Muro de Berlín. La moda antes y después de la caída
Con el advenimiento de la unificación de Alemania, Alex Kerner y su hermana, Ariane, comenzaron sutilmente a modificar su vestimenta. Eso que les pasó a los personajes del film Good Bye Lenin estuvo directamente asociado con la apertura al capitalismo y la transformación que trajo aparejada la caída del Muro de Berlín en 1989. El cambio político se cristalizó en la vida social y cultural de los ciudadanos, y la moda, en tanto modo de expresión, no quedó al margen: ¿Cómo era antes y cómo fue después? ¿Qué pasó a un lado y al otro del Muro? ¿Quiénes fueron los referentes?
Del lado de la República Democrática Alemana, Sibylle fue la publicación fashion de referencia. Su editora Dorothea Melis, en una entrevista que dio en el 2011 al portal Berlin Amateurs, dijo que, mientras Alemania estuvo dividida, del lado Oriental no se "tomaban en cuenta las necesidades, deseos y exigencias del consumidor".
En ese contexto,una de las opciones para adquirir moda fue la de las sucursales de la firma estatal Exquisit de la cual Melis formó parte, como encargada de prensa, cuando se fue de la revista. La marca llegó a tener 300 sucursales y cubrió el el 30% de la oferta general. "La moda de Exquisit ha caracterizado el modo de vestir general de la RDA", sentenció Melis en el mismo artículo.
Además de esa cadena de indumentaria, que no era para nada barata, la otra alternativa fue la de los ciudadanos que, a través de patrones, hicieron su propia ropa. A eso, hay que sumarle, como hecho paradigmático de esa época las manifestaciones de los artistas bohemios que encontraron en la vestimenta una herramienta de resistencia a la normalidad propuesta por el sistema comunista. Así es que recurrieron a sus propios recursos inventivos convirtiéndose en audaces diseñadores. Utilizaron materiales de descarte e incluso domésticos, como podían ser las cortinas de baño. Esos atuendos estuvieron influenciados por las estéticas del punk y el new wave, movimientos que también existían al otro lado del globo. Además, ya en la segunda mitad de los ´80, surgieron marcas de vanguardia por fuera la propuesta oficial; Allerleirauh, entre otras. Esas expresiones fueron mostradas en 2009, en el documental "Comrade Couture" realizado por el ex modelo Marco Wilms.
Moda unificada
Mientras la escena fashion de los ´60 y ´70 en los países occidentales estuvo caracterizada por las pretensiones de impronta espacial, la estética hippie y el crecimiento exponencial del uso del denim. Durante los ´80, con epicentro en París, despuntaron diseñadores como Jean Paul Gaultier, Thierry Mugler, Claude Montana y también se dio la consolidación de los japoneses Kenzo Takada, Yohji Yamamoto e Issey Miyake.
Hacia el final de esa década, Martin Margiela presentó su segunda y tercera colección. Este último desfile lo realizó en el barrio 20 de París, con modelos despeinadas, un escenario descuajeringado y los chicos afrodescendientes del vecindario correteando por todos lados. Algunos medios interpretaron que la elección del lugar no fue otra cosa que una referencia implícita a lo que quedó tras la caída del Muro, aunque eso nunca fue confirmado de parte de la organización.
Lo cierto es que el diseñador belga se caracterizó, desde ese momento y durante toda su carrera, por hacer ropa con material reciclado y prendas ya existentes. Además, se adelantó en el tiempo a la discusión actual del fast fashion, y exhibió cómo se hacían las prendas por dentro mostrando forros y costuras. A eso hay que agregarle el anonimato que no solo cultivó al hacer etiquetas sin nombre, sino que además se mantuvo lejos de los flashes y sin dar entrevistas. Ese fue el reverso de la moda célebre de marcas personalistas como la de Gianni Versace o Giorgio Armani. Otro de los hechos significativos fue la aparición de las supermodelos como Claudia Schiffer y Linda Evangelista que coparon campañas, desfiles y tapas de revistas.
Con el nuevo milenio, el suceso de la caída del Muro volvió a ser tema para la industria, aunque lateralmente, con la publicidad de Louis Vuitton que lo mostró a Mijail Gorbachov, el ex presidente de la Unión Soviética, sentado en el asiento trasero de un auto llevando un bolso con el emblemático monograma de la marca francesa, mientras recorría la extensión de hormigón que queda del Muro. Ese fue un nuevo guiño a la llegada del consumo para el lado oriental del planeta. De esa campaña también participaron Catherine Deneuve, André Agassi y Steffi Graf. Otra remisión que hizo foco en ese tramo de hormigón, todavía existente, fue la del diseñador alemán Daniel Rodan que en el 20° aniversario de la noche del 9 de noviembre de 1989 convocó a ocho diseñadores para llevar a cabo el proyecto "Ropa del Muro - East Side Gallery sigue la moda". ¿Cómo lo hicieron? Desarrollaron piezas que tomaron inspiración en las expresiones artísticas plasmadas en la extensa pared.
En el país
Durante los años 80 en Argentina, también fue emblemático el uso del denim, con un importante crecimiento de la industria, por ese entonces, a partir de una fusión entre Alpargatas y Ducilo, se creó el Denim indigo elastizado con Lycra. A su vez, las empresas jeaneras locales incorporaron diseño y se volvieron más competitivas. Incluso se lanzó el concurso Alpargatas para diseñadores jóvenes, que después se llamó Tela & Talento, y que constituyó una puerta de entrada clave para los flamantes creadores. Laura Novik, especialista en diseño sostenible y moda, docente en la Universidad San Andrés, fue la ganadora de la edición del 1989. "Estaba cursando Arquitectura en la UBA y decidí presentarme porque sentí la necesidad de entender más sobre el mundo de la moda, algo que desconocía por completo -comenta- y descubrí que podía encontrar paralelismos con la arquitectura, o en definitiva esa fue mi forma de comprender ese nuevo universo estético". Y hace referencia a las colecciones que podían ser consideradas como arquitectura moderna, caracterizadas por geometrías simples y volúmenes domesticados: el norteamericano Geoffrey Beene, el italiano Gianfranco Ferré y el Versace de esa época. "Por el otro lado, estaba la mirada posmoderna y el rescate de las culturas ancestrales de la mano del italiano Romeo Gigli (neo-barroco e incluso neo-romántico), la española Sybilla (neo-gótico), y la inglesa Vivienne Westwood que jugó con la historia del vestido británico", explica.
El ‘89, el año de la caída del Muro, fue además sintomático para la moda y el diseño local: la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires realizó la Primera Bienal de Arte Joven inspirada en un encuentro de similares características que se había hecho en Barcelona. Para Daniela Lucena, investigadora (UBA-CONICET) y compiladora del reciente libro "Costura y Cultura", los artistas y diseñadores que se nuclearon en ese espacio "propusieron un potente programa de contra-costura que amplió los límites disciplinares y renovó los lenguajes estéticos de un modo muy vital y desprejuiciado", dice, y agrega que se trató de "un activismo fashionista transgresor, que apostó a la belleza desde la precariedad y los materiales de desecho y reciclables, al mismo tiempo que puso en escena cuerpos que desacomodaron las asignaciones binarias de género y mixturó de modo creativo e indisciplinado los procedimientos de la vanguardia artística con signos y recursos de la industria cultural". La autora alude a "las narrativas de la pobreza" que generó el grupo en torno a Sergio De Loof, conformado por: Marula Di Como, Cristian Dios, Cayetano Vicentini, Mónica Van Asperen, Gabriel Grippo, Gabi Bunader y Andres Baño.
Para Novik es posible asociar aquello que pasó en el territorio de la Alemania Oriental con la emergencia de arte y moda que se dio en Buenos Aires. Dice de los jóvenes que participaron en la Bienal que "crearon con prácticamente nada escenas y looks de alto contenido estético que procuraba emular lo que sucedía del otro lado del Muro; nosotros, en el sur del mundo y post dictadura, también intentábamos conectar con el discurso global de la moda desde nuestra realidad en medio del Plan Austral y el Plan Primavera", comenta.
Semanas después de la Bienal, quedó inaugurada la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. Ese fue otro de los hitos de esa década. De ahí, tiempo después, surgirían los primeros diseñadores que fueron claves para la transformación de Palermo Viejo en un polo de diseño, siendo además protagonistas ineludibles, ya en la primera década de este siglo, de las ediciones más recordadas de la Semana de la Moda de Buenos Aires, más conocida como BAFWeek.