Mariano Lobera: “Heredamos el saber hacer sastrería”
Una firma heredada que supo reconvertirse y actualizarse. Su fuerte, la sastrería. Mariano Lobera protagoniza ese cambio y apuesta a las celebrities y los shoppings
Con más de 20 locales en todo el país, acaba de instalarse en Alto Palermo, Markova crece a pasos agigantados. El responsable, Mariano Lobera, director creativo de la firma, que como licenciado en Administración de Empresas y con un máster en Fashion Marketing, aplicó el know how y expertise adquirido en el departamento de prensa de Adidas; en el área de comunicación, campañas y desfiles de Donna Karan, y en Vogue accesorios. De Nueva York a Buenos Aires sin escalas, hace menos de una década se hizo cargo de la marca Coma, creada por sus padres hace 25 años en Santa Fe, y supo reconvertirla, relanzarla y actualizarla para responder a la consumidora actual.
–Crecieron muchísimo: el último semestre de 2014 aumentaron un 50 % las ventas en relación al mismo período del año anterior.
–La explosión se dio hace dos o tres años cuando heredé Markova, que hasta hace diez era Coma. Armar un equipo para analizar de dónde venía la marca, cuál era nuestro desafío fue fundamental. Mis padres fundaron la empresa en Santa Fe, y se sostuvo por más de 25 años, período en que las marcas funcionaban distinto. Con el boom de los shoppings, Coma se pudo adaptar y sumar a la movida. El cambio de nombre fue un paso estratégico para el relanzamiento.
–¿Por qué esa explosión?
–El clic se dio cuando empezamos a incluir a las celebrities: Andrea Frigerio, Araceli González, ahora Juana Viale. Sus imágenes y lo que representan ayudó a empezar a conectarnos con la mujer y entender un poco más qué quería. Esta temporada, ampliamos el rango etario, convocando una chica de 30 años como Juana, que personaliza la mirada de la mujer a que apuntamos. Este medio tiene mucha llegada y le permite al público incorporar la marca.
–¿Cómo es la mujer Markova?
–Prioriza la elegancia y busca prendas para el día a día. Pensamos productos funcionales. Desde la elección de la tela, el color y hasta el botón, sabiendo que la mujer prefiere, por ejemplo, una limpieza rápida que no afecte su rutina, o prendas que se puedan repetir para ir a trabajar. Estas experiencias cotidianas son disparadores en el desarrollo de la indumentaria.
–¿Tiene otra edad?
–No la defino por edad sino por atributos: gana su plata, es independiente, tiene personalidad fuerte, muchas son madres, les gusta la ropa y también gustar y decide qué prendas le quedan bien. Y asumimos el desafío de dar esas respuestas.
–La inversión en una imagen fuerte es importante.
–Es que al mismo tiempo decidimos hacer el desarrollo de la colección pensando en si esa famosa se lo pondría, si ese perfil de mujer lo usaría. Y en los locales en los que esa imagen, tuvimos un crecimiento del 70%, como en Abasto y Galerías Pacífico.
–¿Cómo evolucionó la hechura? ¿Tienen taller propio?
–Hacemos la molderÍa, las muestras y el corte, y la confección en talleres externos, sobre los que tratamos de controlar porque le decimos no a la mano esclava. Nos ocupamos de que lo nuestro no pase por un taller clandestino. Y en general prestamos especial atención a nuestra ropa, a cómo se hace, a sus terminaciones. Heredamos una firma que se dedicó a la sastrería, aprovechamos ese saber hacer y pusimos en sus manos diseño, para hacerla más actual, moderna. Éste es el valor agregado de Markova.
–¿Es posible controlar quién hace la ropa?
–Uno sabe a quién se lo lleva pero no si esa persona va a tercerizar a otros. Es un control difícil, pero no imposible. Pero muchos de los que reclaman que no haya mano de obra barata son los que buscan comprar ropa baratísima; van a Forever 21 o a H&M donde se vende lo hecho en Bangladesh por personas que ganan un dólar al mes.
–¿En la Argentina la ropa es cara?
–No sería ese el motivo porque acá hay mucho taller clandestino. Argentina tiene un mercado único; no son muchos los países que tienen centros comerciales con cientos de marcas nacionales, que emplean diseñadores de indumentaria, diseñadores gráficos, vidrieristas, etc.; lo tenemos que cuidar. Pero si vamos a competir con las marcas que fabrican en Bangladesh, China o Vietnam, es imposible porque fabrican a mayor escala y con mano de obra paupérrima. En algunos casos, vale más porque tener en blanco, cuesta y es correcto que deba costar más.
–¿Cómo es la relación precio-calidad?
–Tenemos controles de calidad internos, y lo manejamos en la medida en que nos permita ser industrialmente competentes en el mercado. Y analizamos qué toleramos y qué no en la confección en favor de que el proceso de producción sea eficiente. Trabajamos con materias primas nacionales y también importadas. Temporada tras temporada mejoramos, invertimos, sumamos proveedores, buscamos desarrollar en forma local. Nuestro fuerte es la sastrería, y estamos empezando a desarrollar una línea con paños nacionales 100% lana y proyectamos una línea de denim.
–Diversificaron la firma en accesorios
–Sí, en accesorios: zapatos que está creciendo –al igual que la ropa de noche–, además de carteras, chalinas, collares, y hasta perfumes. Los accesorios complementan el concepto de la colección. Con cuero 100% y también sintético que resuelve, siguiendo la idea de desarrollar un producto del que la gente se enamore. Nos interesa mostrar nuestro lifestyle.
OBJETO QUERIDO. "Esta mochila siempre me acompaña: al trabajo, en mis viajes, el fin de semana, en mis vacaciones. Dentro de este accesorio están todos los elementos que intervienen en mi vida, es mi compañera de todos los días."