Cartas de lectores: Venezuela, baños de realidad, oro para el Conicet
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Venezuela
Una de las mejores noticias de este año que termina fue la elección de María Corina Machado como premio Nobel de La Paz. Venezuela ha sido sumamente castigada por el régimen chavista, que se ha enquistado en el poder, trayendo como consecuencia un gran sufrimiento al pueblo venezolano. Miles de familias diezmadas, cuyos integrantes han tenido que huir a distintas partes del mundo. En nuestro país he visto médicas trabajando de masajistas o ingenieros en petróleo subiendo y bajando muebles para una empresa de mudanzas. Es decir, muchos de ellos realizando trabajos muy por debajo de su preparación. Cada vez que he tenido la oportunidad de hablar con venezolanos que trabajan aquí y de preguntarles cómo los han recibido en nuestro país, me ha conmovido el agradecimiento que sienten hacia los argentinos, ya que les hemos abierto las puertas y aceptado en un acto de humanidad, cosa que no ha pasado igual en otros países en los que han sido rechazados.
El mundo ha reconocido la injusticia que sufre el pueblo venezolano en el reconocimiento a María Corina Machado como premio Nobel de La Paz.
Clara Díaz Bobillo
DNI 11.836.261
Baños de realidad
En referencia a los dos últimas editoriales de La Nación del 16 y 17 de diciembre, tituladas “Baños de realidad”, no puedo dejar de expresar una reflexión que a muchos argentinos nos duele profundamente. Duele, y mucho, constatar cuánto tiempo transcurrió mientras casi toda la dirigencia, el periodismo y buena parte de la sociedad daban por válido e incluso idolatraban el relato histórico mentiroso y dañino impuesto por el kirchnerismo. Un relato burdo, cuidadosamente construido como pantalla para encubrir saqueos, garantizar impunidad y compensar a la izquierda más radicalizada a cambio de su silencio y alineamiento político. En el camino, miles de militares, policías, sacerdotes y civiles fueron utilizados como chivos expiatorios, devorados por un circo judicial y mediático que prescindió de la verdad histórica, del debido proceso y de toda noción de justicia. Muchos murieron en prisión preventiva o tras años de persecución, sin condena firme y sin que el Estado les ofreciera reparación ni alivio alguno. Los editoriales citados describen con claridad las consecuencias de ese entramado ideológico y normativo. Frente a ello, la pregunta resulta inevitable: ¿qué más tiene que pasar para que el Estado ponga fin a esta farsa? ¿Hasta cuándo se seguirá eludiendo una revisión seria y valiente de lo ocurrido? ¿Se está esperando, acaso, que todos los perseguidos mueran para no tener que hacerse cargo?
Recuperar la verdad, la legalidad y la concordia no es una opción ideológica: es una condición indispensable para el futuro del país.
Rodrigo Alejandro Caro Figueroa
DNI 14.022.309
Oro para el Conicet
A decir verdad, de los múltiples Premios “Martín Fierro” que se otorgaron en seguidilla este año, el que más alegría y orgullo me dio fue el merecidísmo Oro que ganó el Conicet por su transmisión especial “Fondo del Mar”, que se llevó a cabo junto al Schmidt Ocean Institute, y se emitió a través de formatos digitales para el formato streaming. El objetivo de este ambicioso proyecto fue “acercar la ciencia al público” y “mostrar procesos de investigación científica en tiempo real”. Vaya si lo lograron. Todos fuimos privilegiados testigos de esa histórica campaña submarina que alcanzó 18 millones de visualizaciones y permitió descubrir la friolera de 40 nuevas especies marinas. En representación del enorme equipo de trabajo, recibieron el galardón Nadia Cerino, Emiliano Ocampo y Mariano Martínez. No lo podían creer. El Conicet fue una presencia distinta y prestigiosa en esa Feria de Vanidades en la que los egos de los demás ternados brillaban en todo su esplendor. Una clara muestra de lo importante que es apoyar la investigación, en pos del bien de la humanidad toda.
Irene Bianchi
DNI 6.688.332
Comisión de Trabajo
La reunión que se realizó en el Senado en la que quedó constituida la Comisión de Trabajo tuvo como protagonista a un exaltado José Mayans gritándole desubicadamente a Patricia Bullrich. El senador de la oposición está comenzando a tomar de su propia medicina y a aprender que el pez por la boca muere.
Oscar Edgardo García
osedgar@yahoo.com
Dios nunca se fue
Javier Cercas proclama “Dios no ha vuelto”, se explaya contra la Iglesia Católica y reivindica el “Dios ha muerto” de Nietzsche. Aclaremos. Dios no puede morir. O bien Dios no existe, o lo que proclamó Zaratustra fue la muerte de una imagen de Dios, propia del siglo XIX: un dios masculino, patriarcal, envuelto en las luchas de poder y de dinero. Puedo coincidir. La consciencia colectiva había llegado a comprender que “ese” dios no era más creíble y por eso debía morir.
Esa “ausencia” de Dios facilitó la emergencia de relatos totalizantes que aspiraron a sustituir la religión -como sostiene Cercas- pero no solo fracasaron: terminaron habilitando las mayores masacres de la historia durante el siglo pasado. Como sostuvo el psiquiatra junguiano Edward F. Edinger: “El siglo XX es el Sábado Santo de la historia”.
Pero al Sábado Santo le sigue el Domingo de Resurrección y lo que está renaciendo es la imagen de Dios. Somos las mujeres, como Rosalía y tantas más, las que la estamos anunciando una nueva imagen de Dios que incluye su parte femenina y materna, que recupera el símbolo de la antigua diosa, la Gran Madre, la Sophia ancestral que estaba junto a Dios “antes de la creación” (Prov. 8,22) y que se manifiesta en tantas apariciones de la Virgen, en especial la de Guadalupe -la Mujer del Apocalipsis-. Ella nos recuerda que Dios no ha muerto, porque nunca se fue. Solo su rostro materno quedó oculto por el patriarcado racionalista y ateo, al que parece adherir Cercas.
Cristina Miguens
DNI 10.463.412
Cuchillos, dagas, facones
Agradezco a Andrés Ramón Jacquelin el excelente artículo itulado “Cuchillos, dagas y facones” del 13 de diciembre, publicado en la sección Campo. Lo considero muy enriquecedor e instructivo sobre un elemento que aún hoy es imprescindible para el trabajo diario del hombre de campo. En la nota el autor define al gavilán del facón como “pieza metálica, bronce, alpaca, hierro, que con variadas formas de S o U protege la mano del usuario de sablazos del oponente ” (sic). Hay aquí una imprecisión que no empaña el artículo, pero amerita una aclaración: el gavilán del cuchillo (en especial del facón), es la parte de la hoja inmediata al cabo o mango. Es más grueso que el resto de la hoja y se utiliza para hachar, cortar madera y hasta cortar alambre cuando es de buen acero y temple, como eran los facones de pelea o los caroñeros que bien describe el autor. A los lectores que les interese el tema pueden consultar el vocabulario y refranero criollo de Tito Saubidet o las obras de Enrique Rapela, Justo P Saenz y Lopez Osornio.
César González Guerrico
DNI 11.675.918
En la Red Facebook
La marcha de la CGT contra la reforma laboral
“Por qué no se reúnen para reinventarse, pero para el lado de trabajar y crecer, sin tener que pensar en el político de turno”- Lore Pinta
“No solo la marcha fue masiva en todo el país, sino que (el Gobierno) sufrió una brutal derrota con lo del presupuesto”- Daniel González
“Entre ellos se pelean. Se les termina el curro”- Olga Sander



