Sexo a diario: no es tiempo para la vergüenza
No hay tiempo para la vergüenza, claro que no. En una época en que las milenials agitan las redes sociales con postales de sus plantas regadas con fluidos menstruales y algunas periodistas forman tribunas de vayainas en los programas de televisión, en Londresabre el primer museo dedicado a la vagina. El órgano femenino nunca había tenido tanto protagonismo como ahora, aunque huelga recordar que el arte viene retratándolo lasciva y superficialmente desde tiempos de Adán y Eva. Siempre han sido un tema los genitales femeninos; pero resulta que más de la mitad de la población mundial los tiene, razón suficiente para inscribir este proyecto en una campaña educativa enfocada en romper estigmas y concientizar sobre su salud, derechos y cuidados.
El museo físico (existe uno virtual) comenzó a gestarse, valga la redundancia, en 2017, cuando su ideóloga y directora la inglesa Florence Schechter entendió que si podía existir una institución dedicada a comprender la fisiología de su majestad el pene (Museo del Pene en Islandia), éste bien debía tener su equivalente. Es más, la coyuntura lo ameritaba.
Mucho menos escalofriante que el phallological museum, con esfuerzo y gracias a un crowfunding, el flamante espacio abrió sus puertas en la zona de Camden Market el pasado fin de semana, cuando la ciudad entraba en su temporada más fría. La iniciativa trajo algo de calor en los medios locales, y a los vecinos, que de victorianos y modosos tienen cada vez menos. "El Museo de la Vagina es muy importante porque esta área del cuerpo está muy estigmatizada y esto tiene consecuencias en el mundo real, como que las personas se avergüencen al momento de hablar del tema", dijo Schechter en distintas entrevistas. Más de mil personas aportaron fondos hasta reunir las 50.000 libras necesarias para ponerlo en funciones e inaugurar con una primera exhibición digna pues, por lo que se aprecia, la colección permanente es un poco pobre todavía (si se compara con la impresionante faloteca natural de Islandia). Muff Busters: Vagina Myths and How To Fight Them (Los mitos de la vagina y cómo luchar contra ellos) propone a los visitantes un viaje ginecológico que incluye hasta los períodos menstruales, el sexo y la anticoncepción. "Es importante sentirnos capaces de hablar de nuestras vaginas y vulvas sin asociarlo con las perniciosas leyendas que han venido circulando sobre la anatomía femenina hasta convertirse en la norma" decía la curadora Sarah Creed, no sin razón.
Allá y aquí, y desde tiempos inmemoriales, la mayoría de los individuos se abochorna ante las palabras en crudo. Le suenan brutales. En este caso, nuestro idioma no dispone de tantos sinónimos a la hora de hablar o escribir, y nada más patético que un adulto usando apelativos o eufemismos infantiles para referirse al cuerpo humano. Sin embargo, según algunos estudios realizados por distintas ONG’s dedicadas a la salud femenina (Eve Appeal y Jo´s Trust), el 65% de las mujeres entre 16 y 25 años se avergüenza al pronunciar las palabras vagina o vulva. "Esta es una parte del cuerpo que deberíamos celebrar. El museo es una forma fantástica de comunicar el mensaje de que no hay nada vergonzoso u ofensivo acerca de la vagina" decía su fundadora y agregaba que del 25% de las jóvenes de menos de treinta no asiste regularmente a la consulta médica por sentirse incómodas.
Quién sabe si será verdad o pura provocación eso de cómo mantiene su jardín nuestra influencer de exportación, pero desde la tienda el nuevo museo también rompe pudores ofreciendo a los visitantes una discreta variedad de gift o souvenirs temáticos que seguramente ayudarán a llamar las cosas por su nombre, o por el nombre correcto.
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