrió su propio salón y se especializó en rulos. Hoy en día tiene su marca y hasta una forma de cortar el pelo patentados. El método, en muy pocas palabras, prohíbe usar productos con sulfatos, parabenos, siliconas o derivados del petróleo. Las alternativas que se recomiendan en estos sitios son numerosas, desde el cowashing (usar acondicionadores sin silicona en vez del champú común) al uso de low-poo shampoo (productos con menos sulfatos, más suaves, con menos químicos).
"De chica no podía usar el pelo suelto, me daba mucha vergüenza. Hay que gente que no lo supera nunca, que siempre se alisa el pelo o que no lo muestra y se lo ata", relata Carla Jasin (33), al frente de la cuenta @puramelena con 21.500 seguidores en tan solo ocho meses, otra de las tantas emprendedoras y mujeres que se vuelcan a redes más visuales y participativas como Instagram. Carla participó de Rulos, pero hoy se dedica a evangelizar desde IG. "Lo que intento es promover la libertad y lo importante que es ser uno mismo y no esconder nada de su cuerpo. Siempre con esta idea central de la libertad y el hashtag #melenaslibres. Uso el pelo suelto y lo promuevo, enseño peinados, el método en sí, pero más que nada me muestro libre y feliz con mi pelo, que creo que es lo que más le llegó a la gente y el motivo por el que tuve mucho feedback".
El movimiento a favor de llevar el pelo al natural ha impulsado toda una rama impensada de emprendedoras que tienen sus propios proyectos: desde chicas que organizan ferias del CurlyGirl Method, ponen sus salones, producen fundas, gomitas o cofias de satén y materiales "aptos", a exportadoras de productos y más. Y ojo, aunque en los grupos y cuentas mencionados el 95% es público femenino, también participan algunos hombres.
Para Florencia (35), participante activa de Rulos, quien armó un grupo de WhatsApp sobre el tema que integran sesenta y cinco mujeres y que genera juntadas regulares en Agronomía, ya se trata no solo de una forma de cuidarse el cabello, de un lugar de encuentro, sino de una cofradía. "Yo me metí porque no tengo un pelo dócil, mi pelo es un pelo casi afro, siempre me hice muchos alisados, el pelo me quedaba espectacular pero con el tiempo se me arruinó. Me metí y hablaban de un libro escrito por una peluquera que se daba cuenta de que no había soluciones para las mujeres con pelo enrulado y que toda la industria siempre tendía a sugerir alisado para esta clase de cabellos, lo conseguí, lo leí y ahí arranqué con el método".
Mili Allois (26), también estilista, tampoco se sentía cómoda con los métodos tradicionales (keratinas, alisados, planchado) y notaba una falta total de consideración para con las mujeres con rulos como ella. Autoproclamada "curla libre, sana y natural" desde su cuenta @RulosCultura con casi 40 mil seguidores tradujo y promueve el método, pero sobre todo se enfoca en que la gente aprenda a comprar, fomentando un consumidor consciente. "Saber qué y para qué. Vos aprendés a conocer tu cabello y a discernir qué ingredientes le hacen bien y qué no. Después uno elige si quiere hacer el método más casero o no, con cosas más o menos procesadas. También está bueno poder saber qué marcas testean en animales. Creo que todo este mundo de poder conocer mejor tu pelo y qué te hace bien te abre la cabeza a cuidar tu cuerpo, tus alimentos, qué te ponés encima. Es todo un proceso que empieza por el pelo pero que termina por el cuerpo a un nivel más integral".
Quizá lo que algunos de estos espacios tienen en común también, más allá promover la autoaceptación y mejorar la autoestima, es poder ir sembrando progresivamente la idea de deshacerse de contaminantes diarios; y ya no solo por el lado de los rulos, porque participan muchas "lacias infiltradas" (chicas con pelo lacio que quieren cuidarse mejor el pelo), y hoy también se habla más de dejar las tinturas y lucir las canas. "Ahora la misma autora del método Curly sacó un libro sobre las canas (Silver Hair: Say Goodbye to the Dye and Let Your Natural Light Shine: A Handbook), así que es un movimiento que está creciendo mucho. Acá, en la Argentina, recién arranca, pero tengo mucha gente de mi comunidad que se las está dejando y no quiere estar presa de estar haciéndose la tintura a cada rato", comparte Jasin, y agrega: "Más allá del método en sí, yo trato de enfatizar el tema de la libertad y que si un día no tenés ganas está todo bien. Que sea un mimo que uno se hace cuando quiere. No te va a cambiar a vos tu amor propio o te va a perjudicar estructuralmente ya que lo importante es quererse a uno mismo. En este sentido si no es estar pendiente de otra manera. Eso es otro mandato".
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