Candidatos prematuros
Las razones que tuvo la Presidenta para ordenar la suspensión del acto que Moyano y D´Elía pensaban llevar a cabo en Plaza de Mayo, aparecen como insuficientes y hasta altamente sospechosas. Y así ha sido registrado tanto en las filas camioneras como en las del piqueterismo leal, ya que, si bien sus líderes son gente de sí rápido cuando la orden tiene el mismo origen que la guita que los mantiene gordos y contentos, ninguno de ellos se chupa el dedo. Porque, es cierto, hubiera sido impolítico y desagradable, pero más que todo, insólito, que los "estúpidos imberbes" de los 70, hoy tan bien representados por el matrimonio presidencial y algunas de sus principales espadas, hubieran autorizado un acto en el que se terminara dándoles palos a los rebeldes del nuevo siglo. Si es que, como cabía suponerlo, el acto no se hubiera podido llevar a cabo en medio de aquella paz hipnótica y alborozada que sabían establecer los fundadores del movimiento.
Pero en lo que no han reparado los que aceptaron las explicaciones de la Rosada, es en que la interdicción suprema que agostó el acto, provenía de alguien que, como se supo pocos días después, aspira a la reelección. Y que, vaya casualidad, también Hugo Moyano y Luis D´Elía, como han sabido expresarlo a los medios, pretenden que el 2011 los sorprenda cómodamente sentados en el sillón de Rivadavia. Por lo que el ucase presidencial bien pudo estar inspirado en el deseo de cortarles las piernas a las peregrinas ambiciones de estos dos candidatos, cuando es ella misma la que pretende quedarse hasta 2015, al costo que resulte la renovación diaria de su guardarropas. El Calafate aguanta y Olivos bien vale una misa, aunque la dé el cardenal Bergoglio.
Todo lo cual tiene su explicación dentro del más cartesiano de los razonamientos. Porque, por un lado, es más que natural que estos dos personajes, tanto el camionero como el piquetero, viendo el desempeño más reciente de los primeros mandatarios, hayan juzgado que la cosa es fácil, ya que todo se remite, finalmente, al atropello de las instituciones, el sojuzgamiento de los incordiosos medios rebeldes y el manejo a piacere de los fondos públicos. Vale decir, tareas para las que ellos están tan bien preparados como cualquiera, sin necesidad de haber cursado estudios y aún cuando requirieran de un vaso para hacer la o.
Pero lo que no tuvieron en cuenta -y ahí si demostraron que aún les falta un poco de calle- es que todas estas medidas que el Gobierno está llevando adelante, más de prepo que con buenas razones, y aún a riesgo de vulnerar las leyes y ofender el sentido común, exponiéndose, en consecuencia, a que si les fallan deban afrontar el exilio o la sórdida gayola, no podían tenerlos a ellos como destinatarios. Es decir que si algún día y ojalá que así sea, les tocara a ellos gobernar y representar al país ante el extranjero, con los méritos que todos les reconocen, no será, ni podía ser, a partir de 2011, sino tal vez más adelante. Acaso cuando el último Kirchner se haya extinguido o, acaso también, cuando ya no quede ni una moneda en las arcas nacionales.
"Maestro -dijo el reo de la corta de San Ignacio- la gente es injusta con Maradona. Porque a pesar de los disparates que dice y de lo mal que está dirigiendo a la selección, nadie parece tenerlo en cuenta para presidente de los argentinos.
© LA NACION
lanacionar