Signos que visten vinos

De la tierra del sol a las copas del mundo. Víctor Pupo Boldrini y Leonardo Gato Ficcardi tienen mucho en común. Comparten la vocación, son socios en el trabajo, fueron compañeros en la universidad y ahora transmiten lo aprendido en su rol de docentes. Como si esto fuera poco, nacieron en Mendoza el mismo año y con un día de diferencia. Al frente del estudio de diseño gráfico que lleva por nombre sus apellidos, se especializan en la creación de imagen de bebidas alcohólicas y lo que ellos llaman packaging, una ventana al consumidor que comunica mucho más que una idea, una forma o un color. "Es la cara de la bodega en las góndolas", resume Leonardo en el escritorio donde nacen los vestidos del vino.

Aunque como dupla de diseño trabajan desde 1991, fue en el 96 cuando entraron por primera vez en contacto con el rubro a pedido del bodeguero Flavio Senetiner, que requería un cartón para promocionar el precio de una damajuana. La experiencia se transformó en el diseño de una etiqueta y después resultó en la puesta en acción de una campaña para presentar un champagne en forma personalizada. Aseguran que tras 2001 cambió el panorama de la industria vitivinícola: "Se abrieron los mercados y las exportaciones, se pensó en desarrollar vinos de mejor calidad y comprar viñedos se transformó en una inversión", dice Leonardo. "A su vez surgió la necesidad de desarrollar una identidad propia, por fuera de lo que hacían Francia o Italia", agrega Víctor.

Desde entonces, Boldrini & Ficcardi ha desarrollado alrededor de 5000 ideas para packaging de vinos, de las cuales cerca de 1000 llegaron a las góndolas como representantes de unas 200 bodegas y bebidas alcohólicas. Vodka, licores, cervezas y aceite de oliva de la Argentina, Brasil, Chile, España, Italia o Inglaterra han depositado su imagen en esta dupla cuyos diseños aparecen en marcas como Tapiz, Trivento, Trapiche, Grupo La Navarra o Vino del Sol. Entre sus distinciones destacan la Doble Medalla de la San Francisco International Wine Competition, su llegada a "la final" en el New York Festival y el reconocimiento alcanzado en dos oportunidades por los miembros del jurado del Malbec Top Design, que se realiza en nuestro país.