
Cartas de lectores: Lenguaje presidencial, Coco y Milei, cortesía
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Lenguaje presidencial
Como votante en última instancia de nuestro presidente, debo confesar mi estupor por su intolerancia y falta de respeto para con adversarios, periodistas y aun sus propios correligionarios. Nadie discute sus logros económicos en pos de encauzar una economía maltrecha tras muchos años de populismo y corrupción. Pero el lenguaje procaz y arrabalero no es ciertamente el mejor vehículo para lograr el ansiado reencuentro de los argentinos con los altos valores de la república.
Mario Benvenuto
DNI 6.009.552
Coco y Milei
Escuché lo que decía en el programa de Carlos Pagni el señor Eduardo “Coco” Oderigo, quien con lindísima humildad relataba la colosal obra de caridad que él y su grupo de Espartanos estaban realizando con aquellas personas sufrientes privadas de su libertad y en los distintos penales de nuestra tierra. Lo cierto es que, aun hasta sin quererlo, no podía dejar de compararlo con lo sucedido el día anterior en el tedeum clásico de nuestra fecha patria en la Catedral Metropolitana. Vimos allí la contracara de la imagen del ya célebre y bondadoso Coco. Solo observamos, tristemente, a un presidente de la Nación deslucido, sin siquiera colocada su escarapela y, para colmo de males, negando el saludo a la vicepresidente y al jefe de gobierno de la ciudad. Luego de ello, muchos de los que componen su claque de aplaudidores empezaron a justificarlo diciendo que él es así y que siempre ha sido disruptivo. En mi época, eso se llamaba ser maleducado, resentido y soberbio. Por otra parte, si es verdad que siempre fue así, pues que aprenda a comportarse como corresponde y que recuerde que no es más un panelista habilitado a decir lo que se le antoja. Es nada más y nada menos que un jefe de Estado. ¡Quizá Coco le pueda dar unas clases y recuperarlo como ha hecho ya con tantas personas!
Francisco García Santillán
fgs@abogadosgs.com.ar
Paka Paka libertario
Abominable transformación de los personajes de Paka Paka de comunistas castro-chavistas a promotores libertarios de Milton Friedman. Al menos deberían haberlo personificado con un héroe, por ejemplo Patoruzito (por la nobleza) o Isidorito, que es más transgresor y representa muy bien a los políticos por ser un gran veleta y estafador de la fe. Este cambio radical de su ideología no lo hace menos estúpido, ya se encargará la oposición de denostarlo. Tanto que hemos escuchado y rechazado durante años al populista Zamba por haber caído en el prohibitivo adoctrinamiento ideológico de los niños que nos resulta indigerible para quienes estamos alejados de las pasiones políticas.
Roberto Rubén Sánchez
DNI 8.634.022
Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad, símbolo por antonomasia de los Estados Unidos de Norteamérica, luce una placa de bronce en la que está grabado un poema de Emma Lazarus, escrito en 1883, titulado “El Nuevo Coloso”. En el poema se califica a la estatua de “Madre de los exiliados”, “faro… que brilla, dando la bienvenida para todo el mundo”. Termina diciendo: “¡Conservad, tierras antiguas, vuestra pompa legendaria!”, grita ella con labios silenciosos. “Dame a tus cansados, a tus pobres, vuestras masas apiñadas anhelando respirar libremente, los miserables desechos de tu rebosante orilla. Enviadme a estos sin hogar, azotados por la tempestad, ¡levanto mi lámpara junto a la puerta dorada!”.
Dadas las circunstancias, me parece conveniente que las autoridades estadounidenses tapen, espero que en forma provisoria, la referida placa, para no transmitir mensajes contradictorios.
Francisco A. López Lecube
DNI 5.416.639
Darín
A Ricardo Darín, ¡chapeau! Hombre honesto, trabajador, correcto, educado, siempre argentino, un señor. Reconocido mundialmente desde hace años ya y no desde hace tres, como algunos políticos actuales. Gracias Ricardo por tanto, aunque algunos lo llamen Ricardito despectivamente, muchos de nosotros, sus compatriotas, lo llamamos Ricardito por todo el cariño que supo ganarse y con el mayor de los respetos.
Patricia Connolly
DNI 5.333.461
Moreno Hueyo
Con el fallecimiento del doctor Guillermo Moreno Hueyo se va no solo un entrañable amigo y colega, sino también un caballero de una inclaudicable rectitud y un estilo que le granjeó el respeto y el afecto de todos quienes lo conocieron. Fiel a su estirpe política, que se entronca con los albores de la Unión Cívica Radical, militó toda su vida en este partido y ejerció con talento y honestidad diversas funciones públicas, en las que dejó la huella de sus profundas convicciones republicanas. Tuve el privilegio de que fuera mi superior jerárquico cuando me desempeñé como subsecretario de Gobierno durante la gestión porteña de otro caballero como fue el doctor Enrique Olivera, quien sucedió al doctor Fernando de la Rúa, del que Guillermo fue un amigo leal y a quien defendió exitosamente cuando algunos correligionarios oportunistas pidieron su expulsión partidaria luego de su renuncia a la presidencia de la Nación.
Es triste comprobar que en los tiempos actuales la figura de Moreno Hueyo, con su porte de gran señor, su delicadeza, su bonhomía, su dignidad, pueda ser vista como una reliquia del pasado. Serían inimaginables en él la incitación al odio, la vulgaridad, las mudanzas de partidos al calor de las conveniencias momentáneas.
Aunque el gran público, quizás hoy no lo conozca, porque jamás buscó la popularidad a cualquier precio, el doctor Moreno Hueyo debería ser un ejemplo para la recuperación de valores cívicos, sin los cuales ninguna mejora circunstancial de la economía tendrá sustento duradero ni cimentará el progreso material y moral del país.
Jorge R. Enríquez
Exdiputado nacional
Presidente Justa Causa Asociación Civil
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