"Arréglense entre ustedes", dice la OEA
La reunión del Consejo Permanente de la OEA del lunes pasado duró tres horas y media. Colombia buscó, sin éxito, la mayoría del foro para convocar a una reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores que evaluara la crisis humanitaria en su frontera con Venezuela. El video completo de la sesión está en el sitio web de la OEA. Verlo en su totalidad es revelador de cómo funciona el multilateralismo en las Américas.
Para comenzar, la OEA no tiene un registro público de cómo votan los Estados. Hay que mirar el video y hacer palitos. Es por lo menos paradójico que una organización tan especializada en observación electoral tenga un pobre registro de sus propias votaciones.
Más allá de eso, el multilateralismo hemisférico continúa poniendo un precio muy alto a la soberanía y la no intervención, y por lo tanto exhibe pocos instrumentos para discutir una crisis humanitaria en un ámbito diplomático. La reunión mostró la clara preocupación de varios gobiernos por lo que sucede en la frontera entre Colombia y Venezuela, pero también mostró el bajo interés en convertir un asunto bilateral en uno multilateral. Hablar de derechos humanos es hablar de política interna y de eso no se habla. Otros tienen interés en ampliar la discusión, pero no en la OEA sino en la Unasur.
Así las cosas, la OEA enfrenta serios desafíos. Es un organismo de escasos recursos y demasiados mandatos. Su presupuesto de 2014 fue el equivalente a trece días de subsidio al transporte argentino. Cinco de cada diez dólares que gasta la OEA son aportados por Estados Unidos y Canadá.
El voto del lunes mostró que el hemisferio es hoy un conglomerado de clubes regionales con patrones de comportamiento bastante predecibles. El núcleo duro del ALBA (Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela) se opuso a Colombia. Los países del Caribe asociados al ALBA se alinearon con Venezuela. Los países del Cafta, el acuerdo comercial entre América Central y EE. UU., votaron a favor de Colombia, con excepción de Nicaragua. Los tres países del Nafta votaron con Colombia. Los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) votaron todos a favor de Colombia. Finalmente, el Mercosur fue el bloque más dividido, con la Argentina y Brasil absteniéndose, Uruguay y Paraguay votando de manera positiva y Venezuela, claro, en contra. El clivaje entre nacionalismo antihegemónico e internacionalismo liberal se hizo muy claro.
Como era de esperar, Colombia no consiguió lo que buscaba en Washington. Quizá tampoco lo consiga en la Unasur. Mientras tanto, repitamos: arréglense entre ustedes.