Saberse sensual

La Real Academia Española define la sensualidad como cualidad de sensual y, a esta última, como perteneciente o relativo a las sensaciones de los sentidos. Pienso en cómo las definiciones quedan cortas o, mejor dicho, como no exploramos todo su potencial. Atravieso el salón de la Galería Marso del Distrito Federal mexicano. Del otro lado de la puerta está Laetitia Casta, modelo y actriz francesa que desde sus 14 años viene construyendo y redefiniendo el concepto de sensualidad sin proponérselo. Lleva un vestido azul, al cuerpo, con mangas cortas y cuello polera. Su sonrisa y humor me hacen olvidar que estoy frente a una top model que con su belleza y personalidad conquistó las portadas del mundo.

“Ser sensual es una elección que nace principalmente de asumir quién sos”, vaticina. Y no puedo estar más de acuerdo. Recién a los 27 años me permití mirarme y descubrirme. Y, desde entonces, –cambios más, cambios menos– sé quién soy.

Le pregunto cómo fue crecer proyectando una imagen sensual, me responde que cuando comenzó no era totalmente consciente de eso. “Tuve la suerte de trabajar con personas que me enseñaron que tenía que navegar esa energía en sus profundidades y dejarla salir.” Su melena, sus manos, sus ojos acompañan con intensidad lo que cuenta.

Hablamos de esa distancia entre la belleza que reconocemos en el realismo de Gustave Courbet y la inconformidad que sentimos cuando nos miramos al espejo. “Creo que en algún momento nuestros padres nos enseñan que la sensualidad es algo obsceno, indecente. Es un jardín secreto del que no podemos hablar y por eso todo lo relacionado a ella, incluso el cuerpo, se transforma en un problema.”

Saberse sensual es una de las experiencias más reveladoras que una mujer puede experimentar. Lleva tiempo y aceptación.

La Real Academia Lunar define la sensualidad como una energía magnética, la belleza que se llena de respeto y contenido cuando descubrimos que además de vernos tenemos cuatro sentidos más donde encontrarnos con nosotras mismas.