Hace un tiempo que la industria de las bebidas empezó a repensar su vínculo con el alcohol de la barra para adentro: desde bartenders abstemios a campañas como #DryJanuary o #DryJuly (no tomar durante un mes) impulsadas por el mismo sector. Ahora se suma una nueva tendencia de la barra hacia afuera, entre los consumidores: el #SoberCurious, también conocido como mindful drinking.
¿En qué consiste esto? En dejar de tomar completamente, alternar con períodos secos o disminuir su ingesta (y su impacto en el organismo) consumiendo bebidas bajas en alcohol. Toda una serie de movidas que promueven, con diferentes enfoques, repensar nuestros hábitos en torno a la bebida. "Beber es el lenguaje social de los jóvenes. Ser sociable o tener una vida social equivale a beber. O al menos así es presentado con total ubicuidad", escribe Helena Fitzgerald en un editorial del célebre sitio Good Beer Hunting, analizando qué sucede cuando beber parece una parte tan indisoluble de la socialización, el trabajo y la diversión.
En este sentido, ya hay comunidades en redes, eventos sin alcohol, marcas que desarrollan bebidas low ABV (bajas en alcohol) o directamente sin (Seedlip, Kin Euphorics), y bares alcohol free en las principales ciudades del mundo como Nueva York (Listen, Getaway Brooklyn). También las estrellas hablan públicamente de los beneficios de no beber –lo han hecho Naomi Campbell, Lana Del Rey y Jennifer López–, y el tópico ha acaparado los titulares de revistas dedicadas al bienestar los últimos meses. De todo esto es de lo que se habla hoy, precisamente, en ferias y congresos de la industria.
En carne propia
Una de las referentes en sumar su propia experiencia a esta movida fue Millie Gooch, creadora de la comunidad Sober Girl Society (con más de 80.000 seguidores en IG). Gooch cuenta que armó la comunidad después de atravesar episodios de hangxiety (ansiedad posresaca), tras 20 años de beber demasiado. Desde entonces, el movimiento no para de crecer y de sumar chicas de todas las edades que empezaron a preguntarse, al igual que ella, acerca de los costos físicos, emocionales y psicológicos de beber regularmente. "Es algo realmente difícil de escapar porque está naturalizado e incluso se glorifica la resaca", dice Gooch. Ella no es la única que se replantea sus hábitos o reflexiona acerca de las presiones que reciben las mujeres en situaciones sociales: el novedoso bar neoyorquino Listen (@listenbar), que cuenta con una carta de tragos sin alcohol y surgió de la necesidad de que la fiesta no esté necesariamente asociada a emborracharse, una estrategia comunicacional muy elocuente apuntada especialmente a las mujeres en situación de cita: "Conocé a un bombón y acordate su nombre", "Encontrá a alguien con quien disfrutes estar, sin estar borracha", "El único bar que no trata de emborracharte", rezan sus carteles.
Los influencers de la moda y el espectáculo tampoco son ajenos a esta movida y cada vez son más los que cuentan su día a día desde esta nueva perspectiva "sobria", como la fashion blogger Katie Brunsdon (@stylishlysober) o la coach Africa Brooke (@africabrooke). Se multiplican los tests en revistas apuntados a los millennials que quieren sentirse mejor. Aunque también se habla de cierta frivolización del tópico, no hay dudas de que la tendencia de reducción de alcohol es algo que moderará a la industria de las bebidas en los próximos años.
El libro que empezó todo
No es necesario ser un consumidor diario o un adicto para mirar más de cerca nuestros hábitos, explica la británica Ruby Warrington, autora del libro Sober Curious y fundadora de los eventos Club Söda (@joinclubsoda), en boga en Estados Unidos y Europa. "Hay toda una área gris y una mayor conciencia hoy de las distintas categorías del problema de la dependencia al alcohol". Según un estudio del 2017 publicado por JAMA, el riesgo de problemas mentales asociados con el alcohol en mujeres creció de un 5,7 a un 9%, y para los hombres de un 14,2 a un 15,5%.