Adiós a un luchador por la libertad
LA NACION fue fundada por su tatarabuelo, el General, en 1870, recién salido del gobierno luego de ser el primer presidente de una Argentina unificada. Después de tantos años de fracturas y desventuras, sintió la necesidad de crear una "tribuna de ideas", que felizmente perdura y de la que sus descendientes han estado siempre al frente, hasta esta triste circunstancia. Son cinco generaciones que mantuvieron aquellas ideas de libertad y civilización, que se forjaron en la Defensa de Montevideo, en pugna con la dictadura rosista.
Este Bartolomé fue nuestro amigo. Cordial, generoso, bien humorado, sentía como su destino mantener vivo ese legado y así lo trasmitió a las páginas del diario. Uruguay era para él una segunda patria, a la que llegaba, iba y venía, como a su propia casa. Así hizo amigos y ganó respeto en nuestro medio político democrático, que tuvo siempre en él y en LA NACION, un bastión de refugio ante la arbitrariedad.
El período que le tocó protagonizar como director fue de grandes cambios. También de enormes dificultades, que a veces fueron financieras y en ocasiones de eclipse de las libertades, como pasó en los últimos gobiernos kirchneristas, en que LA NACION era parte del "enemigo" a la concepción populista de la sociedad.
"Bartolo" fue un activo y entusiasta partícipe de la empresa Papel Prensa, que había nacido por la necesidad de los grandes diarios argentinos de preservar su independencia. El papel, justamente, había sido el método que el General Perón usó en su tiempo para estrangular la opinión adversa. Hasta en los últimos años hubo que batallar para mantener viva esa garantía.
Su vida pública, como periodista, como valor cívico, estuvo construida alrededor de la idea de la libertad de expresión como garantía de todos los demás derechos que hacen a la democracia. Escribió innúmeros artículos y un recordado libro. Fue un activo, fervoroso miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que aun a esta altura de los siglos debe seguir en ese combate. Por lo mismo, contribuyó al grupo de diarios América, que reunió a medios cultores de la libertad de información y de la institucionalidad democrática.
En todas esas andanzas de la vida nos encontramos una y otra vez. Siempre el mismo, pese a las adversidades de salud que soportó en los últimos años. Deja en todos nosotros, quienes compartimos este largo medio siglo de vida latinoamericana, un grato recuerdo, amistoso y fraterno. También el respeto a quien supo mantener vivo el legado histórico de un diario con una impronta hecha de independencia, mirada hacia los horizontes de la cultura y un estilo de excelencia que, aun modernizado por los tiempos, jamás cayó en la vulgaridad comercialista que tanto amenaza hoy a los medios de comunicación.
La columna del expresidente de Uruguay fue publicada en el semanario digital uruguayo "Correo de los Viernes"