¿Qué pasa con el amor en cuarentena? Eso es lo que me pregunto en estos días, y tamaña curiosidad me llevó a contactar a algunas de las parejas que me contaron su historia. Como Sonia y Pablo que siguen juntos y disfrutando de su amor a pesar de todos los cambios que trajo esta pandemia.
Pablo es diabético y considerado de riesgo ante el contagio de coronavirus por lo que la cuarentena los tiene puertas adentro, y bien entretenios, no solo por sus trabajos si no porque sus tres hijas, todas en primaria, los tienen de zoom en zomm.
Su historia salió en febrero del 2019 y hoy la volvemos a compartir. ¡Qué viva el amor!
Visitaron un mismo lugar y ni se vieron, pero al volver al hotel todo cambió
El año 2006 llegaba a su fin, Pablo, español, tenía 27 años cuando su padre lo invitó de viaje por Tierra Santa en Israel. Sonia, argentina, tenía 32 años y fue al mismo destino acompañada por sus padres y hermanos. Quienes quieren viajar a Tierra Santa tienen dos opciones según el tour que elijan: conocer desde el lugar donde nació Jesús o desde el lugar de su muerte. Por esas vueltas de la vida o tal vez una mala puntería de Cupido, Sonia empezó por un lado y Pablo por el otro.
Pero Cupido, tal vez, tendría su revancha: el 26 de diciembre Pablo y Sonia coincidirían una noche en la misma posada.
Ella y sus hermanos solían ir a dormir temprano porque al día siguiente había que madrugar, pero esa noche fue distinto, conocieron a un correntino y se quedaron reunidos en el salón. Mientras tanto, Pablo fumaba afuera cuando se le acercaron las dos hermanas de Sonia a hablar y lo invitaron a unirse a la charla en el salón. "De casualidad se sentó al lado mío y veo que tenía colgando una espada, le pregunté de manera irónica si era que pertenecía a una secta y me respondió que era una espada élfica, que no lo iba a entender. Para su sorpresa, yo conocía El Señor de los Anillos y ahí mismo nos pusimos a hablar de libros. Nos quedamos solos charlando durante tres horas", recuerda Sonia de ese primer encuentro.
Esa noche, cuando se fue a dormir pensó en su mala suerte, Pablo podría ser el amor de su vida pero vivía en España. Después se enteraría que él se fue a dormir con la misma sensación. Cupido había hecho su trabajo, pero ellos aún no lo sabían.
A la mañana siguiente se encontraron en el desayuno y, con la excusa de enviarse unos libros de Alejandro Casona, intercambiaron direcciones de mail. Cuando Pablo se estaba yendo Sonia le gritó: "Si algún día vas a Argentina escribime y nos vemos". La respuesta fue inmediata: "Sí, tengo muchas ganas de conocer", y se fue.
Una relación por Messenger
A los dos días Sonia recibió el primer mail, el 31 a la noche chatearon tanto que Pablo empezó el año sentado frente a la computadora.
Empezaron a hablar todos los días teniendo en cuenta el cambio de horario, tenían cinco horas de diferencia. "Yo trabajaba como coordinadora de arte en una empresa multinacional, cuando salía me volvía rápido e iba a un locutorio cerca de mi casa en Belgrano donde nos quedábamos chateando por Messenger. Hasta que le conté la historia a mi padrino y decidió ayudarnos regalándome una computadora con una camarita", cuenta Sonia. Ahí el contacto se dio también por Skype, la familia se había vuelto también cupido, y duró hasta que Pablo comentó su decisión: venir de visita a Argentina el 30 de marzo.
"Yo estaba re nerviosa, mi jefa me dejó irme antes porque todo el mundo estaba enloquecido con la historia y muy expectante. Cuando llegué al aeropuerto me puse tan nerviosa que me escondí detrás de una columna como quince minutos, llamé a mis amigas y les dije que no me animaba a salir. Además cuando lo vi empecé a dudar porque estaba con una mujer y sus hijos, después supe que los estaba ayudando. Finalmente me animé a salir de atrás de la columna y ahí en el aeropuerto nos dimos nuestro primer beso" recuerda Sonia como si fuera ayer.
Pasaron 15 días enamorándose, conociendo amigos y familia, recorriendo Buenos Aires, y entendiendo que si querían continuar con la relación alguno de los dos iba a tener que ceder y mudarse. Pablo decidió venir a vivir a Argentina y lo contó a su familia al llegar a España. "Les pareció una locura, recuerda Sonia, me querían conocer, como yo no tenía plata para pagarme el pasaje me lo enviaron ellos y en mayo fui a España y conocí a toda su familia". A partir de ahí empezaron la movida para buscarle un trabajo a Pablo que se desempeñaba como técnico informático. Mientras, hablaban todos los días por la camarita y se presentaban a los amigos, ya eran uno más del grupo de ambos.
Bienvenido a Argentina
El 4 de agosto Pablo llegó a Buenos Aires, empezó a trabajar en una empresa en el área de telefonía y en noviembre le propuso casamiento a Sonia. El 29 de marzo del 2008, un año después de su primer beso, dieron el sí rodeados de familia y amigos tanto de Argentina como de España que pudieron viajar para la celebración. Al año siguiente nació la primera de sus tres hijas mujeres.
Hoy, doce años después, viven felices en su casa en Buenos Aires, y tratan de ir de visita en cuanto pueden, Sonia y Pablo demuestran que cuando el amor llega es difícil escaparle aunque te separe un océano.
Si querés contarle tu historia a la Señorita Heart, escribile a corazones@lanacion.com.ar con todos los datos que te pedimos aquí.
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